En el
programa de radio Videodrome (Radio3) han tenido la magnífica idea de
deleitarnos, durante casi una hora completa, con un homenaje a uno de
los pequeños relatos que consagraron al literato Rudyard Kipling. Por supuesto,
no iba a quedarse sólo en nuestras mentes "El Libro de la Selva".
"El
hombre que pudo ser rey" (1888) es un relato que forma parte de la compilación que gira bajo el inquietante título de "The Phantom Rickshaw", y que John Huston adaptó a la Gran pantalla
con maestría junto a un par de actores de renombre como Michael Caine y Sean Connery (en ningún
otro papel ha estado mejor, opinión mía).
A pesar de
su escasa longitud, es un ejemplo clásico de la literatura de aventuras de fines
del s. XIX y que, curiosamente, también ha resultado ser un tanto controvertido
por la diferencia de sentimientos que despierta, al igual que el resto de la obra
de Kipling. Este hombre, que obtuvo galardones como el Nobel en 1907, es
tachado de fervoroso defensor del Imperialismo británico y su dominación sobre
sus colonias. Se suele coger algunos diálogos de esta obra para guarnecer tal
aserto: "dioses... no, somos ingleses, que viene a ser lo mismo."
Puede resultar que la Cultura es propia del hombre blanco occidental "iluminando hasta el último rincón de la tierra."
Puede resultar que la Cultura es propia del hombre blanco occidental "iluminando hasta el último rincón de la tierra."
Sin embargo,
no todo es blanco o negro como muchos gafapastas creen que es la mente y la hazaña
del hombre, ya que en este relato se critica el propio imperialismo británico y
su forma de administrar una colonia como fue su joya: La India. No es difícil
encontrarse con improperios hacia funcionarios, militares, etc., inútiles,
inhábiles o demasiado corruptos.
Los dos
protagonistas son dos divertidos pendencieros, aunque muy orgullosos de haber
servido a Su Graciosa Majestad y de ser británicos, y un guiño rebelde contra
esa estructura corrompida y anquilosada de la burocracia colonial, algo de lo
que adolecerían el 99% de las administraciones de territorios de ultramar, ya
ondearan banderas españolas, la Union Jack que la Tricolor o las del Reich.
Es una broma
aventurera que demuestra que cualquier hombre puede ser rey.
El programa
entrelaza extractos del relato y pequeños comentarios sobre la biografía de Kipling, con escenas de la película de Houston y
el acompañamiento musical de canciones (no sé si muy bien intercaladas) de Cat Stevens.
No os lo
perdáis.
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