4 de octubre de 1914
En Francia
Nuestro embajador, el Marqués de Valtierra, deja unas interesantes manifestaciones sobre la neutralidad de España:
“Los sentimientos del Soberano y de la nación española hacia Francia son, exactamente, lo que he expresado al Presidente de la República en el discurso que le dirigí al presentarle en Burdeos mis credenciales. Bien que las simpatías que la gran mayoría de los españoles sean para Francia, la opinión de España se manifiesta a favor del sostenimiento de una estricta neutralidad, de la cual nuestro país, por su parte, no tiene ninguna razón de interés material en el quebrantamiento.
Aunque quisiera romper esa neutralidad por sentimiento, no está suficientemente preparada para mantener el propósito. Desde 1870, España ha sufrido rudas pruebas y una serie de guerras que la han impuesto grandes sacrificios. La guerra carlista, las duras campañas coloniales en Cuba y en Filipinas, la guerra con los Estados Unidos y, en fin, la expedición de Marruecos, donde hemos enviado hasta 30.000 hombres.
España, pues, no está dispuesta ni preparada para intervenir en una guerra europea. Ella no podría razonablemente lanzarse por razones puramente sentimentales. Ese es el punto de vista general de la opinión, y el gobierno y el Rey se conforman en absoluto, a pesar de las declaraciones de los leaders radicales, que pretenden que el sentimiento personal del Soberano sería de salir de la neutralidad, y eso no es así.”
Resulta curioso que las palabras del Embajador pusieran el grito en el cielo por sus referencias a los palos, indubitados, que el Reino ha sufrido en las continuas guerras acontecidas desde 1870. Se dice que da una imagen equivocada del país, cuando en mi opinión no estaba nada errado y que, no obstante, esa desastrosa carrera militar reciente fue uno de los pilares de la neutralidad y no la falta de objetivos en una guerra mundial.
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