Parques Nacionales encarga a arqueólogos la revisión de los 20 pecios localizados en Cíes
Cultura ya autorizó la prospección de los restos de navíos siniestrados, desde los romanos hasta hoy.
Alberto Otero / VIGO
Los fondos del Parque Nacional de las Islas Atlánticas pronto revelarán la historia que ocultan desde hace cientos de años. La dirección de este territorio protegido ha encargado a una empresa especializada en arqueología submarina el rastreo de sus aguas para comprobar la existencia y estado de conservación de los restos de los naufragios ocurridos desde la época romana hasta nuestros días. Los arqueólogos comenzarán la prospección por Cíes partiendo de una detallada documentación que identifica una veintena de pecios en esa área. La Consellería de Cultura ya ha dado las autorizaciones necesarias para el inicio de los trabajos, que abarcarán, en una segunda fase, los otros dos archipiélagos del parque, Ons y Sálvora.
"Se trata de poner en valor lo que hay sumergido y ayudar a protegerlo". Con este propósito, el director del Parque Nacional, José Antonio Fernández Bouzas, logró convencer a la Comisión Mixta -en la que está representada la Xunta- para iniciar la investigación subacuática de la mano de la empresa Archeonáutica, dirigida por el reputado arqueólogo Miguel San Claudio.
Esta compañía se encuentra en estos momentos volcada en los preparativos de la expedición, que pretende iniciar de inmediato. Bouzas ha dado la máxima prioridad a esta iniciativa, porque del resultado de esa prospección depende en gran medida la segunda parte de su proyecto: crear rutas subacuáticas que funcionen como reclamo turístico para los buceadores, como ocurre en otros parques nacionales de España y del resto del mundo. "Sabiendo lo que hay ahí abajo, también podremos determinar si algunos restos podrían exponerse en un museo, o por el contrario, hacer réplicas de lo que hay sumergido para exponerlas en un museo", razona.
Muchas incógnitas
Hay muchas incógnitas sobre la importancia de lo que yace bajo esas aguas. Sobre todo cuando se trata de pecios antiguos, en especial de galeones, ni siquiera los expertos reconocen qué hay de leyenda y de realidad en los supuestos tesoros que esconden. Sí que a lo largo de estos años se han producido hallazgos relevantes: desde anillos de oro hasta lingotes de metales nobles, y a escasa profundidad y muy cerca de la costa. "Y más que se ha sacado y que ahora decoran algunas casas", afirma Miguel San Claudio. La dirección del Parque no teme a los riesgos de divulgar la existencia y la localización de esos restos, es decir, el furtivismo arqueológico submarino. "Para ello están las leyes y extremaremos los controles sobre este tipo de buceo", añade Bouzas.
El informe elaborado por Archeonáutica remitido a Cultura reconoce que "se pueden ubicar yacimientos de interés arqueológico o patrimonial en el entorno del Parque Nacional, pero desconocemos actualmente cuál es su situación, tanto espacial en algunos casos como en lo que se refiere a su estado de conservación". A continuación se describen algunos de los restos más relevantes de los que constan en esa documentación:
- "Sto. Cristo de Maracaibo". Este galeón español de 40 cañones se hundió en noviembre de 1702 al sur de las Cíes, cerca del islote de Boeiro. Su supuesto tesoro fue motivo de varias expediciones, incluso extranjeras, como el realizado por John Potter y Rober Sténuit.
- "Júpiter". Sumergido desde diciembre de 1808 en la zona de Carrumeiro (Isla de San Martín, Cíes). Se trata de un navío británico de 50 cañones del que se han encontrado numerosos objetos.
- "Bonika". Pecio de un vapor de 1874 ubicado en el Bajo dos Forcados, en Cíes. Sus restos fueron descubiertos por el Grupo de Arqueología Submarina García Alén de Vigo.
- "Asturianne". Hundido en 1917 en los bajos de los Biduidos (Cíes). Este vapor francés transportaba lingotes de hierros de Avilés a Lisboa.
- "Samwater". Naufragó en enero de 1947 en Punta do Cabalo (Cíes). Este vapor de nacionalidad británica llevaba carga general desde Sidney hasta Liverpool. Sus tripulantes ya lo habían abandonado a 35 millas de Finisterre tras declararse un incendio a bordo.
- "Cabo de Plata". Un mercante español que se hundió en octubre de 1952 también en Punta Cabalo (Cíes). Cargaba tabaco, motores Perkins y jabón.
- "Polycommander". Este petrolero embarrancó frente a la playa de Figueiras en 1970 provocando una marea negra en la ría.
- "Barsac". Vapor francés hundido en enero de 1940 en el bajo de A Galera, en la isla de Onza (archipiélago de Ons). Se han encontrados varios objetos de este buque, como su hélice.
- "Cíclope". Este remolcador de la Armada naufragó al sur de la isla de Onza en octubre de 1952, cuando se dirigía a la Escuela Naval de Marín.
- "General Mola". Este viejo submarino de la Armada española se estrelló el 23 de diciembre de 1959 contra la costa oeste de Ons tras romper el cable que lo mantenido enganchado a su remolcador. A pesar de que los colonos de la isla lo fueron desguazando poco a poco, todavía quedan restos en el fondo.
- "Nemesia". Este bergantín goleta encalló en febrero de 1879 frente a Sálvora después de que un temporal arrancase su velas y el timón.
- "María Vicenta". Naufragó en diciembre de 1907 en el área de Sálvora. En esta goleta viajaban seis personas, tres de ellas perecieron.
- "Juan Federico". Este queche español naufragó junto al islote de Noro (Sálvora) en diciembre de 1910. Transportaba pipas, barriles de vino, aguardiente, aceite y sacos de harina. Su tripulación logró sobrevivir.
- "Antonio Velázquez". Su naufragio está fechado en octubre de 1913 en Cabeceira Chica (Sálvora) a causa de un fuerte temporal.
EL PAIS
Una casa para la 'Pinta'
La Casa Carvajal de Baiona será rehabilitada para albergar el Museo de la Navegación y los archivos históricos de la localidad
PAULA GONZÁLEZ - Vigo - 30/04/2007
Cuatro salas temáticas ocuparán la Casa Carvajal de Baiona cuando el antiguo ayuntamiento se convierta en Museo de la Navegación. Una inversión de 550.000 euros permitirá rehabilitar el céntrico edificio para albergar parte del patrimonio que posee el Ayuntamiento de Baiona, y que actualmente está disperso en instituciones como el Archivo Histórico de Pontevedra, la Fundación Penzol de Vigo e incluso el Archivo de Simancas.El convenio que permitirá hacer realidad este museo lo han suscrito el Concello de Baiona, la Diputación de Pontevedra y Caixanova. La mayor cantidad la aportará el propio ayuntamiento, 238.000 euros, seguido por la Diputación, que hasta 2008 invertirá 238.000 euros en la rehabilitación de la Casa Carvajal. Caixanova pondrá otros 72.000 euros. Con este dinero podrán comprarse piezas a otras instituciones. El Ayuntamiento de Baiona se plantea ya adquirir algunas en el Archivo Histórico o el Museo Naval de Madrid, además de realizar facsímiles de documentos o piezas originales que no hayan podido conservarse.
La primera sala del museo se centrará en la navegación en Baiona. En este bloque temático se ubicarán representaciones históricas de los modelos de navíos empleados en Galicia desde que Colón partió rumbo a América y convirtió a Baiona en la primera localidad del mundo en conocer el Descubrimiento. La sala dos intentará ofrecer al visitante un pormenorizado resumen de las intensas relaciones entre América y Galicia tras la Arribada de la Pinta a Baiona.
La tercera mostrará retazos de la cultura cristiana occidental de finales del siglo XV a través de instrumentos náuticos de la época y paneles que explicarán las relaciones socioeconómicas y dinásticas de los reinos europeos de la época. También abordará las culturas taina, ciguaya y caribe, es decir, las culturas indianas que en el momento del Descubrimiento permanecían en la fase neolítica. Por último, la carabela Pinta será la protagonista absoluta de la cuarta sala temática del futuro museo. No en vano la Pinta arribó a Baiona en 1493 anunciando el Descubrimiento, y desde entonces se ha convertido en uno de los símbolos más preciados de la localidad.
La Casa Carvajal, según el arquitecto responsable del proyecto de rehabilitación, José Luis Domínguez, tiene una superficie en planta de más de 214 metros cuadrados, así como un jardín de algo más de 347. Domínguez pretende integrar esa zona ajardinada en el conjunto museístico, ya que actualmente es la zona más degradada del edificio.
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