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Indonesia ha descartado la compra del buque tras la visita que giraron varios representantes de su gobierno al arsenal de Ferrol
20.05.13 - 00:59 -
JAVIER RODRÍGUEZ | CÁDIZ
El portaaviones 'Príncipe de Asturias' tiene varios pretendientes desde que la Armada española lo dio de baja de la flota el pasado febrero. En estos momentos se encuentra atracado en el arsenal de Ferrol, donde se tramita el expediente de liquidación y, al mismo tiempo, se sigue con las tareas de retirada de su material útil. Los planes que se habían previsto en un principio para el que ha sido la joya de la corona de la Armada española era su desguace; sin embargo, el Ministerio de Defensa ha abierto la mano a la posibilidad de su venta. Esta opción ha cobrado más fuerza en las últimas semanas, como ya anunció LA VOZ el pasado abril, ante el interés mostrado por la compra del buque por parte de países asiáticos y árabes. La Armada española ha confirmado que existen posibles compradores, aunque de momento no se ha concretado ninguna operación de venta.
Una delegación de la Marina de Indonesia se desplazó a finales de marzo hasta Ferrol para visitar el buque y conocer de cerca sus capacidades. Sin embargo, su Gobierno ha descartado la compra. La puja ahora está en manos de Filipinas. Si definitivamente da el paso de comprar, entraría en el selecto club de países que cuentan con barcos de estas características entre su flota. Sólo nueve gobiernos tienen portaaviones. Así, lo más cercano a Indonesia es China y Tailandia. Este último estado dispone de un portaaviones casi idéntico al 'Príncipe de Asturias'. Se construyó en Ferrol entre 1994 y 1996 y se entregó al gobierno tailandés en 1997.
La Armada española ha indicado que no hay programadas nuevas visitas similares a la realizada por los indonesios, aunque la puerta está abierta. En el caso de llevarse a cabo la venta a una de estas naciones, en el acuerdo de comercialización se podría incluir una necesaria modernización que se podría ejecutar en los astilleros de Navantia; lo que aportaría una importante carga de trabajo a la empresa. Precisamente el coste de esa reforma y el elevado gasto en mantenimiento del portaaviones fue lo que llevó a Defensa a declarar su baja. En febrero, el buque recaló en Ferrol, tras dejar su base de Rota, para retirar de su interior todos aquellos elementos que puedan reutilizarse. Si finalmente ningún país adquiere el portaaviones, su fin será la subasta, previa convocatoria pública, para ser desguazado como chatarra.
El Ministerio de Defensa sacaría un rédito económico con la operación de venta y, al mismo tiempo, supondría una salida digna para esta embarcación, que ha sido el buque insignia de la Armada durante más dos décadas. Defensa anunció el pasado 22 de noviembre la jubilación del buque tras 25 años de servicio, pero no desveló con claridad cuál sería su destino final, aunque en algunos foros se habló de desguace. Esta posibilidad, desde luego, no convence a los mandos y se apunta hacia opciones menos traumáticas.
El portaaviones abandonó el pasado 7 de febrero su base en Rota para dirigirse al Arsenal del Ferrol, donde se lleva a cabo su proceso de baja de las unidades de la Flota. La despedida del 'Príncipe de Asturias' se hizo con todos los honores durante una parada naval que contó con la presencia de Don Felipe y del ministro de Defensa, Pedro Morenés. En su cubierta tuvo lugar un acto militar y una exhibición de las aeronaves que han integrado su equipo táctico: helicópteros y aviones Harrie'.
El proceso de baja del portaaviones durará entre seis y nueve meses. La Armada confirmó recientemente a LA VOZ que el trámite de desmilitarización del barco se inició a primeros de año en la base de Rota y sigue ahora en el Arsenal del Ferrol. Las mismas fuentes destacaron que ya se han desmontado una serie de elementos, principalmente, los bienes de valor histórico, también el equipamiento para las operaciones de las aeronaves y los equipos de transmisión; así como munición y sistemas de combate. De forma previa, la Armada hizo un inventario del material del barco y, en estos momentos, se estudia la incorporación de algunas de sus piezas a otras unidades de la flota española. Este proceso de baja es similar al que se llevó a cabo en 2009 con dos fragatas de la clase Baleares (F-71), que fueron sustituidas por las nuevas F-100. La Armada no ha desguazado un barco en la última década y los buques que han dejado de prestar servicio se encuentran amarrados.
Reconstrucción del barco
La Armada insiste en que, una vez que culmine el proceso de baja, el portaaviones quedará listo para su enajenación, es decir, para la venta. Sin embargo, aclara que si durante el proceso de desarme hay un país interesado en su compra, se interrumpe de forma automática el desmontaje, con el fin de que el portaaviones no pierda toda su capacidad militar. Llegados a este punto, que es el que se persigue, se firmaría un convenio con el país interesado comprometiendo los trabajos de adaptación y remodelación con alguna industria española.
Es decir, la opción de compra incluye que la reconstrucción del barco para las nuevas necesidades del país comprador se haga en España. Así, Navantia, la empresa constructora de este buque, tiene estudios muy competitivos para la posible adaptación del barco a las necesidades de terceros países.
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