viernes, octubre 25, 2013

25 de Octubre de 2013

EL DIARIO MONTAÑÉS


Agencia EFE

Roses (Girona), 24 oct (EFE).- Una mina de 300 kilos de peso de la II Guerra Mundial, que un submarinista localizó a unos 150 kilómetros de la costa de Roses (Girona), ha sido hoy explosionada por efectivos de la Unidad de Buceadores de Medidas Contra Minas (MCM) de la Armada, en colaboración con la Guardia Civil.

Los 300 kilos de carga estaban en buen estado y esto ha provocado una gran explosión que ha levantado una inmensa columna de agua.

Pese a ello, la afectación en la flora y la fauna ha sido escasa, según los artificieros, que han destruido en los últimos años más de media docena de minas de iguales características en las costas de Sant Feliu de Guíxols, Port de la Selva, Palafrugell y Roses.

Según han informado fuentes de la Guardia Civil, este operativo se activó cuando un empleado de una empresa de trabajos submarinos localizó la mina, que se encontraba totalmente descubierta y en buen estado a unos doce metros de profundidad sobre un fondo de arena a unos 150 metros del espacio conocido como Cala Pelosa.

Una vez los agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil verificaron el hallazgo y determinaron que efectivamente se trataba de una mina de la II Guerra Mundial, se balizó el punto exacto de localización del artefacto.

Además, los agentes activaron el protocolo que seguir en estas situaciones y se alertó a la Armada española, que es la que tiene las competencias para destruir o inutilizar este tipo de explosivos.

Un total de cinco especialistas de la MCM, que tienen su base en Cartagena, han eliminado el proyectil, tras asegurar la playa y después de que los Mossos d'Esquadra y la Policía Local cortasen la circulación por tierra.

Los artificieros, apoyados por una embarcación semirrígida del GEAS, efectivos de los Tedax y la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, han explosionado la mina sobre las 13.05 horas. EFE

LEVANTE


El barco de arrastre Cap Prim Segon llegó a puerto con seis trozos del esqueleto de un rorcual común que debió medir unos 30 metros

25.10.2013 | 02:21

A. P. F. | XÀBIA El Cap Prim Segon llegó ayer al puerto de Xàbia con apenas 15 kilos de cigala. Pero llevaba a bordo un hallazgo extraordinario. Atrapó en sus redes seis fragmentos del esqueleto de una ballena que debió medir unos 30 metros. Allí, en la cubierta del arrastrero, estaban parte del cráneo, una mandíbula de unos 4 metros y varias vértebras. A los numerosos curiosos que acudieron al puerto les sorprendió el tamaño de estos trozos de osamenta. Entendieron por qué esta ballena, de la especie rorcual común, es el segundo animal más grande del planeta por detrás del rorcual azul.

Hace ahora un año el Cap Prim ya recuperó otras cinco piezas del esqueleto de un rorcual. Amadeu Ros, el patrón de este arrastrero, las guarda en su casa.

Este marinero explicó que el hallazgo de ayer se produjo cuando faenaban al nordeste del Cap de Sant Antoni y a unos 15 millas de la costa. Los huesos del cetáceo rompieron las redes. Este barco suele pescar entre 30 y 40 kilos de gamba y cigala. Ayer se quedó en la mitad.
La grúa del barco izó el cráneo ante el asombro de los curiosos. «Es enorme», comentaban. Luego los tres tripulantes del Cap Prim (Amadeu Ros, Batit Ros y Vicent Català) necesitaron ayuda para bajar a tierra el trozo de mandíbula. Lo hicieron a pulso.

No es la primera vez que un día cualquiera de pesca acaba para el Cap Prim con un hallazgo sorprendente. Este barco ha recuperado del fondo del mar restos del fuselaje de un avión alemán de la Segunda Guerra Mundial (otro pesquero de Xàbia, el Faro II, recogió en sus redes la carlinga). También ha enganchado con su aparejo ordenadores, hamacas y hasta un bolso que llevaba la documentación de su dueña. Pero, sin duda, la «captura» más increíble se produjo en 1991. El Cap Prim Primer, que también tenía de patrón a Amadeu Ros, atrapó en sus redes un submarino Galerna de la Armada española.

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