lunes, julio 28, 2014

Tal día como hoy hace cien años en la Gran Guerra. 28 de julio de 1914. Estalla la guerra

28 de julio de 1914

Austria declara la guerra a Serbia.

El Diario Oficial del Imperio publicó este día la siguiente nota, firmada pro el ministro de Estado, conde Berchtold:

“No habiendo contestado el gobierno real de Serbia de un modo satisfactorio a la Nota que le entregara el ministro de Austria-Hungría con fecha del 23 de Julio de 1914, el gobierno imperial y real se ve obligado a defender por sí mismo sus derechos e intereses, recurriendo, para ello, a la fuerza de las armas. Austria-Hungría se considera, pues, desde este momento, en estado de guerra con Serbia.”

Además, este mismo día, el siguiente telegrama, escrito desde París, inunda las redacciones de los periódicos de todo el mundo:

“Según noticias transmitidas de Viena al Lokal Anzeiger, de Berlín, las tropas austro-húngaras han roto anoche las hostilidades contra Serbia, franqueando la frontera por diversos puntos y dirigiéndose el núcleo más considerable contra la ciudad de Mitrowitza, que fue ocupada casi sin resistencia.

Los invasores siguieron después avanzando y arrollando a los serbios en los  ligeros combates que con ellos sostuvieron, y a esta hora son dueños de todos los puntos estratégicos cuya ocupación consideraba necesaria el Estado Mayo austríaco como preliminar de la verdadera acción ofensiva.

Los serbios, para impedir el avance del enemigo han volando el puente Semlin, en el ferrocarril que une a ambos países.”

Siendo los primeros encuentros en el río Drina, el gobierno de Belgrado abandona la capital a su suerte, retirándose a Nisch.

De nada sirvieron las esperanzas de muchos depositados en el Emperador para que esta catástrofe, irremediable se viera por donde se viera, no se desencadenase aquel año.

Por su lado, sir Edward Grey, ministro de Estado de Gran Bretaña, abogaba por un acuerdo común sobre Serbia. Contando con la amenaza de Rusia de que no dejaría a su suerte al país que quería destrozar Austria-Hungría, Grey propuso rebajar las exigencias imperiales, dejándolo en un simple castigo diplomático que satisficiera a Viena. Por su lado, San Petersburgo, París y Roma estaban de acuerdo con Londres, más Berlín dudaba y ésta tuvo su oportunidad cuando el Zar ordenó la movilización de 700.000 efectivos, declarando la alerta nacional.

El resultado más directo de esta tensión fue el pánico que sembró los valores en cotización a lo largo del mundo. Los índices se desplomaron ante la urgencia de cientos de miles de inversores, así como de ciudadanos, que se agolpaban en bancos y entidades para obtener el valor metálico de sus billetes.

Por su parte, el reino de Italia, que formaba junto a Alemania y Austria-Hungría la Alianza Tríplice o Triple Alianza, dejaba sentado de que no participaría en la contienda que se estaba fraguando durante esos días. Roma tan solo tenía la obligación de prestar ayuda a sus aliadas si éstas resultaban ser agredidas, no si eran las agresoras.

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