miércoles, mayo 14, 2014

14 de Mayo de 2014

ABC


Publicado por Esteban Villarejo el may 13, 2014

La Armada Española ha acogido con obvia satisfacción el anuncio, la semana pasada, de la construcción de dos buques de acción marítima (BAM) en los astilleros de Navantia en Ferrol y Cádiz.

Estos forman parte de una segunda fase del programa de los BAM, programa naval militar del cual la Armada ya cuenta con cuatro buques: «Relámpago», «Meteoro», «Tornado» y «Rayo», que vienen desempeñando desde agosto de 2012 las misiones contra la piratería en la operación «Atalanta» siempre que  España no ostente el mando de la misión (para esto sí se requiere una fragata F-100).

Estos patrulleros oceánicos, polivalentes y más económicos de mantener que las fragatas durante sus días en la mar, con una dotación que oscila entre 40 y 76 marinos, tienen el cometido de sustituir a los patrulleros construidos en la década de los 70 y 80 y que son los que mayoritariamente han causado baja en la Armada en estos últimos años de crisis.

 LA CLAVE INDUSTRIAL Y NAVAL PARA NAVANTIA: LAS FRAGATA F-110

Sin embargo, el meollo de la cuestión del futuro de la industria naval -en opinión de fuentes consultadas, militares y del sector naval- pasa por el éxito y la pronta definición de la fragata F-110, en cuyo diseño trabaja la Armada desde hace dos años, habiéndonos presentado el pasado mes de enero a los medios de comunicación una primera aproximación a sus capacidades y un concepto operativo a medio camino entre las fragatas F-100 «clase Álvaro de Bazán» y los BAM «clase Meteoro» (Ver «F-110: la fragata del futuro de la Armada española»).

¿Qué falta ahora? Pues obviamente que el Ministerio de Industria y el Ministerio de Defensa inicien los pasos para su ejecución (¿en 2015?) para que la Armada pueda contar con las primeras unidades de F-110 en torno al año 2022. Hay que recordar que las cinco fragatas F-110 proyectadas en los planes de la Armada -«un diseño para alta mar pero también para litoral», tal y como se nos explicó en aquella presentación- sustituirían a las seis fragatas F-80 de la «clase Santa María» que están en servicio en la Armada: «Santa María», «Victoria», «Numancia», «Reina Sofía», «Navarra» y «Canarias».

¿Por qué es importante definir ya la ejecución de las fragatas F-110?, preguntamos. «Para competir en el mercado internacional», nos explican. Es que este tipo de fragata F-110 podría ser idónea para sustituir a unas 62 fragatas o corbetas de clases similares a la F-80 española en los mercados navales militares. Y claro, toda exportación pasa por tener un producto contrastado y asignado en la propia Armada.

Otra respuesta nos dan, esta vez desde Navantia: «Es clave para sostener el I+D en la construcción naval española».

Otra fuente de la Armada nos apunta otro dato: Reino Unido tiene ya encauzada su futura fragata Tipo 26 que sustituirá a las Tipo 23. Sería una dura competidora en esos mercados internacionales que dentro de diez años demandarán, según lo proyectado en las necesidades estratégicas de sus respectivas Armadas, un relevo a sus fragatas ochenteras y noventeras. «En cuestión de construcción y exportación naval militar, la planificación es fundamental».

Durante un desayuno informativo del Clúster Marítimo Español -organización que engloba a empresas e instituciones del sector- preguntamos al secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, que si el reciente anuncio de los 2 nuevos BAM para la Armada Española podría retrasar el encargo de las futuras F-110. Su respuesta es clara: «Ambos proyectos no se mueven en el mismo calendario. La fragatas F-110 tienen un desarrollo más lento y, por lo tanto, su puesta en funcionamiento es vista más a futuro que los BAM».

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