lunes, junio 03, 2013

3 de Junio de 2013

DEFENSA.COM


LUNES 03 DE JUNIO DE 2013 07:04

(defensa.com) El pasado viernes, en el Tercio de Armada de San Fernando (Cádiz), se recibía a los componentes de la Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina para el Líbano (FIMEX LH-XVIII), y a un Equipo de Control Aerotáctico de la Fuerza española en Afganistán (ASPFOR XXXII), tras finalizar su despliegue y participación en las operaciones “Libre Hidalgo” y “Romeo Alfa”, respectivamente. Con el repliegue de los cuarenta y cuatro infantes de Marina del Tercio de Armada que, durante seis meses, han formado parte de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL), la Armada ha puesto fin a casi siete años de presencia en el Líbano.

En septiembre de 2006, la Armada fue la primera en aportar efectivos a la participación española en la misión de Naciones Unidas en aquel país, desarrollada como consecuencia de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. Durante este periodo, casi 800 marinos, en su mayoría infantes de marina, han contribuido, junto con otras unidades del Ejército de Tierra y de otros países, a garantizar la paz y la seguridad en la zona tras el recrudecimiento del conflicto entre el Líbano e Israel en julio y agosto de 2006. Actualmente la Infantería de Marina mantiene todavía otro equipo similar desplegado en la provincia afgana de Badghis en apoyo a las operaciones en curso.

La Infantería de Marina en Líbano
En un principio, el Consejo de Seguridad creó la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) en marzo de 1978 para confirmar la retirada de Israel del Líbano, restaurar la paz y la seguridad internacionales y ayudar al Gobierno del Líbano para que restableciese su autoridad efectiva en la zona. 
Tras la crisis de julio y agosto de 2006, el Consejo aumentó los efectivos de la FPNUL y decidió que, además de su mandato original, la FPNUL supervisase el cese de las hostilidades; acompañase y apoyase a las Fuerzas Armadas del Líbano durante su despliegue en el Líbano Meridional; y extendiese su asistencia a ayudar a garantizar el acceso humanitario a las poblaciones civiles y el regreso voluntario y seguro de las personas desplazadas.
En septiembre de 2006, la Armada fue la primera en aportar efectivos a la participación española en la misión de Naciones Unidas en el Líbano, como consecuencia de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. 
La Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina para el Líbano (FIMEX-L), constituida sobre la base de un Batallón Reforzado de Desembarco, se alistó y desembarcó al sur del país en un corto espacio de tiempo. Tras solo quince días de preparación para el despliegue, la FIMEX-L desembarcó en las playas libanesas y apenas diez días más tarde se encontraba totalmente operativa. 
En el mes y medio que permaneció en la zona de operaciones, antes de ser relevados por la Legión, los infantes de Marina de la FIMEX-L recorrieron más de 120.000 kilómetros y realizado más de 540 patrullas. También se desarrollaron labores de ayuda humanitaria, como asistencia médica a la población civil y desactivación de artefactos sin explosionar.
Tras el repliegue de la FIMEX-L a territorio nacional, la Armada ha mantenido hasta hoy su presencia, casi de forma ininterrumpida, al sur de río Litani mediante la aportación de fuerzas al contingente español integrado en la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano.
Las primeras contribuciones de la Infantería de Marina se basaron en efectivos de Operaciones Especiales que se integraban en las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) de las distintas Brigadas para el Líbano (BRILIB). En torno a 70 boinas verdes de Infantería de Marina desplegarían con diversos cometidos entre los años 2007 y 2010 total, 
A partir de entonces, las siguientes aportaciones consistieron en un Subgrupo Táctico, denominado FIMEX LH, que se integró en las distintas BRILIB generadas por el Ejército de Tierra. La fuerza efectiva giraba en torno a 116 militares distribuidos en el Cuartel General de la Brigada (5), Plana Mayor del Grupo Táctico (1), un Grupo de Equipos de Desactivación de Explosivos (7), y una Compañía de Infantería de Marina (103). 
Desde noviembre del pasado año, se redujo el contingente para quedar constituido en una Sección de fusiles y personal integrado en el Cuartel General de la Brigada (44 militares).

LA PROVINCIA

Los asaltos aumentan en una zona con creciente actividad petrolífera

03.06.2013 | 00:21

A. O. El patrullero de la Armada española Rayo cumplirá en estas semanas con un recorrido a lo largo de la costa oeste africana, con la finalidad de reforzar la seguridad en la zona. El Buque de Acción Marítima, uno de los más modernos con los que cuenta el Estado, está de regreso a su base en el Arsenal de la capital grancanaria, tras participar en la operación Atalanta, diseñada para combatir la piratería en el Índico. Los asaltos en la costa de Somalia han sido objeto de preocupación para la comunidad internacional, pero no es el único punto en el que han proliferado los incidentes. El golfo de Guinea, que aglutina una creciente actividad de buques y plataformas petrolíferas (parte de los cuales realizan sus avituallamientos y reparaciones en el Puerto de La Luz), también es un área en el que se ha incrementado la inseguridad.

La Cámara Internacional de Comercio alertaba en su último informe sobre la piratería que el oeste africano ya se dibujaba como "la siguiente zona de alto riesgo". En el mismo documento, se recomendaba una acción coordinada de los estados para frenar una peligrosa tendencia: entre enero y marzo se contabilizaron 15 incidentes consumados, a los que hay que añadir los asaltos frustrados. Los piratas roban los grandes tanques de petróleo y secuestran a las tripulaciones, además de saquear equipos y materiales de los buques.

La propia Armada anunció el trayecto del Rayo, sobre el que los medios africanos dan cuenta en estos días. El moderno patrullero se encuentra estos días en Ciudad del Cabo, donde permanecerá hasta el 10 del presente mes. Entre medias, el buque tendrá dos días de puertas abiertas al público, como parte de su misión diplomática para estrechar lazos con la Armada sudafricana, una de las más dotadas del continente.

En su recorrido de vuelta a la capital grancanaria está previsto que haga escalas en los puertos de Namibia, Angola, Gabón, Nigeria, Costa de Marfil, Guinea, Senegal y Cabo Verde. Para cumplir con el mismo fin, y para "fortalecer la cooperación en seguridad marítima con las armadas africanas", según informó el digital Defence Web. Una cuestión, la seguridad, que en los últimos meses han puesto en peligro los piratas, con reiterados asaltos en el golfo.

El Rayo abandonó el Arsenal a comienzos de año para lo que se ha programado como una larga misión en el mar. En febrero partió de Cartagena para incorporarse a la operación Atalanta, diseñada por la comunidad internacional para combatir la piratería en las costas de Somalia y garantizar el tráfico marítimo en el nordeste africano. Durante su despliegue, el buque español escoltó a los buques del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) y prestó asistencia al mercante Royal Grace, cuya tripulación fue secuestrada por un grupo de asaltantes. En total, ha cumplido 85 patrullas antipiratería.

En la actualidad, el Rayo mantiene a cerca de 80 tripulantes a bordo que, cuando hayan regresado a Gran Canaria, a comienzos de julio, habrán pasado casi medio año en misiones en el océano. En su última escala, en Ciudad del Cabo, ha atraído la atención de las autoridades sudafricanas, que en la actualidad se plantean la adquisición de nuevos buques para su flota. La empresa española Navantia, empresa española que ha construido los Buques de Acción Marítima (BAM) de la Armada española, ya ha presentado al Gobierno de Sudáfrica información sobre los navíos que podría ofrecer, a la espera de que se abra el correspondiente proceso de licitación, según distintos medios de alcance nacional. Una delegación de la firma coincidiría estos días con la estancia del Rayo en el país.

El buque, junto al Tornado, el Meteoro y el Relámpago, conforman la flota de BAM destinados al Arsenal de la capital grancanaria. Una dotación que mejora sensiblemente las prestaciones de los antiguos patrulleros, de la clase Anaga, coloquialmente conocidos como los tacañones por el drástico recorte de presupuesto que sufrieron durante su construcción, en los años setenta y ochenta. Éstos se han retirado del servicio de forma progresiva. Uno de ellos, el Grosa, que cumplió 31 años de servicio, fue subastado en abril por 32.100 euros.








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