Título original: «Omoide no Mânî». Japón. 2014. Anime; drama. 1 hora y 43 minutos. Dirección: Hiremasa Yonebayashi. Guión: Keiko Niwa, Masashi Ando e HIromasa Yonebayashi, adaptando la novela de Joan G. Robinson.
¿Qué es exactamente «El recuerdo de Marnie»? ¿Es una historia de fantasmas o de alucinaciones inducidas por unos recuerdos fijados en el subconsciente? No encuentro una sola respuesta. Solo sé que este filme cuenta con todos los elementos propios del Studio Ghibli como son la Naturaleza, la etapa infantil, el descubrimiento y la asimilación de los sentimientos más profundos e, incluso, la redención
Nunca es fácil encontrar el lugar que cada uno ocupa en el Universo. Muchos incluso abandonan este mundo sin haber alcanzado semejante convicción acerca de lo que les rodea, sobre todo a nivel íntimo y personal. En ocasiones es una tragedia que atenaza nuestras mentes desde la infancia; en otras, ya siendo adultos, se transforma en un estúpido recelo que nos impide valorar los lazos que nos sujetan a otros entes a través del amor, agradecer a esas otras personas que nos dan su cariño sin compromiso.
«El recuerdo de Marnie» es una película del Studio Ghibli que deja de lado las ideas narrativas nacidas dentro del seno del equipo. Es la adaptación de una novela occidental bajo el particular enfoque de estos genios de la animación, no resultando ser la primera vez que lo hacen, pues contamos con el ejemplo de «Las crónicas de Terramar», de Ursula K. Le Guin, cinta que, para el que suscribe, es la menos Ghibli de la filmografía visionada hasta la fecha.
Con un arte que nos hace recordar ciertos pasajes de «El viaje de Chihiro», «El recuerdo de Marnie» es un relato protagonizado por Anna, una chica huérfana un tanto asocial que se culpa de su desgracia sin llegar a darse cuenta de la suerte que tiene de que existan personas que se preocupan por ella y que la adoptaron. Un problema respiratorio apartará a Anna de la ciudad de Sapporo para pasar el verano en la casa de unos familiares de su madre adoptiva, a quien se niega a tratar como tal. Una vez instalada en su nueva habitación, Anna se sentirá atraída sin remedio hacia la mansión que se levanta al otro lado del humedal que se cubre con cada pleamar. Anna está convencida de que conoce, le resulta familiar, esa edificación que parece deshabitada, aunque en una segunda visita a sus alrededores le permitirá conocer a Marnie, una niña de su misma edad, de larga melena rubia y amplia sonrisa que es prácticamente una prisionera entre esos altos muros de piedra, abandonada por sus díscolos padres y a merced de una cruel servidumbre.
Marnie insistirá en que ambas sean amigas íntimas.
Las escenas nos permitirán ser testigos de una particular amistad entre las dos niñas, en una narración que recuerda en primera instancia a cierto relato de Ray Bradbury en el que se describe del encuentro entre dos entes separados por el tiempo. Pero, ¿qué es exactamente «El recuerdo de Marnie»? ¿Es una historia de fantasmas o de alucinaciones inducidas por recuerdos fijados en el subconsciente? No encuentro una sola respuesta (incluso puedo hacerme más preguntas), pues, en cierto momento, parece lo segundo, sobre todo cuando sabemos el origen de los ojos azules de Anna; pero es que hay otras personas que han visto a Marnie y saben de ella.
Llegado el clímax final no sorprende saber de la relación que une a ambas niñas más allá del lazo de amistad. Anna se da de bruces con ese resorte que le permite ubicarse en el mundo y apreciar los sentimientos propios y ajenos en un instante tan personal y hondo que emocionará al espectador ante una historia de amor más allá del plano físico y de descubrimiento de un pasado oculto.
Como Chihiro, Anna crece y madura en ese mundo de ensueño caminando junto a Marnie, venciendo sus miedos; pero quien espere una historia de fantasía al estilo que hizo reconocido al Studio Ghibli en Occidente perderá el tiempo al dejar caer el dvd en la bandeja del reproductor. Eso sí, cuenta con todos sus elementos propios como son la Naturaleza, la etapa infantil, el descubrimiento y asimilación de los sentimientos más profundos e, incluso, la redención; si se busca eso, «El recuerdo de Marnie» es un título con el que disfrutar de una hora y media de excelente cine de animación, desnudado de sobresaltos y tensión, pero con un gusto y refinamiento soberbios para una sencilla y bella trama.
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