«Andor» es una constante declaración de amor hacia la propia Star Wars. El cuento infantil quedó atrás y esta serie es una delicatesen para paladares maduros
Dentro del Fandom de Star Wars, el que con toda probabilidad es el más odioso, pernicioso y fratricida del mundo (ya podríamos aprender algo del de Star Trek), esta serie ha abierto un nuevo frente de tinta y sangre con dos bandos muy aislados y claramente identificables: a favor y en contra, pero en plan burro. Yo soy uno de esos que llevaban un tiempo suplicando un giro adulto de la franquicia y que se vieron momentáneamente atendidos con el estreno de «Rogue One», a pesar de que se quedara en paños menores en comparación con la distinta película que nos montamos nosotros solitos con los avances cinematográficos, muy en la onda de «Apocalypse Now» y «La chaqueta metálica» (recordemos que la Disney presionó para suavizar el metraje y el argumento); y por eso soy de los que defienden «Andor» a ultranza, considerándola como la mejor serie de Star Wars jamás producida. ¿Soy un exagerado? Puede ser, ¿por qué no? (sigue leyendo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario