FARO DE VIGO
Los submarinistas hallan el cadáver del marinero desaparecido en el Miño
El angulero Jesús Álvarez, de 60 años y vecino de O Rosal, había caído al río la madrugada del viernes.
E..G./U.F. / O ROSAL El cadáver del angulero Jesús Álvarez Rodríguez, de 60 años, quien se encontraba desaparecido desde que cayó al río Miño la madrugada del viernes al volcar su barca por el temporal, fue localizado y rescatado ayer por una pareja de buceadores de la Armada.
El cuerpo sin vida del experto marinero, vecino del barrio de Acosta en Tabagón (O Rosal)y vecino del barrio de Acosta en Tabagón (O Rosal), se encontrada depositado en el fondo del río, a 2,20 metros de profundidad y unos 150 metros río arriba de donde aparecieron sus botas y donde volcó Isabel, su barca.
Los submarinistas lo encontraron en la que iba a ser su última inmersión, momentos antes de que se levantara el operativo de búsqueda tras dos días con resultados infructuosos. Jesús Álvarez iba vestido con un chaqueta verde, y por debajo llevaba un chaleco no homologado que no le permitió flotar como habría ocurrido con el que establece la normativa. La turbidez del agua impidió divisar desde el helicóptero el pantalón de aguas.
El cadáver fue llevado en una lancha neumática de la Armada hasta la zona de las casetas de pescadores de Tabagón, donde la Guardia Civil se hizo cargo del mismo hasta que fue trasladado al Hospital Nicolás Peña de Vigo para practicarle la autopsia.
Las operación de localización y rescate del cuerpo sin vida del marinero de O Rosal estuvo coordinada por el Comandante Naval do Miño, José Luis García Amador, que tras la recuperación del cadáver explicaba: "Para
nosotros es muy importante recuperar el cuerpo, porque la familia no descansa hasta que aparece". El comandante de Marina resaltó las escasas posibilidades que había de recuperar el cadáver, si bien se insistió y se hizo un esfuerzo considerable desde que el viernes compañeros del fallecido dieron la voz de alarma al comprobar que la barca había volcado en medio del río.
García Amador resaltó la colaboración y coordinación de las distintas fuerzas de seguridad españolas y también de la Armada portuguesa, que participó en el operativo. En la orilla, y siguiendo las tareas de los buceadores, se hallaban amigos, compañeros y familiares de la víctima que reconocieron el cuerpo allí mismo, momento en que se vivieron escenas de dolor.
Sólo el 30% de los marineros del río llevan vestimenta adecuada
Benito Pousa, presidente de la Asociación de Pescadores del río Miño, participó activamente en los rastreos en busca de su compañero. Una vez recuperado el cuerpo, y a tenor de la vestimenta que llevaba, resaltó que sólo el 30% de los marineros del Miño utilizan vestimenta adecuada que garantice la flotabilidad y la seguridad. Admite que el chaleco homologado es incómodo para pescar y los otros no garantizan la vida, pero insiste en que "hay prendas de arriba abajo que evitan que te hunda y protegen del frío, valen 190 euros", explicaba emocionado.
A la orilla del río, de donde apenas se ha movido estos días, quiso agradecer la colaboración de todas las fuerzas de rescate "y de un amplio grupo de pescadores" en un momento en que están en plena temporada.
Invertir en seguridad
En sentido similar se pronunciaba Fernando Ferreiro, presidente fundador de la única cooperativa de pescadores del río Miño: "Evidentemente es necesario que los compañeros inviertan más en seguridad. Muchos llevan el chaleco homologado en la barca, pero no se lo ponen al resultar incómodo. Hay otras prendas que pueden salvar la vida. Pueden parecer caras, pero los pescadores deben pensar en ellos mismos. Invertir en seguridad es salvar la vida".
LA VERDAD
Los submarinistas hallan el cadáver del marinero desaparecido en el Miño
El angulero Jesús Álvarez, de 60 años y vecino de O Rosal, había caído al río la madrugada del viernes.
E..G./U.F. / O ROSAL El cadáver del angulero Jesús Álvarez Rodríguez, de 60 años, quien se encontraba desaparecido desde que cayó al río Miño la madrugada del viernes al volcar su barca por el temporal, fue localizado y rescatado ayer por una pareja de buceadores de la Armada.
El cuerpo sin vida del experto marinero, vecino del barrio de Acosta en Tabagón (O Rosal)y vecino del barrio de Acosta en Tabagón (O Rosal), se encontrada depositado en el fondo del río, a 2,20 metros de profundidad y unos 150 metros río arriba de donde aparecieron sus botas y donde volcó Isabel, su barca.
Los submarinistas lo encontraron en la que iba a ser su última inmersión, momentos antes de que se levantara el operativo de búsqueda tras dos días con resultados infructuosos. Jesús Álvarez iba vestido con un chaqueta verde, y por debajo llevaba un chaleco no homologado que no le permitió flotar como habría ocurrido con el que establece la normativa. La turbidez del agua impidió divisar desde el helicóptero el pantalón de aguas.
El cadáver fue llevado en una lancha neumática de la Armada hasta la zona de las casetas de pescadores de Tabagón, donde la Guardia Civil se hizo cargo del mismo hasta que fue trasladado al Hospital Nicolás Peña de Vigo para practicarle la autopsia.
Las operación de localización y rescate del cuerpo sin vida del marinero de O Rosal estuvo coordinada por el Comandante Naval do Miño, José Luis García Amador, que tras la recuperación del cadáver explicaba: "Para
nosotros es muy importante recuperar el cuerpo, porque la familia no descansa hasta que aparece". El comandante de Marina resaltó las escasas posibilidades que había de recuperar el cadáver, si bien se insistió y se hizo un esfuerzo considerable desde que el viernes compañeros del fallecido dieron la voz de alarma al comprobar que la barca había volcado en medio del río.
García Amador resaltó la colaboración y coordinación de las distintas fuerzas de seguridad españolas y también de la Armada portuguesa, que participó en el operativo. En la orilla, y siguiendo las tareas de los buceadores, se hallaban amigos, compañeros y familiares de la víctima que reconocieron el cuerpo allí mismo, momento en que se vivieron escenas de dolor.
Sólo el 30% de los marineros del río llevan vestimenta adecuada
Benito Pousa, presidente de la Asociación de Pescadores del río Miño, participó activamente en los rastreos en busca de su compañero. Una vez recuperado el cuerpo, y a tenor de la vestimenta que llevaba, resaltó que sólo el 30% de los marineros del Miño utilizan vestimenta adecuada que garantice la flotabilidad y la seguridad. Admite que el chaleco homologado es incómodo para pescar y los otros no garantizan la vida, pero insiste en que "hay prendas de arriba abajo que evitan que te hunda y protegen del frío, valen 190 euros", explicaba emocionado.
A la orilla del río, de donde apenas se ha movido estos días, quiso agradecer la colaboración de todas las fuerzas de rescate "y de un amplio grupo de pescadores" en un momento en que están en plena temporada.
Invertir en seguridad
En sentido similar se pronunciaba Fernando Ferreiro, presidente fundador de la única cooperativa de pescadores del río Miño: "Evidentemente es necesario que los compañeros inviertan más en seguridad. Muchos llevan el chaleco homologado en la barca, pero no se lo ponen al resultar incómodo. Hay otras prendas que pueden salvar la vida. Pueden parecer caras, pero los pescadores deben pensar en ellos mismos. Invertir en seguridad es salvar la vida".
LA VERDAD
El nuevo sistema de blindaje SIVE, que ya se está instalando para frenar la inmigración ilegal y el narcotráfico, es capaz de salvar vidas gracias a que prevé la trayectoria de las barcas
ALICIA NEGRE
La fuerza de las olas balancea con furia la proa de esa pequeña embarcación, que luce la desesperación como mascarón. De una punta a otra, la patera apenas mide tres metros y, sin embargo, cinco personas arriesgan su vida en el interior. Han visto pasar varios días desde que se adentraron en el mar a bordo de un sueño. Largas horas varados en medio de ninguna parte. Una veintena de kilómetros les separan ahora de la costa esperada.
Un aviso alerta, en tiempo real, de la presencia de un objeto extraño en la costa. El centro de mando y control (CMC) acaba de recibir la alerta proveniente de una estación remota, situada en algún punto del litoral murciano. Grandes pantallas de televisión y avanzados ordenadores se afanan en proporcionar la información más certera desde esa pequeña habitación, ubicada en algún punto de la Comandancia de la Guardia Civil.
El novedoso radar dóppler permite no sólo conocer la distancia a la que se encuentra ese punto o su rumbo, sino también la velocidad y las posibles trayectorias que éste tomará en los minutos siguientes. Se desconoce aún la identidad del objeto. El dispositivo del sistema de integrado de vigilancia exterior (SIVE), que debido a la llegada masiva de pateras al litoral murciano se adelanta un año en la Región, comienza a desplegarse.
Los agentes saben que, en estos casos, cada segundo cuenta y, por ello, se ha avanzado en la integración de su sistema que permite poner en comunicación, en cuestión de minutos, a todos los implicados. Policía, Salvamento Marítimo, Guardia Civil, Aduanas, Cruz Roja o Fuerzas de Seguridad, entre otros, son rápidamente alertados de la presencia de un objeto que, por el momento sólo se sospecha, podría tratarse de una patera.
La embarcación sigue avanzando, balanceándose, hacia la costa. Ya se encuentra a tan sólo doce kilómetros de tierra. El temporal amenaza con hacer naufragar la pequeña barca, que apenas se mantiene firme ante la embestida de las oleadas.
La escasa distancia a la que la patera se halla permite a la cámara térmica de infrarrojos entrar en juego. Éstas cobran gran protagonismo cuando la operación se desarrolla bajo la oscuridad nocturna. Los agentes del SIVE ya observan que se trata de una patera y que cinco personas corren un gran peligro en su interior.
Las unidades de interceptación (patrulleras, helicópteros y vehículos) comienzan su tarea. Ellas son las encargadas de, con la ayuda de las coordenadas que el centro de mando les proporciona, llegar hasta la embarcación y remolcarla a tierra firme.
Mientras tanto, la patera sigue su camino. Una decena de kilómetros es la única separación que existe ya entre los cinco tripulantes y el futuro soñado. Las cámaras de video del SIVE, colocadas en diversos puntos del litoral, captan ya sus imágenes. Los agentes son capaces, así, de avisar a los implicados de la situación en la que se encuentran los inmigrantes. La información adelantada puede resultar de gran ayuda cuando se trata de salvar vidas.
Las patrulleras de la Guardia Civil interceptan la embarcación. Conocían el lugar exacto donde se encontraban, el número de tripulantes y sus desesperadas circunstancias. Estos inmigrantes no han podido colarse en las costas murcianas sin ser vistos, pero, al menos, han logrado poner sus vidas a recaudo, tocar tierra firme. No es poco.
La fuerza de las olas balancea con furia la proa de esa pequeña embarcación, que luce la desesperación como mascarón. De una punta a otra, la patera apenas mide tres metros y, sin embargo, cinco personas arriesgan su vida en el interior. Han visto pasar varios días desde que se adentraron en el mar a bordo de un sueño. Largas horas varados en medio de ninguna parte. Una veintena de kilómetros les separan ahora de la costa esperada.
Un aviso alerta, en tiempo real, de la presencia de un objeto extraño en la costa. El centro de mando y control (CMC) acaba de recibir la alerta proveniente de una estación remota, situada en algún punto del litoral murciano. Grandes pantallas de televisión y avanzados ordenadores se afanan en proporcionar la información más certera desde esa pequeña habitación, ubicada en algún punto de la Comandancia de la Guardia Civil.
El novedoso radar dóppler permite no sólo conocer la distancia a la que se encuentra ese punto o su rumbo, sino también la velocidad y las posibles trayectorias que éste tomará en los minutos siguientes. Se desconoce aún la identidad del objeto. El dispositivo del sistema de integrado de vigilancia exterior (SIVE), que debido a la llegada masiva de pateras al litoral murciano se adelanta un año en la Región, comienza a desplegarse.
Los agentes saben que, en estos casos, cada segundo cuenta y, por ello, se ha avanzado en la integración de su sistema que permite poner en comunicación, en cuestión de minutos, a todos los implicados. Policía, Salvamento Marítimo, Guardia Civil, Aduanas, Cruz Roja o Fuerzas de Seguridad, entre otros, son rápidamente alertados de la presencia de un objeto que, por el momento sólo se sospecha, podría tratarse de una patera.
La embarcación sigue avanzando, balanceándose, hacia la costa. Ya se encuentra a tan sólo doce kilómetros de tierra. El temporal amenaza con hacer naufragar la pequeña barca, que apenas se mantiene firme ante la embestida de las oleadas.
La escasa distancia a la que la patera se halla permite a la cámara térmica de infrarrojos entrar en juego. Éstas cobran gran protagonismo cuando la operación se desarrolla bajo la oscuridad nocturna. Los agentes del SIVE ya observan que se trata de una patera y que cinco personas corren un gran peligro en su interior.
Las unidades de interceptación (patrulleras, helicópteros y vehículos) comienzan su tarea. Ellas son las encargadas de, con la ayuda de las coordenadas que el centro de mando les proporciona, llegar hasta la embarcación y remolcarla a tierra firme.
Mientras tanto, la patera sigue su camino. Una decena de kilómetros es la única separación que existe ya entre los cinco tripulantes y el futuro soñado. Las cámaras de video del SIVE, colocadas en diversos puntos del litoral, captan ya sus imágenes. Los agentes son capaces, así, de avisar a los implicados de la situación en la que se encuentran los inmigrantes. La información adelantada puede resultar de gran ayuda cuando se trata de salvar vidas.
Las patrulleras de la Guardia Civil interceptan la embarcación. Conocían el lugar exacto donde se encontraban, el número de tripulantes y sus desesperadas circunstancias. Estos inmigrantes no han podido colarse en las costas murcianas sin ser vistos, pero, al menos, han logrado poner sus vidas a recaudo, tocar tierra firme. No es poco.
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