VUELTA DEL VERANO
“LA voluntad de Dios por grillos tienes,
y escrita en el arena ley te humilla,
y por besarla, llegas a la orilla,
mar obediente, a fuerza de vaivenes.”
FRANCISCO DE QUEVEDO
SANTIAGO Y EL MAR
Manuel Maestro
El reciente verano, el velero ruso “Mir” se ha transformado en un barco literario, que ha recorrido durante una docena de días seis puertos españoles, en el que han viajado un grupo de escritores españoles rememorando la leyenda del traslado del cuerpo del apóstol Santiago a Galicia desde Cartagena, lo que nos trae una imagen tan marinera como desconocida del discípulo de Cristo.
Casi siempre imaginamos a Santiago espada en ristre, cabalgando a lomos de un corcel blanco; sin embargo Santiago, como su padre, era pescador. La tradición afirma que, tras la muerte de Jesús, el Apóstol vino a España; a donde, al menos hizo dos viajes por mar, uno vivo y otro muerto. El Mediterráneo y el Atlántico españoles se disputan la llegada del Santo a sus costas: en Cartagena mantienen que fue allí donde inició su viaje hasta Compostela, recordándolo con la iglesia que lleva su advocación, erigida en el puerto y barrio de Santa Lucía, junto a la que puede verse un gran letrero que dice: “Desde este lugar nació para España la luz del Evangelio”. Teoría confirmada por algunos historiadores que sostienen la tesis de que Cartagena es, también, la primera diócesis española, pues la fundó el mismísimo Santiago. La creencia mas generalizada, aunque quizá desde el punto de vista náutico menos verosímil, es la de que llegó al estrecho de Gibraltar, tras venir bordeando la costa africana del Mediterráneo, entró en el Atlántico, remontándolo costeando Portugal, para desembarcar en tierras gallegas.
Cuando muere Santiago, según cuenta la leyenda, su cuerpo decapitado vuelve a viajar a España, traído por sus discípulos en una barca sin velas ni timón; y poco mas se sabe del viaje, salvo que finalizó en la ría de Arosa, adonde según dicen los lugareños, llegaron sus restos en una barca de piedra, con la que se adentraron en la ría remontando el río Ulla, hasta llegar a Iria Flavia, hoy Padrón, población cuyo nombre viene de “pedrón” o piedra que se conserva a los pies del altar mayor de la iglesia parroquial, a la que quedó amarrada la nave a su arribo. Y no es esta la única nave pétrea relacionada con Santiago que se conserva por estos lares: en la cercana Mugía, enclavada en la ría de Camariñas, se levanta la ermita de Nuestra Señora de la Barca, erigida para conmemorar la tradición lugareña que mantiene que la Virgen llegó hasta allí, a bordo de una nave de piedra, para ayudar a Santiago en su apostolado. Como testimonio, a pocos metros de la iglesia, se encuentra una enorme roca, que la tradición mantiene formaba parte del navío en que viajó Nuestra Señora, hecho recordado por unos versos de Rosalía de Castro: “Bendita a Virxe da Barca/ bendita por sempre sea/ Miña Virxe milagrosa/ en que tantos se recrean.
Por estas costas se inician los auténticamente genuinos caminos de Santiago, pues son los que siguen la misma ruta que la del cuerpo del Apóstol, al ser trasladados tras su martirio. Como el que va desde la Ría de Arosa, y el río Ulla hasta Iria Flavia, donde enlaza con el camino portugués: tradición que ya se recogía en una moneda del siglo XII representando la barca apostólica con el cuerpo de Santiago. El Camino de Finisterre- Mugía, en plena Costa de la Muerte, pone colofón a la ruta Jacobea, siendo la única de las sendas que no tienen la meta en Santiago sino su origen. Prolongación que se ha convertido en un ritual para muchos peregrinos que desean llegar hasta el “Fin del Mundo”.
La mas famosa de las rutas marítimas seguidas por éstos es la conocida como Camino Inglés, que partiendo de La Coruña daba salida a los muchos fieles que llegaban a este puerto procedentes del norte europeo, y fundamentalmente de Inglaterra e Irlanda, de donde viajaban por mar. Era una vía más rápida y económica, que entrañaba peligros diferentes, como las condiciones de unas aguas bravías o los ataques de piratas, pero eran las alternativas a las fatigosas caminatas por tierra y los asaltos de bandoleros. De la devoción existente en aquellos tiempos en Inglaterra da idea el que, en la actualidad, existen allí más de cuatrocientas iglesias de origen medieval bajo la advocación del Apóstol. Las rutas por mar también partían de países nórdicos como Suecia o Finlandia, y también de otros como Alemania y Polonia que no solo llegaban a las costas gallegas sino a diversos puntos del Cantábrico, como Laredo, Santoña, Bilbao y Castro-Urdiales.
EN CELULOIDE Y EN PAPEL
Cuando el verano pega sus últimos coletazos, el cine nos trae a toda vela el mar y la aventura a bordo de “La carta esférica”: puesta en escena de la novela del mismo titulo de Arturo Pérez Reverte, que navega por las mismas aguas que lo hicieron los grandes como Conrad o Stevenson, para contarnos la historia de un tesoro perdido con todos los condimentos necesarios para entretener: intriga, peleas, romance. Todo acompañado de unas magníficas vistas de nuestros mares.
El celuloide también nos trajo, en fechas próximas a las vacaciones, el recuerdo de uno de sus grandes: John Wayne, de quien este año se conmemora el centenario de su nacimiento, figura por excelencia del cine bélico de la Segunda Guerra Mundial, en el que encarnó al marino en películas como “Primera Victoria”, al infante de marina en “Arenas Sangrientas” o al piloto naval en “Escrito Bajo el Sol”, no quedando fuera de su repertorio la figura del pirata en “Piratas del Mar Caribe.
En cuanto a libros, el otoño nos trae muchas novedades de libros del mar, de la que como es habitual presentamos una breve selección, no sin antes recordar a los escritores la convocatoria del “Premio de narraciones cortas. Relatos de la mar”, llevada a cabo por la Sociedad Artística Ferrolana (Apartado de Correos 339 Ferrol).
J.R. García Martínez; C. Castroviejo; A. Anca Alamillo
LOS ACORAZADOS ESPAÑOLES DE LA CLASE ESPAÑA O EL RESURGIR NAVAL HISPANO. (1912-1937)
Es difícil encontrar en la historia de nuestra Armada un periodo más degradante que el de la década posterior al Desastre de 1898. El prestigio de la Marina de Guerra, a la que se responsabilizaba de la catástrofe, era mínimo, llegándose a plantear en las Cortes su disolución. Tan sólo arbolaba el pabellón español un puñado de buques anticuados de dudosa capacidad combativa, languideciendo astilleros, arsenales y maestranzas. España, que vivió un formidable resurgir naval durante el reinado de Isabel II, había perdido la determinante iniciativa tecnológica. Para un responsable grupo de políticos, marinos y empresarios nacionales esta situación no podría prolongarse. El 8 de enero de 1908 se publicaba la Ley de Reorganización de los Servicios de la Armada (Maura-Ferrándiz), asentando ese vivificante cuerpo legal las bases de un programa de construcción de modernos buques de vanguardia, pudiendo afirmarse que aquella decisión fue el inequívoco punto de arranque del resurgimiento marítimo español. La Ley Maura-Ferrándiz entregó, entre otras muchas unidades de combate, tres acorazados monocalibre o Dreadnought que se erigieron en un gran desafío técnico. De manera simbólica esos navíos han sido conocidos como clase España, por ser aquel el nombre del cabeza de la serie (España, Alfonso XIII y Jaime I).
Guillermo Céspedes del Castillo
COLÓN EN EL MUNDO QUE LE TOCÓ VIVIR
Colón desempeñó una doble función en el acontecer mundial de finales del siglo XV y comienzos del XVI. El deslumbrante éxito inicial fue limitándose hasta quedar por debajo de sus expectativas. El cambio se debió a la ambición del personaje, deseoso de ejercer efectiva y simultáneamente sus recién ganados oficios de Almirante y de Virrey. Pudo dedicarse a su cargo en la Corte, a fundar y dirigir un gran arsenal o una escuela de navegantes, o a ser coordinador de un plan sitemático de exploraciones, estudios geográficos o cartográficos. Prefirió la acción y con ello arruinó su salud en un penosísimo cuarto viaje. Para el cargo de Virrey, Colón no tenía la necesaria preparación, pues carecía de la experiencia política y militar que recibían por entonces los miembros de la alta nobleza. Su protagonismo en la política comenzó cuando fue recibido por el monarca luso durante su arribada forzosa al puerto de Lisboa. Sus conversaciones originaron un grave conflicto entre Castilla y Portugal.Todo ello, sin embargo, no disminuyó la gloria de la singular epopeya de la que fue protagonista.
Juan Antonio Gómez Vizcaíno
ANTONIO BARCELÓ Y PONT DE LA TERRA. DE PATRÓN DE JABEQUE A TENIENTE GENERAL DE LA ARMADA. CORSARISMO Y OPERACIONES MARÍTIMAS EN EL MEDITERRÁNEO EN EL SIGLO XVIII
La apasionante vida del mallorquín Antonio Barceló y Pont de la Terra, que de patrón de jabeque-correo alcanzó el empleo de Teniente General de la Real Armada, es un caso singular ya que llegó a su primer empleo de oficial por gracia especial, atendiendo a sus méritos en combate. Sus tres expediciones a Argel, ostentando el mando de las dos últimas, y su intervención en el Gran Sitio de Gibraltar, son relatos completos y muy documentados que en esta obra se presentan. La especial devoción que dedicó a la Virgen del Carmen en Cartagena, constituye un notable precedente del patronazgo que años más tarde se declarará oficialmente en la Marina. Y finalmente encontraremos los abundantes textos que recogieron sus épicas actuaciones, influyendo en forma muy variada en los autores de la época.
Mariano Medina
LA MAR Y EL TIEMPO. METEOROLOGÍA NÁUTICA PARA AFICIONADOS, NAVEGACIÓN DEPORTIVA Y PESCADORES.
El agua de mar: el quilibrio térmico en los océanos; evaporización y condensación; el color en la superficie del mar; el estado del movimiento. Efectos del viento sobre la mar: el oleaje o estado del mar. El barco en una mar ondulada. Algunos factores meteorológicos: la presión; el viento sin componente norte; situaciones atmosféricas típicas del verano. La mar y el tiempo en el Cantábrico. La información meteorológica para la navegación.INDICE: Prólogo. El agua de mar. Efectos del viento sobre la mar. El barco en una mar ondulada.Algunos factores meteorológicos. Los mapas del tiempo. La mar y el tiempo en el Mediterráneo occidental. La mar y el tiempo en el Cantábrico. La información meteorológica para la navegación.
EL SELLO, LA MAR Y EL TEBEO
Marcelino González Fernández
Un tema que con el paso del tiempo ha sabido ganar por derecho propio un espacio en el campo de la cultura y una parcela en el mundo del arte, es el Tebeo, que también supo abrirse paso en todos los temas de la filatelia, entre ellos la mar.
Como es bien sabido, el tebeo es una narración realizada con dibujos o viñetas que incorporan textos con las voces de los personajes, ruidos ambientales, y explicaciones adicionales. Hay quien sitúa sus orígenes en pinturas rupestres, jeroglíficos egipcios, vidrieras de las catedrales, códices medievales o tapices antiguos. Pero las manifestaciones mas parecidas a los actuales tebeos surgieron a mediados del siglo XVIII, gozaron de popularidad en el XIX, fueron un fenómeno comercial y artístico al cambiar del XIX al XX, se afianzaron en el siglo XX, y alcanzaron el alto nivel que presentan al comienzo del XXI.
El nombre de Tebeo procede de la revista española T.B.O., que nació en el 1917 – hace 90 años - y llegó a alcanzar una gran popularidad. También recibe otros nombres como chiste o historieta, y cómic, palabra de claro origen extranjero que significa “cómico”, a pesar de que a veces los tebeos son narraciones muy serias.
El tebeo abrió su camino a través de generaciones, conquistó los gustos del público, en los años 60 y 70 del pasado siglo adquirió el estatuto de producto cultural, empezó a ser considerado como manifestación artística, y en los últimos años ha evolucionado a las actuales publicaciones gráficas de gran calidad artística y técnica, con temas dirigidos a todos los públicos. Surgen ferias del tebeo, y exposiciones de creadores, guionistas y dibujantes. Las colecciones y las reediciones de viejas tiradas están en auge. Las tiras cómicas y los chistes de una sola viñeta logran un gran protagonismo en periódicos y revistas de todo el mundo. Los dibujos animados alcanzan gran popularidad. Y se oyen eslóganes como: “Donde hoy hay un tebeo mañana habrá un libro”.
Los personajes del tebeo forman parte de nuestro acerbo cultural, y gozan de tanta popularidad como los protagonistas de novelas, cine o televisión. Aparecen en novelas gráficas y películas de dibujos animados, que con frecuencia superan en calidad a las obras de la literatura en que están basadas. Y en los últimos años, los sellos de correos de muchos países los han incorporado a sus galerías de personajes.
Alemania fue uno de los primeros países en emitir sellos de cuentos y fábulas, y pronto le siguieron otros que incluyeron en sus emisiones personajes de cuentos y héroes del tebeo, como Suecia en 1969, San Marino en 1970 y Bélgica en 1979, a los que se unieron los demás países. En estos sellos, la mar, los barcos y el ambiente marinero aparecen con cierta frecuencia, con personajes como el galo Asterix, el marino Popeye, el ratón Mikey, Tintín y su perro, Peter Pan y el capitán Garfio, y un largo etc.
España se unió a estas emisiones el 4 de mayo de 1995 con sendos sellos dedicados al Capitán Trueno y Carpanta. Desde entonces ha emitido sellos con personajes del tebeo, unos del “serio” (Capitán Trueno, Coyote, Guerrero del Antifaz, Jabato o Roberto Alcázar y Pedrín), y otros del de “humor” (Carpanta, hermanas Gilda, Mortadelo y Filemón, Rompetechos, Tribulete, familia Ulises, doña Urraca o hermanos Zipi y Zape), a los que se han unido sellos realizados en clave de humor para la “Correspondencia Epistolar Escolar”, “Para los Niños”, o dedicados a la juventud como el Capitán Alatriste.
En estos sellos españoles, la mar y los barcos hacen acto de presencia en casos aislados, de los que hay que destacar el minipliego de 16 sellos emitido en 2004 para “Correspondencia Epistolar Escolar. Cómics Juveniles, 2004”, dedicados a “Trazo de Tiza” de Miguel Anxo Prado, con la mar como tema principal. La mar también ha sido escenario de muchas de las aventuras de otros de los personajes antes citados, como el Capitán Trueno, el Jabato, el Guerrero del Antifaz, o el Capitán Alatriste.
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