¿Hasta dónde se nos podría manipular por medio de la tecnología?
En 1969 comenzó a circular la teoría de la conspiración que niega la llegada del ser humano a la Luna. Mitad exceso de aburrimiento y escepticismo, mitad campaña de desprestigio y desinformación, la idea de que todas las imágenes del alunizaje fueron un montaje cinematográfica nació casi al mismo tiempo. El polifacético Peter Hyams la debió escuchar en algún bareto y se quedó con la mosca tras la oreja; tanto es así que escribió un guión que no conseguiría vender por una razón muy simple: Hyams realizó la ronda por los despachos de las productoras en un momento en el que el pueblo llano estadounidense no recelaba del Gobierno federal y no concebía que alguna fuerza en la sombra pretendiera engañarlo. Ya sea por ingenuidad o por una visión exagerada de una supuesta honestidad política americana, ésta confianza se hizo añicos con el escándalo del Watergate. Aquellos micrófonos en ese hotel y la caída en desgracia del presidente Richard Nixon volvieron las tornas e Hyams pudo convencer a “los perros del dinero” y dirigir su primer gran éxito comercial en el cine, cuyo argumento no pone en duda los logros tecnológicos de la NASA ni el éxito de la misión del Apolo XI, sino que incide en la posibilidad de, sirviéndose de la tecnología del cine y de la televisión, hacer pasar una falsedad por verdad (pincha aquí para seguir leyendo)
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