Mar de Cádiz, el más bello mar,
para mí del mundo,
el golfo más rico de poesía
sudoeste que yo conozco
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
EL 27 TIENE SU OCTAVA
Cuando aun suenan los ecos de las doce campanadas que dieron entada al nuevo año, y por aquello del refrán castellano de que todo santo tiene octava, rebasado el 80 aniversario de la Generación del 27, traemos el recuerdo del miembro más notable de poetas de ese grupo, tan volcado en la poesía del mar, como es el caso de Rafael Alberti.
Para Alberti, el mar es una representación del paraíso de sus primeros años, perdido cuando vive tierra adentro, y reencontrado al volver a sus raíces, para concluir las últimas estrofas de su vida. Ese mar de Cádiz testigo tanto de sus primeros escarceos amorosos como de sus primeras manifestaciones literarias amorosas:
Su infancia estuvo marcada por una rígida educación religiosa, propia de la familia a la que pertenecía lo que, en su juventud, trajo como fruto una serie de poemas, tan desconocidos por el gran público como alejados de la ideología progresista que fue acentuándose con el paso de los años. De los que se mostraba escéptico y justificaba con estas palabras: hice en 1923 un triduo de alba – tres sonetos- a la Virgen del Carmen, que dediqué a mi madre, la que se conmovió profundamente, deduciendo con tierna ingenuidad que con aquellas líricas oraciones la salvación de mi alma estaba asegurada:
Su pasión era la pintura, había pasado su niñez y adolescencia soñando con los colores de su Cádiz natal, pintando barcos sobre las olas; y el trauma que supuso su traslado a Madrid solo se vio compensado con sus visitas al Museo del Prado, donde contemplaba y copiaba las obras de los pintores universales, antes estudiadas en los viejos libros. En la pinacoteca madrileña copiará las ninfas, los santos... pero siempre estará bullendo en su cabeza el rumor de las olas:
Cuando apenas tenía quince años, - declara Rafael- me arrancaron del mar, convirtiéndome para siempre en un marinero en tierra. Cambio tan radical en la vida del futuro poeta que abrió en su sensibilidad una profunda herida de la que, años más tarde, brotarían las canciones de su obra Marinero en tierra, inspiradas en la nostalgia de su Andalucía marítima:
De 1922 a 1924, por problemas de salud, Alberti pasa una larga temporada en la localidad de San Rafael, en la madrileña Sierra de Guadarrama, y comienza a escribir los poemas que recogerá en su libro Marinero en tierra, en el que compone canciones en las que se combinan la inspiración popular y la expresión culta:
Aunque siempre presente su mar de Cádiz, Alberti viaja por toda España donde en cada rincón que recorre canta al mar, cuando no hay océano, aprovecha la ocasión para traerlo a colación, como cuando viaja de Burgos a Villarcayo:
En 1939, poco antes de terminar nuestra Guerra Civil, comienza un largísimo viaje de exilio en compañía de su mujer, María Teresa León, que le llevará a América, de donde regresará a España a los setenta y tres años. Vuelto definitivamente a España, en más de una ocasión, Rafael Alberti había dejado escrito su deseo de que, sus cenizas fuesen arrojadas al océano, desde el vaporcito que une El Puerto de Santa María con Cádiz. El reloj marcó la hora final el día 28 de octubre de 1999 y, ahora, sus restos descansan definitivamente en el mar que rompe en las playas en las que jugaba, huyendo de las clases de Aritmética, cumpliéndose lo que había pedido en su Marinero en tierra:
LA ISLA DEL TESORO EN LA FILATELIA
Marcelino González
En 1888, hace 120 años, abandonaba Europa y se iba a vivir al Pacífico en busca de inspiración para sus obras y mejor clima para su deteriorada salud, un escritor que a muchos nos ha tenido pegados a las páginas de sus libros soñando y viviendo las aventuras que en ellos se narraban. Porque, ¿quién no ha soñado alguna vez de niño - y sin ser tan niño - con la canción del malhumorado, taciturno y borracho pirata Billy Bones, que se hacía llamar «capitán», y con voz ronca repetía aquello de: «Quince hombres van en el cofre del muerto. ¡Ja, ja, ja, y una botella de ron! El diablo y el ron se llevaron el resto ¡Ja, ja, ja, y una botella de ron!», ¿y con las aventuras del grumete Jim Rawkins?, ¿y con las tretas y malas artes del pirata tuerto y de una sola pierna John Silver «el Largo», que con su inseparable loro llegaba a caemos simpático?, ¿y con otras muchas cosas que ocurrían en una pequeña isla perdida en medio del océano...? Son escenas que vienen a la mente cuando hablamos de La isla del tesoro, la novela de Robert Louis Stevenson publicada en 1883, que hoy es todo un clásico de la narrativa de aventuras de ambiente marine¬ro, y es llevada al cine, a la televisión, al tebeo, al mundo de la ilustración y á los sellos de correos.
Stevenson nació en Edimburgo el 13 de noviembre de 1850. Siendo niño contrajo la tuberculosis, una enfermedad que condicionó toda su vida. A los 17 años entró en la univer¬sidad de Edimburgo para estudiar ingeniería. Más adelante cambió sus estudios por los de leyes, en los que se graduó en 1875, pero nunca llegó a ejercer, ya que prefirió seguir su verdadera vocación de escritor, que había empezado durante su estancia en la universi¬dad con la publicación de sus primeros traba¬jos en 1871 y 1873. En 1876, con 26 años de edad, se encontró con Fanny, diez años mayor que él, norteamericana separada de su marido y con dos hijos, y surgió el flechazo.
Dos años más tarde ella obtuvo el divorcio y se casaron. Stevenson dedicó el resto de su vida a la literatura y a buscar lugares que hicieran más llevadera su enfermedad. Fue un autor versátil, capaz de abordar diferentes géneros, como ensayos, biografías, libros de viajes, críticas literarias, fábulas, poesías y novelas, y destacó sobre todo por sus relatos de aventuras y fantasía.
Dentro del género de aventuras encaja la citada novela, La isla del tesoro; una obra que nació por casualidad durante unas vaca¬ciones con su familia en Escocia en el verano de 1881, en que el tiempo lluvioso y frío les obligaba a permanecer en casa pasando el rato y distrayéndose de la mejor forma posible. Para entretenerse, uno de aquellos días Stevenson y su hijastro de 12 años Lloyd - hijo de Fanny y su primer marido - diseña¬ron, dibujaron y colorearon el mapa de una imaginaria «isla del tesoro». Aquel mapa esti¬muló la imaginación de Stevenson de tal manera, que en una fría mañana de septiem¬bre, sentado al lado del fuego, empezó a escri¬bir una historia basada en la isla allí represen¬tada. A veces llegó a escribir un capítulo al día, y terminó la narración antes de finalizar el año. Así nació la novela La isla del tesoro; una obra llena de acción, imaginación y movi¬miento, con todos los ingredientes de una historia de piratas (ron, peleas, esqueletos, oro, botes, empalizadas, barcos, traiciones, banderas, muertes, mapas, longitudes, latitu¬des, un gran tesoro, monedas de muchos países...). La obra, que fue publicada como libro en 1883, tuvo un gran éxito, supuso el comienzo de la popularidad para su autor y fue el verdadero arranque de su carrera como escritor. También fue su primer libro de ficción, y, como muchos lo calificaron, el primero de sus trabajos «para niños», aunque en realidad se trataba de un libro en el que manipuló un género asociado con los niños para hacerlo llegar a todas las edades. Dentro de este género, más adelante publicó otros tres libros, de los que el último, Secuestrado, fue editado en 1886. Estas cuatro obras, en las que los protagonistas eran niños o casi niños, con anterioridad habían sido publicadas por entregas en revistas para jóvenes, pero cuando vieron la luz editorial como libros también estuvieron dirigidas al público adulto.
Los personajes y escenas de La Isla del tesoro han sido motivos de sellos de correos de diversos países, como Estados Unidos, islas Cook, islas Vírgenes, Reino Unido, Samoa Occidental o Samoa y Sísifo, que suelen reproducir momentos culminantes de la narrativa, como peleas a bordo de la goleta La Española, acciones en tierra, la persecución de Jim o el encuentro del tesoro de Flint, y donde es frecuente que aparez¬can sus principales protagonistas: el malhu¬morado Billy Bones; el malvado, traicionero y, al mismo tiempo, simpático John Silver con su loro, o el niño Jim Hawkins.
La producción de Stevenson fue muy extensa, con muchas otras obras que tuvieron gran éxito, como El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde (1886).
En 1888 embarcó con su familia hacia el Pacifico y vivió en diferentes islas, se empa¬pó de su ambiente, tomó notas de todo lo que veía y escribió obras sobre aquellas tierras, como Por los Mares del Sur. Fue para él una buena época; en aquellos parajes su salud mejoró considerablemente y se sintió más libre que nunca para escribir. Al final se asentó en Samoa, donde sus vecinos aboríge¬nes le bautizaron «Tusitala», que quiere decir «Narrador de historias». Allí murió en diciembre de 1894, a los 44 años de edad. De acuerdo con sus deseos, fue enterrado en lo alto de Monte Vaea, cerca de su casa samoa¬na, donde se conserva su tumba.
Además de los países antes citados, otros como Dominica, Hawai, islas Marshall, Kiri¬bati, Niue o Sierra Leona también han dedi¬cado sellos a Stevenson, a sus obras, a su familia, a sus viajes, a su casa y a su tumba. Los años de emisión fueron varios, entre los que destacan: 1969, por ser el 75º aniversa¬rio de su muerte; 1994, por tratarse del cente¬nario de su muerte, y 2000, en el que se conmemoró el 150º aniversario de su naci¬miento.
LIBROS
ISAAC PERAL. HISTORIA DE UNA FRUSTRACIÓN
RODRIGUEZ GONZALEZ, Agustín Ramón
La más documentada y serena biografía de Isaac Peral y de su gran proyecto. En puridad el primer submarino moderno y eficaz de la historia: por primera vez con casco metálico, propulsión eléctrica eficaz, algo muy parecido a un periscopio y tubos lanzatorpedos interiores al casco y probado exhaustivamente con todo éxito en mar abierto. Y también un análisis de la España de la Restauración y de las verdaderas causas que hicieron fracasar el proyecto y la caída en desgracia del gran inventor.
COSME GARCÍA. UN GENIO OLVIDADO
RODRIGUEZ GONZÁLEZ, Agustín R.
Este libro intenta dar a conocer los rasgos fundamentales de la vida y obra de Cosme García Sáez- nacido en Logroño en 1818 y muerto en Madrid en 1874- es uno de los grandes inventores españoles y de los más olvidados. De origen humilde y formación autodidacta llegó a patentar seis de sus inventos en España y dos en Francia, obteniendo un gran éxito al ser aceptada por Correos su máquina automática de franquear y ser la reglamentaria en todas las administraciones del país durante casi un cuarto de siglo. Los beneficios aportados los invirtió en el que sería su gran sueño: la navegación submarina, probando con éxito dos sucesivos modelos de sumergible, siendo en puridad el primer español que lo consiguió, antes que Monturiol y Peral. Aparte de este avance, por el que es más conocido, ideó hasta tres modelos sucesivos de fusiles de retrocarga, fabricándose el tercero en serie por el Estado. Pero la respuesta a su genio creador no fue la que se merecía, y el inventor murió olvidado de todos y cerca de la miseria.
NAUFRAGIOS Y ACCIDENTES EN LA RÍA DE FERROL
ANCA ALAMILLO, Alejandro
La obra es un relato pormenorizado, preciso y ameno de los sucesos marítimos protagonizados por buques de guerra en la ría de Ferrol, durante los años 1892 y 1969. El libro aporta nuevos datos encontrados en los Archivos de la Armada, y esta ilustrado con decenas de fotos en su mayoría desconocidas hasta el momento, así como grabados de la época que completan un trabajo riguroso.
MÁS ALLÁ DEL ARRECIFE
KENT, Alexander
Marzo de 1808, mientras Napoleón ocupa Portugal y amenaza a su vieja aliada, España, el vicealmirante Sir Richard Bolitho es destinado una vez más al cabo de Buena Esperanza para formar una fuerza naval permanente allí. Dejando a un lado sus amargos recuerdos y la angustia de una amistad traicionada, Bolitho toma pasaje en el infortuando Golden Plover. Con él navegan otros guiados por el deber y atraídos por el peligro... y también aquellos que sólo desean huir de algo. Pero cuando llegan las dificultades frente a la alejada costa de Africa, el peligro no distingue a los inocentes de los culpables. Más allá de la tortura del arrecife infernal empieza el combate de Bolitho para aunar las últimas reservas de coraje y esperanza de los supervivientes...
MEMORIAS DIFUSAS DE ISIDRO BLANCO
GUIJARRO PUEBLA, Gonzalo
A través de los recuerdos evocados en su serena vejez, Isidro Blanco -científico frustrado, activista político y marino a la vez casual y vocacional- nos conduce por la convulsa vida política del siglo XIX. Su juvenil entusiasmo por el progreso técnico y sus decididas convicciones republicanas lo llevarán a situaciones de las que sólo lo sacará la oscura sombra de un lejano pariente ya muerto, Pedro Blanco, el Mongo de Gallinas, el mayor negrero que conocieron los siglos.
Páginas: 292 págs.
HISTORIA DE LA INFANTERÍA DE MARINA ESPAÑOLA
RIVAS FABAL, José Enrique; ALAEZ, Octavio
De las Edades Antigua y Moderna. Síntesis histórica de la Infantería de Marina. El origen de los tercios de la Armada. Evolución orgánica de la Infantería de Marina. La historia desde la época de los Reyes Católicos a nuestros La Infantería de Marina en la época actual. Antigüedad del Cuerpo y sus prerrogativas. Banderas, patronazgo, emblema y opiniones sobre el Cuerpo. Unidades del Cuerpo (extracto). De los inválidos, de los rondines, de los guardias de arsenales. De las escuelas; del armamento y material. Del uniforme. Historia del Cuerpo, Cuarteles, Taela; del armamento y material. Del uniforme.
Cuarteles, Talla. Asociaciones. Publicaciones. Himnos. Apéndice
LAS EMPRESAS MARÍTIMO-PORTUARIAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: DE LA AUTARQUÍA A LA INTERNACIONALIZACIÓN
VALDALISO, José María
Medio siglo decisivo en la modernización económica de España por José Luis García Delgado. La empresa española: nuevas formas de organización y dirección por Alvaro Cuerva García. El sector público empresarial en España: de las nacionalizaciones franquistas a las privatizaciones de la democracia por Francisco Comín Comín. La construcción naval en España en los últimos cincuenta años: del esplendor a la lucha por la supervivencia por José Mª Ortiz-Villajos. Las empresas navieras en España en la segunda mitad del siglo XX: de la autarquía a la internacionalización por Jesús Mª Valdaliso. Pasado, presente y futuro de la empresa naviera en España. La visión de los armadores por Alejandro Aznar Sáinz. Los puertos y su adaptación al cambio, 1950-2005 por Manuel Santos Sabrás.
HE REALIZADO UN SUEÑO
Enrique Alises (*)
Siempre me ha fascinado la mar, albergaba un sueño y acariciaba una ilusión: cruzar el océano Atlántico en un barco de vela. El pasado mes de noviembre he podido realizar mi sueño.
El viaje se inició en Alicante el pasado 26 de octubre. Se trataba de realizarlo en dos etapas, la primera desde Alicante a Las Palmas de Gran Canaria y la segunda desde ese puerto hasta la Martinica, de tal forma que pudieran participar en la travesía dos tripulaciones aficionadas, que por variadas razones no disponían de tiempo suficiente para efectuarla íntegramente, considerando que la misma duraría aproximadamente un mes. La tripulación aficionada, marineros incondicionales amantes de la mar y de la navegación, ha estado formada por siete personas durante la primera etapa hasta las Islas Canarias y por diez en la segunda hasta las Antillas. Nuestro principal objetivo era cumplir un sueño y, al propio tiempo, colaborar con la tripulación titular en todas y cada una de las faenas marineras que se precisan en una singladura de este tipo. Todos hemos puesto la máxima ilusión en realizar correctamente las maniobras náuticas que el capitán nos ordenaba, en vigilar durante las guardias nocturnas, en colaborar en las tareas de cocina y en hacer de nuestra estancia a bordo un recuerdo único e imborrable.
En medio del océano, por la noche, el firmamento es distinto, luce en todo su esplendor, el amanecer y especialmente el atardecer cautivan, la rápida llegada de los chubascos tropicales y la seguida visión del arco iris es un espectáculo incomparable. Las horas pasan admirando el cambiante color de la mar y la majestuosidad y el rumor de sus olas. En ningún momento hemos experimentado miedo, comprendemos mejor que la mar debe respetarse, cuando se enfurece nos pone en su sitio empequeñeciéndonos. Especialmente en dos jornadas el estado de la mar ha sido duro, nos ha hecho trabajar y sufrir, olas de cuatro o cinco metros y vientos de 30 nudos han sido sus protagonistas. No conviene olvidar las calmas, el silencio preside la mar, esta se torna plana, de tal forma que es difícil recordar que hace unas pocas horas estaba brava.
En rápida travesía de cuatro días, desde Alicante a la isla de Lanzarote, recorrimos aproximadamente 960 millas náuticas. En Marina Rubicón de Lanzarote nos vimos obligados a sustituir la hélice averiada y en el Real Club Náutico de Las Palmas de Gran Canarias atracamos unos días para proceder al cambio de tripulación y preparar el Fortuna hasta dejarlo a son de mar. El día 9 de noviembre, tras la despedida de puerto haciendo sonar las bocinas y sirenas, espectáculo que emociona, iniciamos la travesía del océano que duró quince días, durante los cuales recorrimos 3.175 millas náuticas, para concluir avistando, a primeras horas de la madrugada del día 24 de noviembre, la isla de Barbados. Nos encontrábamos felices y llenos de ilusión, habíamos cumplido un sueño, por el cual procedía realizar un buen brindis. En la madrugada del día 25, después de hacer el necesario aprovisionamiento de ron, rito de experimentados marineros, pusimos proa a la Martinica, destino final de nuestro viaje, donde arribamos a medio día. Creo que la tradición manda que los marineros que han cruzado el Atlántico puedan llevar un pendiente en su oreja derecha, por si se confirma, me lo voy a comprar.
El rendimiento del barco depende, en buena medida, de su tripulación. Su capitán Antonio Escribano conoce perfectamente la embarcación y tiene una amplia experiencia como navegante oceánico y como regatista. Ninguno olvidaremos la exactitud y exigencia con la que ha dirigido las maniobras durante toda la de travesía, siempre aprovechando las mínimas condiciones que el viento nos deparaba. Sofía Moreno, primera de a bordo, ha colaborado de forma decisiva en la navegación y le ha sobrado tiempo para facilitarnos la máxima comodidad posible. Por último, Arancha Aranda,
colaborando con los dos anteriores, ha sido la artífice de hacer del Fortuna un excelente restaurante flotante.
No puedo terminar sin recordar y dar las gracias a todos mis compañeros de travesía. Nuestra convivencia ha sido perfecta, poniendo en evidencia las afirmaciones de los agoreros de siempre. Siempre recordaremos haber realizado juntos un sueño y cumplido una ilusión.
(*) Es compañero de la Tertulia Madrid Marinero a quien felicitamos por haber realizado este precioso sueño.
2 comentarios:
Buenísimo lo de Peral ¿Te has enterado de los trabajos para rescatar el submarino Flach por estos pagos?
Una historia muy interesante la del invento del alemán Flach, tendré que bucear en el tema, Gonxalo
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