Título original: “Doctor Strangelove or How I
learned to stop worrying and love the Bomb” RU 1964. 107 Min. Género: Comedia
/ Suspense. B/N. Director: Stanley Kubrick. Interpretación: Peter Sellers,
George C. Scott, Sterling Hayden.
"Convencido de que los
comunistas están contaminando a la nación americana, un general ordena, en un
acceso de locura, un ataque aéreo nuclear por sorpresa sobre la Unión
Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake (Peter Sellers) trata de averiguar
el código para detener el bombardeo. Para solucionar el problema, el presidente
de los EEUU (también interpretado por Sellers) se comunica con Moscú para
convencer al dirigente soviético de que el ataque es un estúpido error.
Mientras tanto, el asesor del presidente, un antiguo científico nazi, el Dr.
Strangelove (tercer papel de Sellers), confirma la existe de la “Máquina del
Juicio Final”, un dispositivo de represalia soviético capaz de acabar con la
humanidad para siempre.”
Aún me pregunto cómo demonios se
ha podido hacer una historia tan hilarante sobre un tema tan serio. Al parecer,
tras filmar “Lolita”, Kubrick se sentía bastante angustiado con el asunto de la
guerra termonuclear. Y razón no le faltaba, estaba viviendo los momentos más
calientes de la Guerra Fría. Se leyó una barbaridad de libros sobre el tema y
hasta compró los derechos de una novela (“Red Alert”) cuya trama se centraba en
un general que ordena un ataque nuclear por su cuenta. Quería hacer un thriller
militar, pero todo fue cambiando con la marcha de las páginas que iba
escribiendo de guión. Y es que cuando pones la película en el reproductor de
dvd, salvo por el tipo de letra de los títulos de crédito, te crees que vas a
ver un thriller sobre la amenaza nuclear. Pero si obviamos ese detalle, pronto
nos encontramos con otros: el propio capitán Mandrake, la secretaria del
general “Buck” Turgidson, ese propio general, los dichosos fluidos corporales,
el sombrero de vaquero del piloto del B-52, las llamadas telefónicas a Moscú
por el presidente de los EEUU que rivalizan con Miguel Gila o que el destino
del mundo dependa de una máquina expendedora de Coca Cola. O el mismo Dr.
Strangelove (¿Para qué querrá diez mujeres por cada hombre? xD).
Es una película bastante
inclasificable, en la que con un tema tan monstruoso, en varias ocasiones te
partes la jeta de tanto reír. Bueno, eso en mi caso, pero nadie me va a quitar
la razón de que o te gusta o la lanzas por la ventana. O te quedas justo en
medio. Es muy rara en sí, quizá porque tu cerebro no es capaz de interpretar la
amenaza nuclear en un tono de comedia o hilaridad.
Destaca por el realismo en
algunas fases, en cuanto al aspecto militar como la operatividad de la
tripulación del B-52 y las imágenes de la toma de la base rebelde, que no sé yo
si serán de unas maniobras (aunque no le voy a perdonar a Sterling Hayden,
veterano de la IIGM como agente OSS en Yugoslavia, que coja la ametralladora
Browning con tanto arte por el cañón después de disparar, con las manos
desnudas y que no le provoque unas quemaduras de tercer grado), y por reírse de
la estupidez humana, capaz de autodestruirse por cualquier pamplina. De mandar
todo a la mierda por una simpleza.
Creo que merece la pena verla y,
luego, juzgar por vosotros mismos. Solo dura una hora y media, ni un corto en
la India.
2 comentarios:
Kubrick siempre tuvo una visión original y desconcertante de los temas que plasmó en sus películas. Desde su genialidad todas ellas son obras maestras del cine. Quizás la realidad de la guerra fría no fue más descabellada que esta divertida y ácida película.
Un saludo
Tienes toda la razón, Isabel, :) Un saludo!
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