FARO DE VIGO
El mar no es para los escoltas
Al menos tres atuneros vascos han tenido que cambiar de vigilantes por problemas de adaptación
Vivir a bordo de un atunero que realiza mareas de un mes y campañas de cuatro meses en el Índico no es fácil y algunos de los vigilantes de seguridad que los protegen desde hace semanas de los ataques piratas lo han comprobado. Como si se tratase de un show de telerrealidad, la convivencia, la incomunicación con el exterior y el monótono paisaje les han causado problemas de adaptación en al menos tres de los buques vascos que faenan en la zona hasta el punto de que los han abandonado.
NELI PILLADO - BAIONA El ritmo de vida cambia a bordo de un barco, especialmente si sus campañas duran meses. No hay horarios, la convivencia con los compañeros dura 24 horas al día y el paisaje siempre es el mismo. No todo el mundo lo soporta y los escoltas que protegen a los atuneros vascos de los ataques piratas lo han demostrado. Al menos tres de los buques han tenido que cambiar su equipo de seguridad debido a problemas de adaptación. Las empresas de vigilancia se han visto obligadas a enviar nuevos agentes al Alakrana, el más conocido de todos ellos por el fatídico secuestro que duró 47 días a partir del 2 de octubre, el Txori Toki y el Txori Gorri.
Cuatro hombres controlaban el entorno del atunero que vivió la mayor pesadilla de un buque español en aguas del Índico hasta el pasado domingo, día en que arribó a Port Victoria, en las islas Seychelles, después de realizar su primera marea de un mes tras el secuestro. Los tripulantes gallegos del buque aseguran que tres de ellos lo abandonaron en cuanto llegaron a tierra y volvieron a casa. La compañía contratada por la armadora Echebastar Fleet para la vigilancia los ha reemplazado por otros dos hombres, así que son tres los vigilantes que los acompañan en la marea que iniciaron el pasado jueves.
Los motivos del cambio son varios, según aseguran los marineros gallegos. "Eran cuatro, uno de ellos jefe de los demás. Los otros tres no se entendían con su superior y comenzaron los problemas", explican. Y es que, apuntan, resulta difícil habituarse a la vida en alta mar si no se está familiarizado con ella. "No tenemos horario. En tierra, trabajas tus ocho horas y te vas a tu casa. Aquí hacen turnos, pero no sales del trabajo en todo el día. Y la convivencia también es continua. Tendrían que entrenarse también para ello", bromean.
Respecto al trabajo de los vigilantes, los marineros no ponen pegas. "Ellos vigilaban todo el día y suponemos que si se nos acercasen los piratas, nos defenderían con profesionalidad. Para eso están entrenados, ¿no?".
Los problemas tampoco tuvieron su origen en el roce con la tripulación. "Con nosotros se llevaban bien. Comíamos juntos en el comedor, hablábamos....". Desde los otros dos atuneros de la armadora Inpesca argumentan circunstancias similares respecto al abandono de sus agentes de seguridad.
ARMADA ESPAÑOLA
martes, 05 de enero de 2010
La Navidad en la Isla de Alborán
El Destacamento lo componen un oficial, un suboficial, un cabo primero, cuatro soldados de Infantería de Marina y cuatro marineros
Las navidades en la Isla de Alborán no se viven de un modo diferente a cualquier otro día en la Isla. Se hacen las tareas rutinarias de mantenimientos y limpiezas que ocupan a sus once miembros la mañana entera y algunas tardes. Y además se deja tiempo para algo de deporte si el viento lo permite, alguna partida de ping-pong en el antiguo módulo de alojamiento, etc.
Dónde sí se nota la Navidad es en el menú, ya que se preparan unos entrantes con langostinos, jamón ibérico, queso y otros embutidos. En nochebuena comieron de plato principal solomillo en salsa a la pimienta y en Navidad bacalao al horno. No faltaron los dulces navideños y el brindis con Cava.
Los demás días, el Suboficial del Destacamento, Manuel Infante, que dicen es como la típica abuela que siempre te ve delgado, les brinda unos menús donde no ha faltado la paella de los sábados, la barbacoa de los domingos, huevos fritos con patatas, merluzas, berzas gaditanas, mucha fruta y mucha ensalada, todo con pan diario. Si sobra algo, hacen croquetas.
Las emociones durante estos días se viven más o menos como en una familia según nos cuenta el jefe del destacamento, TN López, “cada uno de nosotros hemos ‘adoptado’ una familia durante veinte días , a veces te enfadas y otras te diviertes pero, en general, juntamos fuerzas para avanzar en la convivencia”.
La particularidad, vivir veinte días sin coche, ruidos, atascos, dinero, aglomeraciones, etc., tan solo el cambiante tiempo del Mar de Alborán y una recién estrenada familia numerosa de diez personas con la que se comparten, como en todas, los buenos y malos momentos.
Los relevos se efectúan cada 20 días. El último ha sido el pasado día 30 en el que el TN López Navarro relevó con el TN Cervera Carcaño.
El mar no es para los escoltas
Al menos tres atuneros vascos han tenido que cambiar de vigilantes por problemas de adaptación
Vivir a bordo de un atunero que realiza mareas de un mes y campañas de cuatro meses en el Índico no es fácil y algunos de los vigilantes de seguridad que los protegen desde hace semanas de los ataques piratas lo han comprobado. Como si se tratase de un show de telerrealidad, la convivencia, la incomunicación con el exterior y el monótono paisaje les han causado problemas de adaptación en al menos tres de los buques vascos que faenan en la zona hasta el punto de que los han abandonado.
NELI PILLADO - BAIONA El ritmo de vida cambia a bordo de un barco, especialmente si sus campañas duran meses. No hay horarios, la convivencia con los compañeros dura 24 horas al día y el paisaje siempre es el mismo. No todo el mundo lo soporta y los escoltas que protegen a los atuneros vascos de los ataques piratas lo han demostrado. Al menos tres de los buques han tenido que cambiar su equipo de seguridad debido a problemas de adaptación. Las empresas de vigilancia se han visto obligadas a enviar nuevos agentes al Alakrana, el más conocido de todos ellos por el fatídico secuestro que duró 47 días a partir del 2 de octubre, el Txori Toki y el Txori Gorri.
Cuatro hombres controlaban el entorno del atunero que vivió la mayor pesadilla de un buque español en aguas del Índico hasta el pasado domingo, día en que arribó a Port Victoria, en las islas Seychelles, después de realizar su primera marea de un mes tras el secuestro. Los tripulantes gallegos del buque aseguran que tres de ellos lo abandonaron en cuanto llegaron a tierra y volvieron a casa. La compañía contratada por la armadora Echebastar Fleet para la vigilancia los ha reemplazado por otros dos hombres, así que son tres los vigilantes que los acompañan en la marea que iniciaron el pasado jueves.
Los motivos del cambio son varios, según aseguran los marineros gallegos. "Eran cuatro, uno de ellos jefe de los demás. Los otros tres no se entendían con su superior y comenzaron los problemas", explican. Y es que, apuntan, resulta difícil habituarse a la vida en alta mar si no se está familiarizado con ella. "No tenemos horario. En tierra, trabajas tus ocho horas y te vas a tu casa. Aquí hacen turnos, pero no sales del trabajo en todo el día. Y la convivencia también es continua. Tendrían que entrenarse también para ello", bromean.
Respecto al trabajo de los vigilantes, los marineros no ponen pegas. "Ellos vigilaban todo el día y suponemos que si se nos acercasen los piratas, nos defenderían con profesionalidad. Para eso están entrenados, ¿no?".
Los problemas tampoco tuvieron su origen en el roce con la tripulación. "Con nosotros se llevaban bien. Comíamos juntos en el comedor, hablábamos....". Desde los otros dos atuneros de la armadora Inpesca argumentan circunstancias similares respecto al abandono de sus agentes de seguridad.
ARMADA ESPAÑOLA
martes, 05 de enero de 2010
La Navidad en la Isla de Alborán
El Destacamento lo componen un oficial, un suboficial, un cabo primero, cuatro soldados de Infantería de Marina y cuatro marineros
Las navidades en la Isla de Alborán no se viven de un modo diferente a cualquier otro día en la Isla. Se hacen las tareas rutinarias de mantenimientos y limpiezas que ocupan a sus once miembros la mañana entera y algunas tardes. Y además se deja tiempo para algo de deporte si el viento lo permite, alguna partida de ping-pong en el antiguo módulo de alojamiento, etc.
Dónde sí se nota la Navidad es en el menú, ya que se preparan unos entrantes con langostinos, jamón ibérico, queso y otros embutidos. En nochebuena comieron de plato principal solomillo en salsa a la pimienta y en Navidad bacalao al horno. No faltaron los dulces navideños y el brindis con Cava.
Los demás días, el Suboficial del Destacamento, Manuel Infante, que dicen es como la típica abuela que siempre te ve delgado, les brinda unos menús donde no ha faltado la paella de los sábados, la barbacoa de los domingos, huevos fritos con patatas, merluzas, berzas gaditanas, mucha fruta y mucha ensalada, todo con pan diario. Si sobra algo, hacen croquetas.
Las emociones durante estos días se viven más o menos como en una familia según nos cuenta el jefe del destacamento, TN López, “cada uno de nosotros hemos ‘adoptado’ una familia durante veinte días , a veces te enfadas y otras te diviertes pero, en general, juntamos fuerzas para avanzar en la convivencia”.
La particularidad, vivir veinte días sin coche, ruidos, atascos, dinero, aglomeraciones, etc., tan solo el cambiante tiempo del Mar de Alborán y una recién estrenada familia numerosa de diez personas con la que se comparten, como en todas, los buenos y malos momentos.
Los relevos se efectúan cada 20 días. El último ha sido el pasado día 30 en el que el TN López Navarro relevó con el TN Cervera Carcaño.
2 comentarios:
Igual se pensaban los escoltas de en los atuneros ellos ivan de crucero,con fiesta y show a bordo,que falta de profesionalidad,luego critican a nuestro marinos profesionales.
Un saludo
Es que igual se creían que era como guardar una fábrica de colchones, qué sé yo. Sí, para que luego critiquen a la Armada...
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