lunes, noviembre 05, 2012

5 de Octubre de 2012

FARO DE VIGO

Un monarca entre olas

La relación de don Juan Carlos con la navegación a vela, una de sus mayores pasiones, estudiada a fondo por primera vez en un libro

07:29

REDACCIÓN - VIGO Aunque la vela es una de las mayores pasiones del rey Juan Carlos I desde su juventud, este aspecto de su personalidad no había sido estudiado hasta ahora. La laguna acaba de ser colmada por El rey y el mar, el primer libro consagrado a una afición del monarca que incluso le llevo a ser regatista olímpico en los Juegos de Múnich, en 1972.
Obra del periodista deportivo valenciano Ignacio Gómez-Zarzuela Ros, el libro lleva como subtítulo Juan Carlos I, historia de una pasión y cuenta con un prólogo escrito por el príncipe de Asturias. En sus páginas se repasa no sólo a la trayectoria náutica de don Juan Carlos sino también sus antecedentes. Porque la afición del rey por el mar es herencia de su abuelo, Alfonso XIII, que fue el introductor en España de la vela de competición, y, sobre todo, de su padre, el conde de Barcelona, quien, tras realizar sus primeros estudios en Madrid, ingresó en la Escuela Naval Militar.
Don Juan tuvo que interrumpir su formación en 1931 al tener que partir hacia el exilio tras la proclamación de la II República, pero la continuó en la británica Royal Navy. Tras la restauración de la monarquía fue nombrado almirante honorario de la Armada Española en 1978 y en 1988, cinco años antes de su muerte, fue ascendido a capitán general de la Armada Española.
El rey y el mar es una exhaustiva recopilación de textos, con más de un año de trabajo de investigación, y con imágenes y documentos de gran valor histórico, inéditos hasta ahora y procedentes de colecciones privadas, del archivo gráfico de la agencia Efe y del Museo Naval de Madrid. Los 250 documentos gráficos que incluye el libro han sido seleccionados tras un exhaustivo trabajo de investigación a partir de 2.400 fotografías relacionadas con la actividad marítima del rey.
El libro sigue un recorrido cronológico que se inicia en 1900, con los inicios de la práctica deportiva en España, y finaliza en 2011, año en el que se retiró el "Bribón", la embarcación patroneada por don Juan Carlos durante casi cuatro décadas.
La obra cuenta además con los testimonios directos de casi un centenar de personas que han conocido de primera mano la carrera náutica del monarca español.

Una afición que le brindó una "mala relación" con el presidente Aznar

Entre anécdotas y el relato de competiciones en regatas, en El rey y el mar se narra también con detalle la relación de don Juan Carlos con el general Franco, su participación en la Olimpiada de 1972 y la enorme importancia que han tenido sus decisiones para el desarrollo del deporte de la vela y de la industria náutica en España.
El libro también habla de la relación del rey con otros barcos. A principios de la década de 1980, cuando el rey decidió restaurar su fatigado yate Fortuna»en los astilleros de Mefasa en San Juan de Nieva, en Asturias.
El Fortuna había sido construido en EE UU, en los astilleros Palmer, a orillas del lago Michigan y fue un obsequio al monarca del entonces príncipe Fahd de Arabia Saudí.
La restauración del barco se prolongó entre 1980 y 1981 y fue benéfica para la comarca avilesina, ya que a raíz de ella comenzaron a salir de sus astilleros yates cada vez de mayor envergadura.
Ya en la década de 1990, el rey hizo construir también en los astilleros de Mefasa un nuevo yate, el "Fortuna II", que acabó generando una discordia que obligó a don Juan Carlos a renunciar a él. Básicamente, hay dos versiones. La primera indica que el financiero Mario Conde, que a través de Banesto controlaba los astilleros, pretendió regalárselo al rey. El por entonces jefe de su Casa, Sabino Fernández-Campo, se habría opuesto, lo que, según numerosas voces, contribuyó a su caída en desgracia. La segunda versión retrasa la renuncia hasta 1996, año de la llegada al poder de José María Aznar, quien sería su causante. Este sería también el origen de la mala relación entre el rey y Aznar, que dura hasta el día de hoy, según las fuentes consultadas por los autores.

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