Largas cortinas de humo se elevaban en el cielo. Veloces aviones escapaban a las trazadoras como furiosas abejas cargadas del odio de la guerra. En los pasillos de los hospitales los pies resbalaban entre sangre y las fosas nasales se arrugaban al contacto con el olor a carne quemada.
El miedo atenazaba y paralizaba los corazones de una nación entera. Por primera vez en mucho tiempo, tanto que nadie lo recordaba, el suelo comenzó a temblar. La vulnerabilidad provocaba lágrimas incontenibles… El abismo estaba allí mismo.
Así es como comenzó la II GM para los EEUU.
El miedo atenazaba y paralizaba los corazones de una nación entera. Por primera vez en mucho tiempo, tanto que nadie lo recordaba, el suelo comenzó a temblar. La vulnerabilidad provocaba lágrimas incontenibles… El abismo estaba allí mismo.
Así es como comenzó la II GM para los EEUU.
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