Título original: «The curse of the jade scorpion». 2001. EEUU. Comedia. 103 min. Dirección: Woody Allen. Guión: Woody Allen. Reparto: Woody Allen, Helen Hunt, Dan Aykroyd, Charlize Theron
Aire de relato pulp para una película de Woody Allen que solo persigue entretener sin exigir nada a cambio
Tras estrenar películas prescindibles que, aún así, centraron algunas atentas miradas de la Crítica, como «Acordes y desacuerdos», Woody Allen quiso darle un giro a su filmografía, dejando atrás la tragicomedia y profundizando en el humor sarcástico y sin ambiciones. Para ello tomó prestada de nuevo una época que conoce de anteriores producciones, los años 1940, y una tempestuosa y chispeante relación hombre-mujer para urdir una trama un tanto pulp con hipnotizadores de por medio que consiguen que los detectives de las compañías de seguros roben para ellos. La enjundia del asunto está en el binomio Woody Allen-Helen Hunt; el primero interpreta a CW Briggs, un, en apariencia, insignificante sabueso de una compañía de seguros, lenguaraz y con inventiva; la segunda hace lo propio como la señorita Fitzgerald, una altiva secretaria que amenaza el mundo de Briggs, desfasado y ordenado dentro de su caos. Los choques entre ambos serán continuos, lanzándose dardos envenenados, piedras, ¡bombas de quinientos kilos!, en cuanto hay ocasión, que es siempre, lo cual deja exhausto al Allen guionista, quien pierde el control sobre el libreto, habiendo sido de agradecer alguna mesura pues de la carcajada se pasa con facilidad al aborrecimiento.
El argumento no olvida elemento del, por aquella, en los años 1940, floreciente género de detectives; aunque Allen hace burla de ello vistiéndose los tirantes y gabardina de CW Briggs, diana de crueles epítetos que lo comparan o reducen a un gusano, nada tiene que ver con los héroes a lo Humpfrey Bogart de «El halcón maltés». Briggs tiene carácter y es bueno en lo suyo, pero es una víctima fácil cuando es hipnotizado durante un espectáculo junto a la señorita Fitzgerald, momento a partir del cual sus mentes sufrirán un trastorno cada vez que escuchan la palabra clave y los robos y las escenas extrañas se suceden.
Comedia palomitera que exige del espectador tan solo una buena limpieza de oídos si se quiere disfrutar plenamente de la encarnizada batalla dialéctica. Es una película que me ha gustado mucho, importando bien poco si carece de la profundidad o del mensaje oculto acostumbrada; es ligera y receptiva para todo tipo de público que solo quiera pasárselo en grande.
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