EL PAÍS
El avión se precipitó al suelo a un kilómetro de la cabecera de pita y sin dar aviso de avería
Los datos técnicos del caza accidentado
MIGUEL GONZÁLEZ Madrid 9 JUN 2014 - 20:48 CET
El capitán Fernando Lluna Carrascosa, de 30 años, natural de Madrid, casado y con una hija, perdió ayer la vida al estrellarse un Eurofighter, el avión de combate más moderno con que cuenta el Ejército del Aire. El accidente se produjo alrededor de las dos de la tarde, cuando el caza regresaba a su base de Morón de la Frontera (Sevilla), tras haber realizado una misión rutinaria de policía aérea (scramble, en la terminología militar).
Fuentes militares precisaron que el avión se precipitó contra el suelo a menos de un kilómetro de la cabecera de pista, sin que el piloto, que tenía 600 horas de vuelo con este modelo, hubiese reportado emergencia y tampoco pudiera eyectarse (saltar en paracaídas).
La Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares se trasladó a Morón para indagar en las causas del siniestro y el juez de guardia, para levantar el cadáver.
El accidente de ayer es el tercero de un Eurofighter que se produce en España. El primer siniestro se produjo el 21 de noviembre de 2002, cuando un prototipo se averió en las proximidades de Belvis de la Jara (Toledo), mientras volaba a 15.000 metros de altitud. Los dos pilotos consiguieron saltar y resultaron ilesos, pero se perdió el aparato.
El 24 de agosto de 2010, un teniente coronel de Arabia Saudí que realizaba un curso de instrucción en la base de Morón falleció al estrellarse el aparato poco después de despegar. El comandante español que le acompañaba logró saltar.
El primer accidente se atribuyó a un fallo del motor del prototipo, que ni siquiera era el mismo que llevan los aviones de serie. El segundo obligó a revisar los sistemas de eyección de toda la flota. Lo sorprendente, según las fuentes consultadas, es que todos los accidentes graves que ha sufrido el Eurofighter se han registrado en España, a pesar de que otros países tienen más aparatos y vuelan más horas.
El Ejército del Aire español dispone de casi 50 aviones de ese modelo, mientras que Reino Unido posee unos 115; Alemania, 110, e Italia, 70. Los Eurofighter británicos intervinieron en el conflicto de Libia y en España constituyen la punta de lanza de la Fuerza Aérea. Están desplegados, además de en Morón, en la base de Los Llanos (Albacete).
El precio de cada Eurofighter oscila entre 60 y 80 millones de euros, según la versión. Sin embargo, si se divide el presupuesto total del programa entre el número de unidades, el coste puede ascender a 156 millones.
España se comprometió inicialmente a adquirir 87 aparatos por 9.254 millones, pero a finales de 2012 el coste previsto se había disparado hasta los 13.600 millones. Con el objetivo de reducirlo a 10.630 millones, pagaderos hasta 2030, Defensa recortó su pedido en 14 aparatos y pactó un aplazamiento en la entrega de otros 15. El problema es que el ministerio tendrá que pagar los 14 aviones sobrantes si no logra que un tercer país se los compre.
EL MUNDO
Una exposición repasa las aportaciones de la Medicina militar
La anestesia epidural o la vacunación internacional 'nacieron' en el Ejército
LAURA TARDÓNMadrid Actualizado: 10/06/2014 04:59 horas
Llevan 500 años auxiliando a heridos de guerra y atendiendo a civiles en misiones humanitarias y catástrofes como el terremoto de Lorca, en 2011. Cinco siglos de historia que han marcado la profesión sanitaria. Los médicos militares no sólo fueron los primeros en utilizar un equipo portátil de rayos X, también desarrollaron la primera campaña de vacunación a nivel internacional e inventaron la anestesia epidural. Una exposición recoge ahora algunos de estas aportaciones e imágenes de momentos que han quedado impresos gracias a una cámara.
Contribuciones como la de Fidel Pagés Miravé, médico militar español (1886-1923), que fue el primero que utilizó en 1921 la anestesia epidural, cuya técnica describió en la Revista Española de Cirugía y en la Revista de Sanidad Militar. "Estaba buscando un sistema de anestesia seguro y sencillo que no implicara deprimir la capacidad respiratoria del herido de forma que no fuera necesario el aparataje técnico pertinente", explica Manuel Guiote, General médico y General Jefe de la Brigada de Sanidad y comisario de la exposición. "Hasta entonces, las anestesias eran generales e implicaban tener que dormir al sujeto".
Es solo un ejemplo de las aportaciones que la sanidad militar española ha hecho a la ciencia y la medicina a lo largo de todos estos años de historia. A propósito de los premios Nobel, cabe reseñar entre los hitos de la Sanidad militar que el primer Premio Nobel de Medicina fue un médico militar: Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Se lo concedieron por sus estudios sobre Neurociencia. "Su 'Doctrina de la Neurona', según la cual estas conforman la estructura básica y funcional del sistema nervioso, es la piedra angular de todo el conocimiento en esta rama de la medicina", apunta Guiote.
Por primera vez, y con el objetivo de mostrarle al público las grandes hazañas de este cuerpo, Granada acoge, hasta marzo de 2015, la exposición Sanidad Militar española: Historia y aportación a la ciencia, organizada por el Ministerio de Defensa y el Consorcio Parque de las Ciencias de Granada.
La primera campaña de vacunación internacional, un verdadero hito en la historia de la medicina mundial, la lideró Francisco Javier Balmis (1753-1819), médico militar de la corte del rey Carlos IV. En 1803, siete años después del descubrimiento de la primera vacuna de la historia (la antivariólica, de manos del inglés Edward Jenner), el monarca, que había perdido un hijo por culpa de la viruela, le encargó a Balmis una expedición para erradicar esta enfermedad en las colonias españolas de América. "En algunos sitios causaba una mortalidad del 80% de la población", puntualiza el General médico. Al final, el objetivo no se limitó a América, sino que se extendió a todos los rincones del imperio español, desde La Coruña a China. "Dieron la vuelta al mundo vacunando a la población de la viruela".
Aunque la invención de la primera máquina portátil de rayos X ('obra del ingeniero Mónico Sánchez) no forma parte de los hitos de las Fuerzas Armadas, sí que fueron los médicos del cuerpo los primeros en usar este aparato. "Quedan muy pocos equipos de este tipo. Uno de ellos lo muestra la exposición de Granada", señala Guiote.
Lo que sí fue made in Fuerzas Armadas es el uso por primera vez del alcohol como antiséptico para limpiar las heridas en la Batalla de Granada. También en el campo de batalla se empezaron a emplear los primeros sistemas isotérmicos de transporte de sangre (para las transfusiones). Como explica Guiote, "mucha gente moría cuando se transfundía fuera del hospital. La sangre se degradaba por el calor". A Frederic Durán-Jordà, un médico británico de origen español, "se le ocurrió aprovechar camiones de transporte de pescado para llevar sangre sin que se estropeara".
Otra de las hazañas de las que el cuerpo de las Fuerzas Armadas se enorgullece es el estudio reglado de la cirugía. El cirujano militar Pedro Virgili i Bellverse creó en Cádiz en 1748 los Reales Colegios de Medicina y Cirugía, "uno de los hitos más trascendentales de la medicina militar", remarca Guiote. "Se adelantó más de 100 años al resto de instituciones civiles [...] Hasta entonces, la cirugía se aprendía junto a otros cirujanos sin formación reglada, por conocimientos empíricos".
En estos colegios, los alumnos estaban internos, con disciplina militar, muchas horas de disección y libros de texto modernos. La formación tenía una duración de seis años de carrera, más dos años embarcados. Vista la experiencia, en 1760 se fundó un nuevo Colegio de Medicina en Barcelona, seguido de otros en Madrid, Santiago, o Salamanca, gérmenes todos ellos de las Facultades de Medicina creadas en 1843. También la especialidad de Cirugía Maxilofacial en España le debe su existencia a un médico de la Armada, Bernardino Landete.
Algunas de las piezas más representativas de esta exposición están relacionadas con los nuevos equipos de telemedicina, "muy útiles para transmitir datos médicos desde una situación como Afganistán", comenta el General militar. En este tipo de escenarios "no puede haber especialistas de todo y esta herramienta facilita asesoramiento sobre el diagnóstico e indicaciones".
Además, se puede ver una reproducción a tamaño natural de una tienda del primer hospital de campaña, fundado por la reina Isabel la Católica.
Para continuar con su listado de aportaciones, en la actualidad Sanidad militar apuesta por volver a usar el autogiro sanitario (ambulancia aérea, inventada por Juan de la Cierva Codorniú) para atender a los heridos en conflictos armados. "Permite aterrizar en sitios más reducidos, el mantenimiento del aparato es más sencillo y lo puede hacer el propio piloto", apunta el experto militar.
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