Título original: «The Revenant». 2015. 2 h. y 36 min. Drama,
aventura. EEUU, Hong Kong, Taiwan. Dirección: Alejandro G. Iñárritu. Guión:
Mark L. Smith, Alejandro G. Iñárritu. Elenco: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy,
Will Poulter
Alejando Iñárritu reduce sus personajes a un estado primitivo, por eso apenas se dan diálogos y gruñidos guturales. Más allá de demostrar su talento con los encuadres humanos y naturales, no aporta nada con esta cinta
A aquellos que no hemos vivido determinadas experiencias, contemplado ciertos horizontes o conocido señalados comportamientos humanos, nos cuesta mucho imaginárnoslos cuando son descritos en las páginas de una novela. Aunque la imaginación es el mejor juguete del mundo, no es menos cierto que se compone de piezas presentadas por nuestros diferentes sentidos, testigos inconscientes de todo aquello que acontece a nuestro alrededor. Podemos hacernos una idea aproximada de cómo era la vida a comienzos del s. XIX en las inhóspitas y salvajes fronteras norteamericanas con ayuda de la Historia, a qué se enfrentaban aventureros anónimos sin nada que perder salvo la vida, enfrentados a la cruenta Naturaleza, siempre dispuesta a devorarlos como si de Cronos con sus hijos se tratara. Un trance en el que los hombres veían cómo los milenios que les separaban de aquellos que poblaban las cavernas se reducían a cero, pues, ¿qué diferencia existe en la supervivencia extrema en cuanto a peligro y sufrimiento?
Alejando Iñárritu hace especial hincapié en llevar al espectador hasta valles helados y frondosos bosques de coníferas donde todo el letal y, a la par, evocadoramente hermoso hasta el punto de cortar la respiración; reduce sus personajes a un estado primitivo, por eso apenas se dan diálogos y gruñidos guturales. Sin embargo, amigo Iñárritu, aquí estoy viendo un plagio de «Gravity» de Cuarón, con todo lo malo que ya relacioné en su momento; me ha costado una enormidad mantener los ojos abiertos durante las más de dos horas que dura la cinta y la historia de venganza es igual de simple que la propia supervivencia. Están muy bien esos incisos alucionatorios y traumáticos que sufre el personaje principal — el cual, qué suerte la suya, parece que nunca sufre de hipotermia severa o se queda sin dedos por congelación— y la búsqueda de la hija del jefe indio masacrando primero y preguntando después, pero tal y como se presenta el relato es en excesivo magro y nada aporta si nos hemos aficionado a los distintos y hasta cansinos docurealities de supervivencia y otros filmados en Alaska, aunque sin ataque brutal por parte de plantígrado alguno (para aquellos chistosos, dudo mucho que Leonardo di Caprio resulte violado por una hembra de oso, a no ser que fuera una de sus fans disfrazada).
Técnicamente es excelente. Llega incluso a transmitir el frío reinante, pues sentía las piernas heladas. Aunque no entiendo cómo Iñárritu permitió que en tanto planos la lente de la cámara se empañara con el aliento de los actores o se siguiera filmando con gotas de sangre resbalando por el objetivo.
Más allá de demostrar su talento con los encuadres humanos y naturales, Iñárritu no aporta nada con esta cinta.
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