Título original: “The Hurt Locker” EEUU 2008. 122 Min. Género: Acción / Drama / Thriller. Color. Director: Kathryn Bigelow. Interpretación: Jeremy Renner (Sgo. William James), Anthony Mackie (Sgo. JT Sanborn), Brian Geraghty (SPC. Owen Eldridge), Guy Pearce (Sgo. Matt Thompson) y Ralph Fiennes (Lider de equipo de élite inglés).
“Guerra de Irak. Tres marines estadounidenses (joder, empezamos bien cuando son miembros del Army y no del USMC…) forman parte de la unidad de artificieros, cuya misión es la desactivación de bombas.
Will parece no conocer la palabra miedo, Sanborn especialista en el trabajo en equipo y Owen, el más joven, son los mejores especialistas de todo el ejército americano. Visto desde primera línea de fuego, Kathryn Bigelow nos regala una verdadera obra de arte. Pura adrenalina.”
Ahora que está muy reciente el estreno en cine de “Zero Dark Thirty”, es momento más que oportuno para traer a ENMP la película que nos dio a conocer (al menos, a mí) a Kathryn Bigelow y que mandó a la cuneta, por no emplear otros términos, a la de su exmarido, James Cameron (¿alguien se acuerda ya de esos bichejos azules? Sin duda fue el fenómeno freak más “chopf” de la Historia).
También seríe interesante comentar la polémica o tormenta, mejor dicho, desatada en despachos del Congreso, Senado y Pentágono. Al final Bigelow va a poder hacer una película sobre su "Zero Dark Thirty".Ya veremos en qué acaba todo esto.
La sinopsis argumental que contiene el DVD, y que he trascrito, resulta ser bastante pobre aunque, entre líneas, sí que resalta bien la frase con la que comienza el metraje: “la guerra es una droga”. Y vaya si lo es para un determinado y muy concreto protagonista, el sargento James, el cual aterriza en Irak para ocupar la plaza que deja libre, muy a su pesar, el sarge Thompson (Guy Pearce), que regresa a los Estados en una caja. James es un tipo que destila un humor no apto para todos; un humor negro que solo parece entender él mientras le echa huevos al asunto, quizás demasiados, no dudando en poner en serio peligro de muerte a los compañeros que le han de proteger mientras desactiva bombas. Tanto es así que hasta hay una escena en la que, tres cuartos en serio y uno en broma, el sargento Sanborn y el especialista Eldridge fantasean-planean su muerte “accidental” para librarse de tan incómodo colega.
La película la venden como trepidante y llena de acción, pero más bien está perlada de tensión con momentos de silencio interior. No es lo que buscan los canis ni lo que veríamos en una peli de aquellos que en los ’90 íbamos a los cines. Que nadie se vaya a engañar. Tampoco es una producción bélica a la usanza, aunque en ocasiones parece tener ciertas notas ya vistas en “Apocalypse Now” o “La chaqueta metálica”. Nos llevan en vuelo de primera a Irak, a desenterrar y desactivar ingenios caseros e hiperpeligrosos, “booby tramps”, que podrían hacer Historia y mandar a los cielos a más de uno de forma muy espectacular y efectiva. Un trabajo tan importante como anónimo para los ojos de las televisiones y medios hasta que llegó Bigelow y la reciente “Bomb Squad”.
La guerra es un horror, un trabajo y una droga, así se podría resumir para los tres personajes principales que viven entre la tensión constante de la amenaza oculta y sus relaciones nada cordiales.
A fin de cuentas, es elpequeño diario de guerra de James y la Compañía Bravo en los días que quedan para la rotación, con escenas que llaman la atención y que te tensan dentro de la prolongada quietud. A efectos prácticos, únicamente hay una escena de combate propiamente dicha, en la que unos Limeys, comandados por Ralph Fiennes (que aparece para palmarla y... ¿son imaginaciones mías o ya es otro miembro del club “Sean Bean”? Es que de las dos últimas películas en las que lo he visto aparecer, termina su interpretación agujereado), se enfrentan a unos pequeños malnacidos a golpe de francotirador en pleno desierto iraquí.
A mí me ha gustado mucho aunque, a decir verdad, creo haber visionado otras mejores que no se llevaron ni tantas nominaciones ni tantos Óscar.
Bien podríamos hablar del enfoque femenino. Su directora es mujer y todo el mundo parece meter esta cuña en medio. Todos parecimos sorprendernos al verla a los mandos de una película de género bélico, retratando uno de los rostros de la guerra. ¿El resultado es diferente a cómo la habría filmado un hombre? Pensar en que si el director tuviera otro sexo pondría más cuerpos volatilizándose y menos palabrería es una gilipollez de libro. Hay películas filmadas por hombres (como libros escritos) que parecen ser firmadas por mujeres y otras justo al revés...
¿Más preocupación por el detalle? Tampoco. Lo único que veo es un buen trabajo y un compromiso con la historia incuestionable.
“Guerra de Irak. Tres marines estadounidenses (joder, empezamos bien cuando son miembros del Army y no del USMC…) forman parte de la unidad de artificieros, cuya misión es la desactivación de bombas.
Will parece no conocer la palabra miedo, Sanborn especialista en el trabajo en equipo y Owen, el más joven, son los mejores especialistas de todo el ejército americano. Visto desde primera línea de fuego, Kathryn Bigelow nos regala una verdadera obra de arte. Pura adrenalina.”
Ahora que está muy reciente el estreno en cine de “Zero Dark Thirty”, es momento más que oportuno para traer a ENMP la película que nos dio a conocer (al menos, a mí) a Kathryn Bigelow y que mandó a la cuneta, por no emplear otros términos, a la de su exmarido, James Cameron (¿alguien se acuerda ya de esos bichejos azules? Sin duda fue el fenómeno freak más “chopf” de la Historia).
También seríe interesante comentar la polémica o tormenta, mejor dicho, desatada en despachos del Congreso, Senado y Pentágono. Al final Bigelow va a poder hacer una película sobre su "Zero Dark Thirty".Ya veremos en qué acaba todo esto.
La sinopsis argumental que contiene el DVD, y que he trascrito, resulta ser bastante pobre aunque, entre líneas, sí que resalta bien la frase con la que comienza el metraje: “la guerra es una droga”. Y vaya si lo es para un determinado y muy concreto protagonista, el sargento James, el cual aterriza en Irak para ocupar la plaza que deja libre, muy a su pesar, el sarge Thompson (Guy Pearce), que regresa a los Estados en una caja. James es un tipo que destila un humor no apto para todos; un humor negro que solo parece entender él mientras le echa huevos al asunto, quizás demasiados, no dudando en poner en serio peligro de muerte a los compañeros que le han de proteger mientras desactiva bombas. Tanto es así que hasta hay una escena en la que, tres cuartos en serio y uno en broma, el sargento Sanborn y el especialista Eldridge fantasean-planean su muerte “accidental” para librarse de tan incómodo colega.
La película la venden como trepidante y llena de acción, pero más bien está perlada de tensión con momentos de silencio interior. No es lo que buscan los canis ni lo que veríamos en una peli de aquellos que en los ’90 íbamos a los cines. Que nadie se vaya a engañar. Tampoco es una producción bélica a la usanza, aunque en ocasiones parece tener ciertas notas ya vistas en “Apocalypse Now” o “La chaqueta metálica”. Nos llevan en vuelo de primera a Irak, a desenterrar y desactivar ingenios caseros e hiperpeligrosos, “booby tramps”, que podrían hacer Historia y mandar a los cielos a más de uno de forma muy espectacular y efectiva. Un trabajo tan importante como anónimo para los ojos de las televisiones y medios hasta que llegó Bigelow y la reciente “Bomb Squad”.
La guerra es un horror, un trabajo y una droga, así se podría resumir para los tres personajes principales que viven entre la tensión constante de la amenaza oculta y sus relaciones nada cordiales.
A fin de cuentas, es elpequeño diario de guerra de James y la Compañía Bravo en los días que quedan para la rotación, con escenas que llaman la atención y que te tensan dentro de la prolongada quietud. A efectos prácticos, únicamente hay una escena de combate propiamente dicha, en la que unos Limeys, comandados por Ralph Fiennes (que aparece para palmarla y... ¿son imaginaciones mías o ya es otro miembro del club “Sean Bean”? Es que de las dos últimas películas en las que lo he visto aparecer, termina su interpretación agujereado), se enfrentan a unos pequeños malnacidos a golpe de francotirador en pleno desierto iraquí.
A mí me ha gustado mucho aunque, a decir verdad, creo haber visionado otras mejores que no se llevaron ni tantas nominaciones ni tantos Óscar.
Bien podríamos hablar del enfoque femenino. Su directora es mujer y todo el mundo parece meter esta cuña en medio. Todos parecimos sorprendernos al verla a los mandos de una película de género bélico, retratando uno de los rostros de la guerra. ¿El resultado es diferente a cómo la habría filmado un hombre? Pensar en que si el director tuviera otro sexo pondría más cuerpos volatilizándose y menos palabrería es una gilipollez de libro. Hay películas filmadas por hombres (como libros escritos) que parecen ser firmadas por mujeres y otras justo al revés...
¿Más preocupación por el detalle? Tampoco. Lo único que veo es un buen trabajo y un compromiso con la historia incuestionable.
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