miércoles, mayo 07, 2014

7 de Abril de 2014

INFODEFENSA


07/05/2014
(Infodefensa.com) G S, Madrid – La US Navy está interesada en la tecnología empleada por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) para el seguimiento de objetos en las profundidades del mar a través de sistemas no tripulados. En concreto, la fuerza naval norteamericana ha concedido una beca al Laboratorio de Vehículos Submarinos de la UPCT para participar en un experimento multinacional con vehículos autónomos submarinos que se inició este lunes en aguas portuguesas y concluirá el próximo día 25.

Este laboratorio, con apenas cuatro años de existencia y dirigido por los profesores Javier Gilabert y Antonio Guerrero, dispone de una flota complementaria de vehículos aéreos, de navegación y sumergibles para realizar rastreos submarinos. Estos sistemas no tripulados, explican desde la UPCT, les permite infinidad de investigaciones gracias a los múltiples sensores y aparatos de medida que se pueden implementar en sus diversos equipos.

Su conocimiento de estos sistemas no tripulados ha llevado a la Armada de EE UU a pagar la presencia de dos de sus científicos, Francisco López y el propio Javier Gilabert, como asesores técnicos en una investigación iniciada el pasado lunes y en la que, además de la UPCT participan universidades de Portugal, Noruega y EE UU, ha detallado a Infodefensa.com Antonio Guerrero.

El experimento tiene lugar en el océano Atlántico, al sur de Portugal –concretamente en Olhão, cerca de Faro–, y se centra en conocer más detalles de la vida del pez luna (Mola mola es su nombre científico), el pez óseo más pesado del mundo, “a través de sofisticados vehículos autónomos submarinos y aéreos con inteligencia artificial”.

Un vehículo cedido por la Armada Española

Los investigadores de la UPCT disponen de cuatro vehículos submarinos, con los que han adquirido el conocimiento que les permite participar en esta investigación. Uno de ellos es un sistema operado remotamente capaz de sumergirse a grandes profundidades manejado y alimentado mediante un cable umbilical de fibra óptica, por el que también transmite datos e imágenes de alta resolución en tiempo real. Otro es un vehículo autónomo submarino con hasta ocho horas de autonomía en las que se dedica a registrar distintos parámetros gracias a sus múltiples sensores y los enmarca en el momento y puntos de geolocalización donde fueron tomados.

El tercero es un mini ROV teleoperado que visualiza con gran detalle zonas de poca profundidad, y el tercero se trata de un vehículo cedido por la Armada Española “con tecnología de control diseñada por nosotros y en la que podemos cambiar e incorporar todo tipo de instrumentación gracias a su elevada capacidad de carga”, explica Antonio Guerrero.

Cada uno de estos sistemas puede realizar mediciones con radar, sonar de barrido lateral, batimetrías, captar imagen por ultrasonido y emplear sondas de perfilación de sonido y magnetómetros que sirven para distinguir los materiales presentes en el fondo marino. También cuentan con sensores de altimetría y profundímetros para medir la distancia a la superficie y al suelo marino, así como sistemas de transmisión para medir la distancia al barco o al puesto de control.

Los vehículos submarinos de la UPCT ya han sido utilizados para localizar y tomar imágenes de buques hundidos en las costas de Cartagena, y con ellos se han realizado diversos proyectos de investigación europeos y en colaboración con los ministerios de Defensa y Cultura.

En la exploración que están llevando a cabo en aguas portuguesas, denominada PERSISTS (Persistent autonomous aerial, surface and underwater vehicles tracking of sun fishse), se trata de conocer algo más sobre los peces luna, unos gigantes del mar de los que poco se sabe  a pesar de su tamaño –pueden llegar a medir hasta tres metros de longitud y pesar más de dos toneladas–. Además de financiar este proyecto con 87.650 dólares (en torno a 63.000 euros) –de los que 7.000 euros van directamente a pagar la estancia y el viaje de los dos investigadores españoles–, la US Navy cuenta con un observador siguiendo in situ la evolución del experimento.

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