martes, septiembre 16, 2014

16 de Septiembre de 2014

ABC


ESTEBAN VILLAREJO / MADRID

Día 16/09/2014 - 09.36h

La Armada ya está trabajando en el planeamiento de una nueva generación de buques más versátiles

Todavía en una «fase preliminar» de planificación y con el incierto escenario presupuestario que se cierne en próximos años sobre la Defensa, la Armada Española trabaja ya en la que será la próxima generación de buques: las fragatas F-110.

Se trata de un nuevo concepto de navío de guerra que tendrá como principal novedad el denominado «mástil integrado», donde se instalarán los sistemas de comunicaciones, radares, equipos de guerra electrónica y optrónicos. «El objetivo es evitar elementos giratorios», explican fuentes militares conocedoras del concepto operativo que la División de Planes de la Armada trasladará al astillero estatal Navantia cuando se tome la decisión política de desarrollar este proyecto militar.

Sustituir a las F-80 en 2022
Las fragatas F-110 tendrán un concepto operativo a medio camino entre los actuales Buques de Acción Marítima (94 metros de eslora y 2.670 toneladas de desplazamiento) y las modernas fragatas F-100 (147 m. y 5.800 Tn.), buques enfocados sobre todo a la lucha antiaérea.

De este modo, las F-110 operarán en escenarios de alta amenaza e intensidad formando grupos de combate en alta mar (como las F-100) o podrán actuar en solitario en zonas de baja intensidad cercanas a la costa (cualidad de los BAM).

Guerra asimétrica, seguridad marítima, proyección del poder naval, cooperación militar-civil, flexibilidad en el despliegue, propulsión híbrida y espacio para vehículos no tripulados son algunas de las características reveladas por la Armada. «Un diseño para alta mar, pero también para litoral».

Todo ello según los planes de la Armada, que ya avanzó en sus «líneas generales» de 2012 el planeamiento inicial de adquirir cinco unidades para sustituir a las seis de la clase «Santa María» (F-80), estando prevista su puesta en servicio entre 2022 y 2030.

Para cumplir con ese optimista calendario, dado el escenario económico actual, el Gobierno debería impulsar el proyecto en los dos próximos años. Hay que tener en cuenta que para construir un buque de semejantes características se necesitan aproximadamente siete años desde su aprobación en el Consejo de Ministros.

Fuentes de la industria naval española consideran «clave» el proyecto de las fragatas F-110, «dado su componente tecnológico e inversión en I+D+i».

El submarino S-80

Durante la construcción del submarino S-80 -el mayor proyecto de la industria militar española, presupuestado en 2.135 millones- se detectaron el pasado año, en una revisión técnica, desviaciones del 7 por ciento relacionadas con el balance de pesos, que requirieron nuevas pruebas para valorar el alcance de estas desviaciones. Tras la contratación de la consultora estadounidense Electric Boat, desde la Armada se dan por «superados» esos problemas, esperando recibir la primera unidad «a mediados de 2017 o 2018».

Además, el 1 de septiembre Navantia inició la gran carena del submarino Tramontana (S-74) para evitar que la Armada se quede sin al menos un submarino operativo hasta que se entregue el primer S-80.

Con un coste de 42,9 millones de euros, esta «revisión» permitirá alargar la vida del submarino Tramontana en otros cinco años. La flotilla de submarinos españoles está compuesta actualmente por, el Galerna, el Mistral y el citado Tramontana.

DIARIO DE JEREZ


La naviera española confía en lograrlo gracias a las opciones del contrato con Australia, donde es finalista

F. R. CÁDIZ | ACTUALIZADO 16.09.2014 - 09:42

La empresa española Navantia ha presentado una oferta para construir un buque de similares características al Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) Cantabria, pero para la Armada de Nueva Zelanda. 

Según confirmaron ayer a este periódico fuentes de la compañía, esta oferta se produce al calor de la aceptación que ha tenido en la Royal Australian Navy (RAN) el mencionado BAC y, como consecuencia de ello, Navantia es hoy día finalista para adjudicarse un contrato para la construcción de dos buques de ese tipo para la Armada australiana. 

Ahora, Navantia persigue la construcción de un buque, que al igual que en el caso australiano, de lograrse, se fabricaría íntegramente en España y, por lógica, en la Bahía de Cádiz, donde se construyó el Cantabria. De esta manera, a finales del pasado mes de julio, el Gobierno neozelandés dio el visto bueno a la Armada de Nueva Zelanda para sustituir a su buque de aprovisionamiento, el HMNZS Endeavour. Navantia, según confirmaron ayer, presentará un diseño parecido al BAC. 

El Cantabria, hay que recordar, permaneció al servicio de la Armada Australiana durante casi un año, y sirvió para que las autoridades militares australianas conocieran al detalle las capacidades de este buque. Confiados en ello, desde la empresa española de construcción naval esperan ahora que Nueva Zelanda siga el mismo patrón que Australia, que seleccionó a Navantia, junto al astillero coreano de Daewoo, como finalistas. 

Por el momento, se espera que sea a comienzos de 2015 cuando el Gobierno neozelandés convoque este concurso. La fase final de decisión no llegaría hasta mediados de 2016. 

Hay que recordar que, con Australia, el astillero de Navantia en Puerto Real sabrá antes de final de año si tiene la opción de aumentar su cartera de pedidos: antes de enero se conocerá a qué astillero adjudica la Armada de Australia el contrato para la construcción de dos unidades AOR (Auxiliary Oiler). Se trata de buques similares al Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) Cantabria, construido íntegramente en la Bahía de Cádiz en el año 2007. 

La Royal Australian Navy (RAN) decidirá en esas fechas a qué dique adjudica el contrato para dos de estas unidades. Los astilleros españoles, y en particular los gaditanos, partirían con algo más de ventaja ya que los buques AOR son prácticamente idénticos al BAC que construyó para la Armada Española el dique de Puerto Real; porque durante un año el Cantabria ha sido utilizado por la Marina Australiana para su estudio, conocimiento y preparación para la tropa; y porque ya existe relación entre la compañía española y Australia, con las lanchas de desembarco que construye Navantia San Fernando. 

Desde el comité de empresa del astillero puertorrealeño, su presidente, Ramón Linares, insistía en la importancia de lograr este contrato que, de conocerse a final de año, no se firmaría hasta aproximadamente junio. Con esos plazos, a finales del año 2015 podría comenzarse a trabajar en estas unidades para Australia. 

Estas operaciones comerciales llegan en un momento de intensa polémica en los astilleros de toda España, concretamente en el seno del principal sindicato del comité intercentros, CCOO, a raíz de la firma del nuevo convenio colectivo por parte de cuatro representantes cesados por ese sindicato.

CADENA SER


De los siete pecios que se investigarán, tres pertenecen a la Segunda Armada Invencible, que naufragaron por una tormenta

JAVIER TORRES   16-09-2014 - 08:35 CET

Durante esta semana, científicos europeos liderados por el CSIC, bucean en las aguas de la Costa de la Muerte, en Galicia, para estudiar el origen de la madera de los pecios y saber qué carga llevaban. 

Es arqueología. Es historia. Es investigación. Durante toda esta semana, en Galicia, un equipo de submarinistas bucea entre 7 pecios de la Costa de la Muerte, en Galicia con la intención de rescatar el secreto de que unos barcos se llevaron al fondo del mar.

Un equipo de investigadores internacionales, dirigidos por Ana Crespo del CSIC, trata de saber de dónde salió la madera con la que se construyeron aquellos barcos. Porque no está claro que los bosques de la península ibérica dieran abasto para tanta demanda como hubo hasta el siglo XIX.

Pero no sólo interesa determinar el origen de la madera. También estos científicos e historiadores de países como Portugal, Holanda o Reino Unido desean trazar un mapa de las rutas marítimas que siguieron esos y otros barcos que acabaron sus travesías en el fondo del mar gallego.

Porque frente a la Costa de la Muerte hay cientos de barcos hundidos. Esa era una zona peligrosa en una ruta obligada para hacer las Américas o para viajar a África.

La Unión Europea ha ofrecido 4 millones de euros para ayudar a la que es considerada como el proyecto más importante de estas características en el sur de Europa. Y, como dicen los autores del proyecto es "una tarea pionera en nuestro país".

En España, lo dicen los propios científicos, existe un gran desconocimiento sobre la propia historia marítima. Y en este sentido, este proyecto puede es fundamental.

Entre los barcos que van a ser explorados para lograr muestras de madera, posibles mercancías o material que pueda explicar los contenidos de sus cargas, tres de la llamada Segunda Armada Invencible, que fue derrotada por un temporal el 28 de octubre de 1596 y que perdió 25 barcos. La flota pretendía llegar a Irlanda para prestar su apoyo a la lucha de los católicos contra la Inglaterra protestante.

La investigación de esta semana es tan sólo un aperitivo porque el año que viene, el proyecto For Sea Discovery (que así se llama) tratará de bucear y explorar en otros 18 pecios.

Y todo ello en Galicia porque "con su ubicación en una de las líneas principales de comunicación que ha conocido la Historia, la Historia la coloca en uno de los primeros puestos mundiales en cuanto a la riqueza y variedad de su Patrimonio Cultural Subacuático".

Más de 1.500 naufragios de barcos españoles
La Armada española ha documentado 1.580 naufragios de barcos españoles desde 2011. La mitad en las costas españolas pero el papel histórico de España hace que se localicen también frente a las Islas Filipinas, Australia o Extremo Oriente. No todos esos pecios repartidos por medio mundo albergan en su interior algún tesoro como el que en 2007 descubrió y reclamó para sí la empresa estadounidense cazatesoros Odissey, procedente de la Fragata Infanta Mercedes y que sacó de su letargo al gobierno español.

España había firmado sólo dos años antes la Convención de la Unesco sobre el patrimonio subacuático que se había redactado en 2001 y que, básicamente, defiende que se conserven los yacimientos "in situ" y prohíbe su comercialización. El Odissey, además de una reclamación ante los tribunales, provocó la redacción de un Plan Nacional del Patrimonio subacuático que tiene como objetivo hacer un mapa de los "pecios" e investigar los que sean posibles, ya que su reflotamiento es muy costoso. Y eso a pesar de que sólo los barcos hundidos frente a las costas de Cádiz puedan albergar tesoros por valor de 25.000 millones de euros.

El último descubrimiento ha tenido lugar este año frente a las costas de Haití. Nada menos que la Santa María que llevó a Colón a descubrir América.

JOSÉ MARÍA PATIÑO

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