Hace unas semanas tomé la irrevocable decisión de volver a hacer uso del ereader pues, por mucha pereza y agobio que dé, he de justificar de alguna manera mi meditada e irresponsable (sí) decisión con la que adelgacé, feliz y voluntariamente, el bolsillo en más de 400 € adquiriendo un Kindle Graphite hace ya unos cuantos años. El tenerlo apolillado en una de las esquinas del mueble del salón, tan solo consumiendo batería para mostrar una pantalla blanca y sin que nadie se digne en pulsarle un solo botón, es un gasto inasumible, sobre todo cuando tan solo lo cogía para comprobar su estado y enchufarlo a la corriente, algo alarmado, al encontrarme con ese mensaje, ya de sobra conocido, de “Batería en estado crítico”.
Resucitarlo los fines de semana mientras arranca el ordenador parece la mejor opción para desperezarlo y convencerme de que no tiré el dinero que nunca me ha sobrado. Y en una de estas variables esperas es cuando me topé con la obra que os voy a reseñar en el día de hoy.
Como sucede en un dispositivo de este tipo, con el que te dejas llevar por la simple acumulación, (re)encontré un montón de carpetas, organizadas por autores, que yo mismo había ido creando con paciencia a medida que, en plena posesión, iba descargando cientos y cientos de libros (pues el aparato vino blanco como un papel esperando que lo tome el escritor por la fuerza de las letras). Tras ese orden primario, se presentaron otros cuantos archivos que se habían quedado atrás, a la espera de que yo les dignara el tiempo preciso para organizarlos como está mandado. Obras, obras y obras, tantas que abruma la sola idea de, en un futuro, ser capaz reunir arrestos y energías suficientes para leerlas todas, por la simple razón de que suman varias decenas de miles de páginas. Y en esas, acobardado ante tan magna montaña de hojas en formato electrónico, en medio de ese “cajón de sastre”, sin que hubiera ducho carpintero que se prestara a auxiliarme, me topé con un sugerente título: “Desde la tierra más allá del bosques (Los archivos perdidos de Sherlock Holmes)”, de Rodolfo Martínez. Ni entonces ni ahora conozco la razón de que semejante libro forme parte del marasmo de mi colección, pero me tentó la mención, casi soterrada, a Sherlock Holmes y me lancé a ello sin tomar la precaución previa de abrir con delicadeza la puerta y, sin descorrer la cadenilla, ver qué se esconde tras ella, pues las lecturas de las sinopsis de cuartilla de contraportada no siempre tienen porqué dar cuenta leal del contenido del libro.
A primera instancia, se aprecia el conocimiento del autor sobre el medio en el que se presentan las historias que Arthur Conan Doyle escribió hace más de un siglo, pero no resulta, ni por asomo, suficiente como para engañar a nadie que haya tenido, aún muy por encima, un contacto con los relatos del Dr. Watson. A la legua se ve que no es de Conan Doyle. Se aprecia una falta de forma y volumen que se antoja como desesperante en ciertos pasajes, sobre todo cuando ya hemos pasado las páginas iniciales de una historia tan falta de originalidad como de desarrollo. El mayor error que Rodolfo Martínez ha tenido a la hora de escribirla es la de mezclar los relatos de Watson y uno de los personajes de la obra cumbre de Bram Stoker, el Dr. John Seward; recurso pobre que ya anuncia lo que nos vamos a encontrar, que no es más que un plato de complicada digestión: un libreto de serie B bastante pueril y escandalosamente desnudo de interés, siendo que la rapidez a la hora de leerlo no es más que consecuencia de la corta vida del mismo.
Aunque el autor posee un bagaje literario envidiable y reconocido, el producto que ha creado no puede, siquiera, considerarse un homenaje al relato holmesiano, por no decir que asemeja más a una grotesca burla del Drácula de Stoker; no digamos ya cuando ambos narradores (Watson y Seward) tratan, de manera risible, hacer creer que son personajes reales cuyas aventuras han sido plasmadas en publicaciones para divertimento del respetable.
Se podría destacar que la portada corre a cargo del gran Paco Roca, faro que, quizá, a más de uno atraiga hasta esta obra que, ciertamente, es mejorable en todos sus aspectos.
Formato: Versión Kindle
Tamaño del archivo: 1459 KB
Longitud de impresión: 71
Editor: Sportula Ediciones (1 de abril de 2015)
Vendido por: Amazon Media EU S.à r.l.
Idioma: Español
ASIN: B00W1GBO7O
Word Wise: No activado
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