Título original: “Planet 51”. España 2009. 91 Min. Género: ciencia-ficción, comedia de animación. Color. Director: Jorge Blanco, Javier Abad, Marcos Martínez. Voces originales: Dwayne Johnson, Seann William Scott, Jessica Biel, Justin Long, Gary Oldman, John Cleese.
Pocos habrán olvidado la barrila que nos dieron los de A3 con esta película, y es que los de esta corporación saben muy bien cómo y cuándo hacer dinero. Saben explotarlo, vamos, que para algo son del Grupo Planeta.
En esta ocasión estamos ante una de las primeras producciones realizadas por españoles pero con alma cinematográfica estadounidense. No era la típica aventurilla subvencionada para que cuatro monos muy especiales la visionaran solo en España y para de contar.
Con el chusco que supuso rodar “Alatriste” en castellano, condenándola a no ser visionada más que aquí y en el otro lado del charco pero no por encima de la frontera norte de México, se aprendió muy bien y de la forma más rápida. Varias productoras se pusieron las pilas para hacer llegar las buenas idas más allá de nuestro onanista territorio artístico.
Había que buscar dinero extranjero, nombres extranjeros, guionistas y actores, principalmente.
“Planet 51” es una buena muestra de lo que estoy hablando. Es una película que si no lees los títulos de crédito, te acabas creyendo que es americana al 100%, no solo por su forma de hacer, sino también por haberse vendido como tal. Publicidad por todos lados, merchandising, sorteos, etc. Una promoción de best-seller. Hubo un compromiso total para que fuera un éxito desde antes de su estreno, tras el esfuerzo de casi una década de producción en animación por ordenador, cuyo principal obstáculo fue el vertiginoso avance tecnológico que les obligaba una y otra y otra vez sobre las escenas ya realizadas por quedarse obsoletas.
Uno de los principales alicientes de la película es su constante referencia a la época dorada del cine de ciencia-ficción y de Serie B: los años ’50, dotándola de una atmósfera más interesante para adultos que para los más pequeños. Además, los guiños a producciones como “Alien”, “2001: una odisea del espacio”, “ET”, “Star Wars”, etc., mezclados con el típico argumento de invasión alienígena, sin olvidar referencias a, por ejemplo, “El ataque de la mujer de 50 pies”, obliga a esbozar una sonrisa cómplice más allá del que produce un simple efecto humorístico.
El argumento en sí no es muy original. Es una amalgama de las películas en las que se inspira sin reparo alguno y con chico enamorado de chica, junto a un amigo un tanto particular y un elemento “animal” (que nunca falla) como es el robot de exploración Rover (dotado, de forma genial con la personalidad de un perro, sin olvidar la obsesión por las piedras que parecen sufrir estos ingenios estelares). Pero más allá de la simplicidad, que siempre vende, se encuentra un trasfondo antirracista y antixenófobo, así como la idea de abrir los ojos al saber más allá de los convencionalismos, más allá de esos cacareados 500 km. que “mide” el Universo. También destila cierto mensaje de compañerismo y de sacrificio por el prójimo, (algo que en Occidente, a pesar de pasados dos milenios de Cristianismo, sigue siendo algo propio de la ciencia-ficción), pero sin que los responsables de la cinta se dejen arrastrar por el “blanquismo” idiota y las lágrimas fáciles que vomitan cada vez más series y películas del sello Disney cuya meta, al parecer, es hacer creer a nuestros mocosos que la vida real es un sueño compuesto por plástico, bailecitos y comedia sobreactuada, del que despertarán de golpe al ver a Hannah Montada... perdón, Montana (no confundir con cierta chica de Torbe), restregándose contra la entrepierna de Beetlejuice o violando objetos con la lengua.
Con la diversión asegurada (al menos, a mí me ha encantado), en una primera instancia no te das cuenta de los no pocos errores de guión que la pueblan y las preguntas que quedan sin responder. Rover está enjaulado en una urna de seguridad, junto a cientos de sondas (una de ellas de la URSS), ¿qué pasa con esto? Pero no es lo peor: ¿cómo es que los habitantes del Planet 51 escriben con el abecedario latino y hablan inglés? ¿Y la referencia de los humaniacos? ¿Alguien en el planeta sabía de la existencia de los humanos? ¿Cómo es que algo que no era más que una saga de cómics y películas acaba siendo una invasión “real”? Y sobre los 500 km. del Universo... Si el propio planeta es más grande...!!!
No es cuestión de estar perdiendo el tiempo con estas pequeñeces, ya que la película cumple con su deber: entretener. Es un magnífico pasatiempo para toda la familia.
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