Con solo mentar True Detective todos sabremos, al menos, en qué suele andar metido este guionista que responde al nombre de Nic Pizzolatto y los elogios hacia su persona estallarán como una traca sin control; y quizá ese es el problema de Galveston: una novela (su primera novela), que ha salido del fondo de la pila de libros olvidados gracias al éxito de esta singular serie de investigación policíaca. Es más, ha sido publicada en nuestro país con esa excusa y nada más, haciendo un poco de caja de paso.
Por eso mismo, causa resquemor las líneas de derretidos y entregados delirios críticos, contenidas en las solapas del libro, elevando a los altares esta historia bastante noir. Pero, ¿son coetáneos a su publicación o es que son dulces palabras nacidas al calor del éxito televisivo? ¿Es pura condescendencia?
Tal comienzo previene al lector de cualquier desaforamiento por el foro y le hace coger el libro, editado en EEUU en 2010, tomando las debidas precauciones.
La historia en sí, salvo por las escenas de cruda violencia, podría haber pasado por una típica road story de personajes patéticos con niña de tres años incluida en la camioneta. Tenemos la suerte de que se vayan filtrando elementos que hemos visto ya en True Detective, pero eso le hace perder cierta originalidad. Por sus páginas circulamos a través de interminables carreteras de Louisiana y Texas, rodeados de paisajes calcinados por el sol y abruptamente interrumpidos por infinidad de estructuras industriales; suelos resquebrajados y edificios decrépitos, aparcamientos de camiones en los que los chacales carroñeros son las prostitutas en busca de un nuevo día…
También incluye dos tramas separadas por un amplio periodo de tiempo, pero no termina de casar muy bien aunque estén vinculadas. Quizá no sea más que una excusa para alcanzar el clímax final de redención.
Pizzolatto hace un cuadro preciosista de los paisajes y las carreteras, de los cielos, de los prados y ciénagas, pero en muchas ocasiones da la sensación de que se repite. Algo en lo que se recrea hasta la infinidad cansina es en describir cómo las luces de las pistas de baile de los bares destellan contra los ojos de la atractiva Rocky, por ejemplo.
Cierto que Pizzolatto es un maestro en el sentido de describir desde un sol que cae como un martillo sobre nuestras cabezas hasta una lágrima recorriendo una mejilla sudorosa, sin embargo, esta obra en sí habría pasado desapercibida si no hubiera venido sucedida del éxito de True Detective. Tan solo esta serie hace, como ya he dejado sentado, que te cuestiones el potencial de la novela y su brillantez, que cae en el error de ser narrada en primera persona, lo cual cuestiona que nadie pudiera retener tantos detalles pasadas dos décadas.
EDICIONES SALAMANDRA. Primera edición 2014
ISBN 978-84-1623-005
282 páginas
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