| EIVISSA | PEDRO PRIETO
Dieciséis buzos embarcados en el `Buffel´ descienden todos los días durante 40 minutos al `Don Pedro´ para tratar de localizar bolsas de fuel, instalar válvulas y extraer el combustible. Los técnicos destacan que los trabajos que se llevan a cabo son «laboriosos pero eficaces»
Desde uno de los barcos que trabaja en el vaciado de los tanques del `Don Pedro´, situado justo en la `zona cero´ del hundimiento, sólo la intuición permite adivinar desde la superficie que cuarenta metros más abajo hay un mercante de más de 140 metros de eslora. El único indicio visual de la magnitud del suceso (el hundimiento registrado el pasado 11 de julio) es un tenue brillo de color blanco con la forma de un bote salvavidas. «Está amarrado al pecio. Si se soltasen las cuerdas, saldría disparado hacia arriba», aclara un marinero del `Buffel´, uno de los barcos que trabaja en el vaciado de los tanques de fuel del mercante.
Válvulas, mangueras y agujeros
El martes se terminó de vaciar uno de los depósitos de fuel y ayer se empezaron a instalar nuevas válvulas por el procedimiento del hot tapping, que consiste en realizar un agujero en la pared a la vez que se instala una válvula para luego conectarla a una bomba de succión.
A media mañana de ayer, dos submarinistas regresan a la superficie tras instalar una válvula en una pared del casco del `Don Pedro´. Enseguida, otra pareja inicia otra inmersión para instalar una nueva válvula.
Durante la jornada de ayer no estaba previsto empezar a extraer fuel de nuevo. La mar de fondo impedía hacerlo con comodidad, ya que la bomba debe conectarse a una manguera que va a parar a otro barco, el `Mediterranea IV´, cuya cercanía con el `Buffel´ en jornadas con oleaje puede provocar problemas. «No es necesario, podemos ir adelantando por otro lado», señala uno de los especialistas, que recuerda que aún quedan bastantes agujeros por practicar al casco y válvulas que poner. En el pequeño comedor del `Buffel´ se encuentran los planos del `Don Pedro´, donde los ocho agujeros que se han practicado hasta el momento están perfectamente señalizados. El trabajo de los técnicos es calcular dónde puede encontrarse el fuel, ya que tras agujerear algunos tanques, ha salido agua. La mayor parte del combustible -aunque es imposible saber cuánto queda y cuánto se escapó del barco en los primeros días- sigue allí. Calcular por dónde se ha metido y buscarlo «es un trabajo lento y laborioso, aunque el ritmo es bueno y los resultados, eficaces», señala uno de los especialistas. «Se podrían poner más buzos y más barcos, pero se molestarían unos a otros», indica.
Buzos `free lance´ en el `Buffel´
El `Buffel´ -también el `Jacomina´, que estuvo trabajando durante unos días con el `Don Pedro´ y ahora se encuentra en Argelia- es propiedad de un empresario holandés, Tom Jujin, que llegó a Eivissa hace tres décadas años para trabajar en el naufragio del `Cala d´Or´. Entonces, decidió quedarse a vivir en la isla. Su empresa se llama `Sea Salvage´ y ha sido contratada por Wijsmuller para estos trabajos en Eivissa.
Para llevarlos a cabo, Jujin cuenta con 16 submarinistas que proceden tanto de España como de Sudáfrica y Holanda. «La mayoría somos free lance», explica un buzo. Hace unas semanas, cada uno de ellos se encontraba en otros naufragios o instalando emisarios submarinos en otros lugares del mundo.
Para este trabajo pueden bajar hasta a 40 metros de profundidad, por lo que sus tiempos de inmersión se limitan a 40 minutos al día y otros 40 de descompresión. El barco cuenta con una cámara hiperbárica por si deciden efectuar la descompresión con oxígeno (suelen hacerlo de vez en cuando para `limpiar´ su cuerpo), o para casos de emergencia, aunque los tiempos de seguridad se respetan «a rajatabla».
Triple barrera anticontaminación
Durante la jornada de ayer, en las aguas más cercanas al `Don Pedro´ no había ninguna señal de contaminación. Pero no siempre es así. Los vaivenes del mar mueven los objetos que aún quedan dentro del mercante hundido y, de vez en cuando, salen «líquidos» al exterior. El día anterior, sin ir más lejos, se vio cómo un «reguero» salía del barco, emergía hacia la superficie y se dirigía hacia Platja d´en Bossa. Las barreras anticontaminantes situadas cerca de es Daus lo detuvieron, explica uno de los especialistas anticontaminación.
En la actualidad, se ha instalado una gran barrera anticontaminante de 800 metros y, dentro de ellas, dos barreras absorbentes de la misma longitud, lo que conforma una triple pared en el mar que impide que la mayor parte de la contaminación se disperse aún más. Dentro de ellas, trabajan tres embarcaciones de limpieza de la conselleria de Medio Ambiente. «Hacen una labor preventiva muy importante. Con las barreras y las barquitas, se logra que la contaminación que sale de esta zona sea mínima, aunque nada es perfecto», explica un técnico de Marina Mercante que supervisa los trabajos. |
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