El pasado día 1 de Mayo fue un verdadero alivio para mi atribulada y estresada mente. Y es que fue como unas vacaciones de verdad, aunque solo fueron unas horas en el puerto de Vigo disfrutando a tope entre aquel mar de mástiles. Qué sensación más maravillosa la de volver a pisar las maderas de una cubierta y la de no dejar de mirar a las alturas y a los marineros rusos aferrados a las vergas y caminando sobre los marchapies, mientras podías adquirir algunos souvenirs que iban desde los 0,50 cts a los 100 €.
Por desgracia no pude acudir al día en el que partían.
Os iré subiendo la galería a lo largo de estos días (salvo los lunes, que están ya reservados para nuestro curso de nudos marineros, y los viernes, que son exclusivos de las sirenas) que bien podría ser un casi monotemático hacia la bricbarca rusa de cuatro mástiles Kruzenshtern (la verdadera reina de la parada naval).
Con cada entrada, además, os iré también contando alguna que otra anécdota sucedida en el muelle y/o en cubierta (tanto del Kruzenshtern como del patrullero de altura P-74 Atalaya).
Espero que esta galería sea una grata sorpresa para aquellos que no pudieron estar allí.
Por desgracia no pude acudir al día en el que partían.
Os iré subiendo la galería a lo largo de estos días (salvo los lunes, que están ya reservados para nuestro curso de nudos marineros, y los viernes, que son exclusivos de las sirenas) que bien podría ser un casi monotemático hacia la bricbarca rusa de cuatro mástiles Kruzenshtern (la verdadera reina de la parada naval).
Con cada entrada, además, os iré también contando alguna que otra anécdota sucedida en el muelle y/o en cubierta (tanto del Kruzenshtern como del patrullero de altura P-74 Atalaya).
Espero que esta galería sea una grata sorpresa para aquellos que no pudieron estar allí.
Estas embarcaciones tradicionales daban la bienvenida y eran la puerta de entrada para admirar obras como las goletas Belle Poule y L´Etoile que saldrán en otro post.
Entre los puestos, uno se podía recrear con la explicación de la navegación tradicional gallega, además de comprar prendas de la Volvo Ocean Race o comprar dulces ingleses.
Deciros que esta dorna roja era una auténtica preciosidad.
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