miércoles, mayo 13, 2015

Biografía de Matthew Fontaine Maury, el Guía de los Mares

Matthew Fontaine Maury según el capitán Charles Bittinger
¡Qué portento de sobrenombre! El Guía de los Mares... ¿Quién no querría ser recordado de una forma semejante? Evoca aventuras vernianas o de Salgari, arribadas a costas lejanas de un planeta en plena ebullición tecnológica e industrial; mas nos topamos con un hombre real, de carne y hueso, más apegado a la mesa de un despacho y que toma su sobrenombre del Octavo Salmo del Rey David; alguien quien puso su trabajo y pasión al servicio de la ciencia y la navegación. Su nombre fue Matthew Fontaine Maury y tuve el placer de “conocerle” y de que “me lo presentaran” leyendo las páginas de “Narrative of the Expedition of an American Squadron to the China Seas and Japan”. Con él volví a coincidir con motivo del “Apunte” que publiqué el pasado 29 de Abril.

Quien sería llamado de tal modo fue el séptimo hijo del matrimonio formado por Richard Maury y Diana Minor Maury, nacido el 14 de enero de 1806 en Spottsylvania County (Virginia), en el seno de una familia de hugonotes franceses emigrados tiempo atrás al Nuevo Mundo.

A la corta edad de cuatro años, Matthew tuvo que decir adiós a Virginia al establecerse la familia en una población cercana a Franklin, en la vecindad de Nashville, donde la vida de los Maury era la propia de una familia honesta y temerosa de Dios; por lo que la felicidad que el pequeño Matthew pudiera dar a sus padres pronto se truncó cuando éste quiso emular a su hermano John Minor, el primogénito, quien hizo carrera de armas en la Marina de los Estados Unidos de América y falleció a causa de unas fiebres durante la campaña en el Caribe dirigida para la erradicación de la piratería. Los preocupados padres no querían repetir semejante experiencia, aunque no pudieron impedir que Matthew optara por ingresar en la Academia militar de West Point; pero no, la atracción de la mar era superior a todas las fuerzas humanas que se revolvían en su casa, por lo que en 1825, gracias a las buenas y afables palabras del senador Sam Houston, amigo de la familia, se embarca a bordo de la fragata USS Brandywine con el empleo de guardia marina.


USS Brandywine

Un sonriente Matthew de 19 años disfrutará de su primer contacto con la mar en un crucero de un año que lo llevará por el Atlántico hasta Europa y, luego, por el Mediterráneo, llevando como pasajero al marqués de La Fayette. Al regresar a los Estados Unidos en 1826, Maury es transferido a la corbeta Vincennes, a bordo de la cual circunnavegará el globo.

Como oficial de guerra, Maury desarrolló un gran interés científico por la meteorología, las corrientes y todo lo relacionado con la navegación, sabiéndose privilegiado de vivir en el s. XIX. Por dicho motivo, obtuvo el rango de navegante de la corbeta Falmouth en 1831, de la cual luego pasaría a la goleta Dolphin y a la fragata Potomac, ya como primer teniente y con la que regresaría de nuevo a los Estados Unidos en 1834, contando con las suficientes notas como para publicar su primera obra científica: “Maury’s Navigation”, que acabó siendo aprobado como libro de lectura obligatoria para la US Navy. Sus trabajos nunca fueron tomados como los apuntes de un joven y tímido oficial de marina. Tal fue la fama que alcanzaron sus escritos que sería reclamado para una expedición a los mares de Sur que preparaba el teniente de navío Charles Wilkes, pero que declinó cortésmente. Tenía hasta el privilegio de decir no, algo que no podía decirlo cualquiera.

Tras contraer nupcias con la señorita Ann Herndon, hermana del teniente Herndon, Matthew esperaba de su carrera algo más que estar con la cabeza hundida entre los libros y recibe con alborozo su ascenso a teniente de navío en 1837, tras trece años en la Marina, pero pocos meses después, ya en 1839, la Fortuna le mira con gesto agrio y sufre un accidente de diligencia y se le fractura una pierna. Las secuelas le dejarían impedido para el servicio activo a bordo de un navío. Aún joven, con treinta y tres años, Matthew se resigna, como siempre haría, a lo que Dios le proveía y procedió a desarrollar toda la literatura científica posible y encabezar iniciativas públicas para el fortalecimiento de la Marina de su nación. Sus ensayos serán pronto adoptados como vitales para la comprensión de la navegación y sus propuestas llevan incluso a la fundación de la Academia Naval.

Observatorio naval de Washington
Siempre deseoso de contribuir al bien común, plantea la construcción de un astillero en Memphis e, incluso, la realización de obras en el canal de Michigan para permitir el acceso a los Grandes Lagos de barcos de guerra; también la instauración de un sistema de observación meteorológica en el río Mississippi que permitiría a los capitanes de barcos obtener informes del estado del medio casi al momento.

A la edad de treinta y seis años es nombrado superintendente del Depósito de Cartas e Instrumentos en Washington, que transforma en un observatorio naval donde se instruirían a grandes hombres de la historia naval de los Estados Unidos y donde se haría hincapié en el estudio de la astronomía.

Considerando que su trabajo en el Observatorio de Washington había sido cumplido con éxito, Maury se dedicó al estudio de los vientos y corrientes oceánicas, para lo cual se hizo con una magna colección de cuadernos de bitácora de buques de guerra que habían quedado olvidados, tras su registro, en las oficinas gubernamentales. Fruto de tales desvelos fue la confección de una nueva ruta hacia Río de Janeiro, conocida como la carta “Fair way to Rio”; mas dicho camino no fue, en los primeros intentos, tan atractivo ya que se caía en una región de vientos contrarios proveniente del Suroeste (llamados Maury’s Monsoons). Pero nuestro protagonista no iba a dejar que ese contratiempo echara por tierra todo su trabajo, por lo que descubrió que la corriente del cabo San Roque daría solución al problema.

También destaca de su labor de estudio la invención de un sistema de sondeo de grandes profundidades oceánicas que serviría para el cableado submarino de telegrafía o uno de sus mejores trabajos didácticos: “The Physical Geography of the Sea”, traducido al francés, alemán, holandés, noruego, castellano e italiano.

Muchos reinos, repúblicas y academias reconocieron la valía de la tarea de Maury y su contribución a la grandeza de la humanidad, obteniendo honores de Francia, Austria, Prusia, Rusia, Dinamarca, Bélgica, Portugal, Suecia, Sardinia, Holanda, Bremen y los estados Vaticanos.

Maury hacia 1862
Aún a su pesar, Maury vivió la guerra de Secesión (1861-1865), ese conflicto que tanto mal le hizo a él y a su país. Siendo oriundo de Virginia y viviendo en Tennessee desde chico, no tuvo más remedio que tomar partido por su patria chica, abrazando la causa confederada y dimitiendo de la Marina federal; suponemos que en la creencia, generalizada, de que todo se resolvería en cuestión de pocos meses. Tal hecho fue advertido por varias naciones europeas, que codiciaban contar con los servicios de Maury y lo tentaron para que dejara atrás la guerra y siguiera con sus estudios en parajes más tranquilos; sin embargo, el honor le obligaba a seguir vistiendo el uniforme confederado hasta el final de la contienda fratricida.

Silenciados los cañones y la sangre convertida en costra adherida a la tierra, comenzó la carrera hacia el Oeste y México. El emperador Maximiliano también tentó a Maury para que se uniera a su gabinete de Gobierno, pero el oceanográfico tenía trabajo que hacer en Europa, muy intrigado por la aplicación práctica de la electricidad y en seguir creando literatura científica. La humildad y el honor siempre fueron constantes en su carrera, tanto es así que podría decirse que le impidieron ostentar cargos de mayor rimbombancia, como la de superintendente del Observatorio imperial de París. Él prefería quedarse en casa y contentarse con servir como mejor sabía, por lo que aceptó la cátedra de Física en el Instituto militar de Virginia.

Hombre vigoroso, de un entusiasmo sin límites, la enfermedad pronto lo visitó. Con fuertes dolores gástricos y náuseas continuas, al guía de los mares no le quedó otra opción que postrarse en cama: era la voluntad de Dios y no tenía ya razón por la que seguir sufriendo; era consciente del legado que dejaba a la Humanidad.

El 1 de septiembre de 1871, Matthew Fontaine Maury cerraría los párpados por última vez.

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