viernes, marzo 01, 2013

1 de Marzo de 2013

MINUTO DIGITAL


POR - REDACCIÓN MADRID - PUBLICADO 28 FEBRERO, 2013


Desde el pasado mes de diciembre, la fragata ‘Méndez Núñez’ se encuentra desplegada en el Océano Índico en la Operación Atalanta de la UE de lucha contra la piratería. Además, la “Méndez Núñez” está ejerciendo como buque de mando de EUNAVFOR, la cuarta vez que España asume esta responsabilidad desde que se lanzó la operación a finales de 2008.


La fragata ‘Méndez Núñez’ de la Armada, que participa en la ‘Operación Atalanta de la UE’, ha abordado un buque de bandera india sospechoso de piratería, que había sido utilizado en dos ataques en el Golfo de Omán y que ya había sido abandonado por los piratas.

Según ha informado este jueves el Estado Mayor de la Defensa en un comunicado, el abordaje tuvo lugar a primera hora de la mañana, tras una noche de seguimiento por parte de la fragata española, en el marco de sus misiones en la operación europea contra la pirtaría. El buque abordado estaba en la lista de buques sospechosos de colaborar en actos de piratería.

En concreto, se tenía la sospecha de que el buque indio estaba relacionado con dos ataques ocurridos el pasado 15 de diciembre en aguas del golfo de Omán, contra los buques mercantes ‘Agistri’ y ‘Torm Kristina’. Desde dicho ataque, el ‘boum’ indio era vigilado por los buques de la fuerza naval europea, que ya lo habían abordado con anterioridad sin obtener unos resultados concluyentes.

El pasado día 26 el mercante salió del puerto de Bossasso, al norte de Somalia, siendo seguido por la fragata norteamericana ‘Nicholas’. Al llegar la noche le relevó la fragata ‘Méndez Núñez’, que continuó con el seguimiento encubierto del buque hasta que con las primeras luces del alba realizó el abordaje sobre el ‘Al-Hasan’.

En esta ocasión sí se obtuvo información relevante: el capitán del buque indio relató indio que su embarcación fue secuestrada por siete piratas a su salida del puerto de Bossasso, que los trasladó hasta el golfo de Omán donde realizaron el ataque sin éxito sobre los petroleros ‘Agistri’ y ‘Torm Kristina’. Posteriormente los piratas abandonaron el ‘boum’, que pudo continuar su camino hasta Kuwait.

Desde el pasado mes de diciembre, la fragata ‘Méndez Núñez’ se encuentra desplegada en el Océano Índico en la Operación Atalanta de la UE de lucha contra la piratería. Además, la “Méndez Núñez” está ejerciendo como buque de mando de EUNAVFOR, la cuarta vez que España asume esta responsabilidad desde que se lanzó la operación a finales de 2008.

LA VOZ DE GALICIA


Rey afirma que la situación económica hace ahora «inviable» la idea

ferrol / la voz 28 de febrero de 2013 11:13

La fragata Asturias, de la clase Baleares, se encuentra ya mucho más que cerca del desguace.

Es uno de los ocho barcos de guerra que acumula el Arsenal en distintos muelles -incluyendo dependencias de Navantia- a la espera de un final definitivo tras su baja de la Armada. En este caso concreto, no obstante, el alcalde de Ferrol, José Manuel Rey Varela, descartaba ayer que la administración local pueda asumir su conversión en museo por motivos económicos.

Y eso a pesar de que fueron los populares, ahora en el gobierno, los que pusieron en marcha la iniciativa cuando se encontraban en la oposición durante el anterior mandato.

Fue, en concreto, en el pleno de finales de noviembre del 2009 cuando el PP sacó adelante la moción para que la administración local solicitase la cesión de la Asturias para su conversión en un museo flotante que pudiese convertirse en un nuevo reclamo turístico de la ciudad. Lo logró con sus votos, los de IF, la abstención del PSOE y el rechazo de IU y BNG.

Cambio

Pero, como ya se ha señalado, la situación ha cambiado y, ahora, no se contempla esa opción.

Consultado al respecto, José Manuel Rey manifestó, en primer término, que los deberes se han hecho y se han establecido «contactos con el Ministerio de Defensa» sobre este particular.

Agregó que se hizo un estudio «del coste de puesta en servicio y de mantenimiento» de la antigua unidad de la Armada como museo flotante. Analizado ese gasto, en la «coyuntura actual» la materialización del proyecto resulta «inviable».

Tal y como publicó La Voz el pasado lunes, la Armada, por su parte, se encuentra «a la espera del desarrollo de la moción del pleno del Ayuntamiento de Ferrol: valoración económica y lugar de atraque, principalmente» para tomar decisiones sobre la fragata Asturias.

A falta de que se formalicen los trámites pertinentes, de las palabras del regidor se desprende que esa espera ya ha llegado a su fin y que la Asturias acabará -salvo giro imprevisto en el guion- siendo subastada para el desguace, concluyendo de este modo su existencia.

«Hemos estudiado los gastos y con la coyuntura actual resulta inviable»

José Manuel Rey

SER HISTORIA


El año 2013 nos regala una efeméride en mayúscula: el 425 aniversario del desastre de la Armada Invencible, un episodio clave de la historia española y europea que contiene todos los elementos de una gran historia: clímax heroico de una larga pugna marítima, militar, económica e ideológica entre Inglaterra y España, es éste un episodio con un mayúsculo e imperecedero atractivo

DAVID REVELLES SORIANO (Periodista) 28-02-2013

Y a pesar de ello, después de 25 años desde la gran efeméride, el 400 aniversario celebrado en 1988, la Gran Armada apenas ha ocupado un espacio entre las novedades bibliográficas españolas

Curiosamente, esa desmemoria no ha sido tal en el Reino Unido e Irlanda, donde la Invencible ha seguido teniendo en este último cuarto de siglo un interés capital entre investigadores y autores ingleses e irlandeses de renombre como Angus Konstam, Colin Martin, Geoffrey Parker o Ken Douglas.

Comandada por el Duque Medina Sidonia, la partida de la Armada de A Coruña el 21 de julio de 1588, solventados ya los problemas de avituallamiento y reparadas las naves maltrechas tras el temporal que dispersó la flota una vez hubo zarpado de Lisboa el 28 de mayo, era el pistoletazo de salida para el Gran Designio de Felipe II: asestar un golpe mortal en la Inglaterra Tudor. La estrategia estaba clara. El fin último de los 130 barcos que formaban "la mayor flota jamás vista desde la creación del mundo" era navegar por el Canal de la Mancha hasta encontrarse con el Ejército de Flandes, 27.000 veteranos comandados por el duque de Parma, Alejandro Farnesio. Escoltadas por la Gran Armada, las lanchas de desembarco harían entonces tierra en la playa de Kent y, desde ahí, en un movimiento de asalto fulgurante, pondría sitio a Londres.

Ese era el plan. Pero entonces entró en escena la flota inglesa para con barcos y capitanes célebres como el Revenge de Francis Drake o el Ark Royal de Charles Howard de Effingham evitarlo a toda costa. Desde el 31 de julio, día en el que la Gran Armada tomó contacto por primera vez con la flota inglesa cerca de Plymouth y en el que se perdió el Rosario y el San Salvador, hasta la última y definitiva batalla frente a Gravelinas, el 8 de agosto, la travesía de la flota creada por Felipe II protagonizó uno de los episodios marítimos más sobresalientes de la Historia. No faltaron otras escenas memorables como el duro combate el 2 de agosto frente a Portland Bill, la primera vez que la flota inglesa puso en práctica el ataque en línea, o el 7 de agosto, cuando ocho brulotes -navíos incendiados- lograron romper la formación de la Armada española y dispersarla.

Pero la aventura de la Felicísima Armada no había terminado. Entre retroceder al sur, al Canal de la Mancha, donde la flota inglesa les esperaba, y volver a España doblando Escocia e Irlanda, la segunda opción fue la que prevaleció. Fue a finales de agosto, tras dejar atrás los archipiélagos escoceses de las Orcadas y las Shetland, que Medina Sidonia convocó a sus capitanes para decidir qué ruta era la más segura en el retorno a España. La opinión fue contundente: que la Armada navegara hacia el sur, pero alejada de las peligrosas costas de Irlanda. No lo lograron.

Irlanda: escenario del desastre de la Armada

Porque el gran escenario de la tragedia -marítima y humana- de la Armada no fue el Canal de la Mancha ni los cañones ingleses, sino Irlanda. Entre septiembre y octubre de 1588 naufragaron 24 barcos y murieron más de 5.000 hombres en sus costas como consecuencia de los vientos huracanados que azotaron la antigua Hibernia y que salieron al paso de los bajeles de Felipe II en su desesperado retorno a España.

Recordatorio de ese infausto viaje de vuelta a casa son las historias cuyos protagonistas son los náufragos de la Invencible y que, aún hoy, siguen grabadas a fuego tanto en la toponimia como en la memoria local. De ahí que, aprovechando su 425 aniversario, visitar alguno de los evocadores paisajes irlandeses que fueron escenarios de los naufragios más relevantes es lo más cercano a pisar historia:

La tragedia de la 'Girona'

En la noche del 28 de octubre de 1588, la galeaza Girona, un navío de guerra de procedencia napolitana, se estrelló contra las rocas cercanas a la Calzada del Gigante, en el Ulster. A bordo iban más de 1.300 hombres y, entre ellos, Don Alonso de Leyva, Capitán General de la Caballería de Milán. Recalar en este hermoso lugar del Ulster es el mejor enclave para aproximarse a uno de los naufragios más trágicos de la Armada en Irlanda, una inmersión histórica que debe complementarse con una visita al Ulster Museum, en Belfast. Descubierta en 1967 por el arqueólogo marino Robert Sténuit, los cañones, armas y aparejos de la Girona pueden contemplarse en el museo, así como los tesoros que portaban los caballeros que iban a bordo: armas, botones de oro y plata, camafeos bizantinos de lapislázuli y perlas, anillos de oro y diamantes o medallas de órdenes de militares como las de Santiago o Alcántara...

Los últimos del 'Trinidad Valencera'

Para descubrir la aventura y la tragedia de La Trinidad Valencera nada como acercarse hasta el hermoso arenal de Kinnogae Bay, en la península de Inishowen, el lugar de su naufragio. Aunque para aproximarse a la desventura del barco y la de sus hombres lo mejor es visitar el Tower Museum, en Derry. Ahí, la vibrante exposición permanente An Armada Shipwreck-La Trinidad Valencera permite rememorar, a través centenares de objetos, cañones y armas recuperados del fondo mar por los arqueólogos marinos, la historia de este barco y su naufragio en Irlanda.

Las aventuras del capitán Cuéllar

El capitán Francisco de Cuéllar volvió a nacer el 21 de septiembre de 1588 cuando, sin saber nadar, sobrevivió al naufragio del Lavia, navío que junto a la Juliana y la Santa María de Visón se desintegró bajo las olas en la playa de Streedagh, muy cerca de la ciudad de Sligo. Poco podía imaginar este capitán que esa milagrosa salvación no sólo iba a ser el principio de una increíble aventura personal, sino también, a la postre, gracias a su pluma ágil y descriptiva, uno de los relatos más vívidos de las desventuras de los náufragos de la Gran Armada en Irlanda. Sin duda, seguir el relato de Cuéllar es la mejor guía turística para quedar prendado por los bellos paisajes de la zona, con joyas como el lago Glencar, la playa de Streedagh -el arenal donde naufragó el barco de Cuéllar-, las tranquilas aguas del Lough Melvin, la omnipresente presencia del monte Ben Bulben...

Spanish Point

Si hay una coordenada de la toponimia irlandesa que proclama a los cuatro vientos su vinculación con la Armada Invencible ésa es, sin duda, Spanish Point. Situada en el condado de Clare, no lejos de muy lejos de los conocidísimos acantilados de Moher y de la bella región conocida como The Burren, en esta localidad engastada entre hermosos parajes marinos late la tragedia de la Gran Armada. Y lo hace recordando los naufragios de los barcos San Esteban y el San Marcos. El primero, perteneciente a la escuadra de Guipúzcoa, encalló en los arrecifes de cercanos a Doonbeg, mientras que el galeónSan Marcos, de la escuadra de Portugal, se fue al fondo del mar junto a las rocas de la isla de Mutton.

Península de Dingle

El sur del condado de Kerry fue el último destino de varios barcos de la Armada, como el Trinidad y el San Juan de Fernando Horra. Recorrer la península de Dingle permite también descubrir los escenarios de las desventuras de otros barcos más afortunados y que lograron llegar a España, como el San Juan de Portugal, comandado por Juan Martínez de Recalde, y el San Juan Bautista, de Marcos de Aramburu.

ABC


JESÚS GARCÍA CALEROCALEROJE / MADRID

El emblema de combate del «San Ildefonso» acabó en el Museo Marítimo de Greenwich, y el escudo del «Príncipe de Asturias» en el Museo Naval


Las banderas gigantescas que ondearon en las enormes naves de labatalla de Trafalgar hoy son historia, tal vez solo textiles delicadamente envueltos en tisú, piezas de museo, pero antes fueron la gallardía y el coraje en un mundo en guerra. Esta es la pequeña historia de un par de ellas. sobre todo del emblema del «San Ildefonso», un navío que aquel día 21 de octubre de 1805 presentaba en la batalla 74 cañones y 669 almas. Había sido botado en Cartagena en 1785 y resultaba tan manejable y veloz que sirviría de prototipo a otros siete buques. De hecho, en Trafalgar iba en el grupo de exploración.

Tras la dureza del combate -seguida de una tempestad- sólo cuatro de las presas hechas por el inglés pudieron ser conducidas a Inglaterra: aquellos barcos eran el francés «Swiftsure», y los españoles «Bahama», «San Ildefonso», y «San Juan Nepomuceno». Cada barco que combatió aquel día está lleno de historias. Pero aquí miraremos las banderas de dos de ellos.

El Museo de Greenwich conserva una aguatinta publicada en el libro«The campaign of Trafalgar 1803-1805» de Canxton. El grabado muestra al «San Ildefonso» desarbolado y remolcado por el «HMS Defence». El buque de durante la batalla había registrado 34 muertos y 126 heridos. Después de su captura fue reutilizado por la Royal Navy bajo el nombre de «HMS San Ildefonso».

Como Nelson murió durante la batalla, algunas de las banderas de combate de los barcos apresados fueron desplegados después en laCatedral de Saint Paul. Bajo la cúpula del templo, asistieron a las honras fúnebres del héroe nacional que había logrado una victoria que cambiaría la hegemonía de los mares.

Después de muchas décadas en Saint Paul, la bandera del «San Ildefonso» fue llevada al Museo Marítimo de Greenwich. Allí no se expone por lo precario de su estado. Está envuelta en papel tisú, y en los últmos años solo se expuso y restauró con motivo del segundo centenario de la batalla.

El estandarte tiene cicatrices. Algunos de los muchos agujeros que presenta la tela han sido ocasionados por el tiempo, otros vienen de la batalla. Pero los más visibles son debidos a que sufrió desgarros por parte de desaprensivos que buscaban un souvenir de la batalla y arrancaron trozos con cuchillos y tijeras durante algún tiempo.

Puesta a salvo por fin, la enorme dimensión de la bandera aún nos habla de los combates de aquella era. Pero hay una tela hermana, en Madrid. Se encuentra en el Museo Naval y en ella se conserva el escudo de armas de Castilla y León, que llevaban los navíos de la Armada. Es otra bandera de Trafalgar, y perteneció al «Príncipe de Asturias», que era el buque insignia del teniente general de la Real Armada Federico Gravina y Napoli en el combate de Trafalgar, aquel 21 de octubre de 1805. Hecha con lanilla, también esta bandera está muy deteriorada y tiene faltas de tejido y se encuentra remendada, cosida sobre una red.

En este caso es de las banderas de popa, pues Gravina izó en Trafalgar en el tope mayor del «Príncipe de Asturias» la «insignia de preferencia cuadra» de las ordenanzas.

Son banderas hermanas, separadas por un océano de tiempo. Porque fue el «San Ildefonso» un navío español que, aunque apresado, logró antes «aliviar» al «Príncipe de Asturias» del terrible asedio al que le sometían, luchando bravamente.

Hoy solo ondean en la historia.

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