Título original: “Inglorious basterds” USA 2009. 153 Min. Género: Bélico-drama. Color. Director: Quentin Tarantino. Interpretación: Brad Pitt, Christoph Walts, Michael Fassbender, Eli Roth, Diane Kruger, Daniel Brühl, Til Schwieger y Mélanie Laurent
“Se inicia en la Francia ocupada por los alemanes, donde Shosanna
Dreyfuss (Mélanie Laurent) presencia la ejecución de su familia a manos del
coronel nazi Hans Landa (Christoph Waltz). Shosanna logra escapar y huye a
París, donde adquiere una nueva identidad como propietaria y regente de un
cine.
En otro lugar de Europa, el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) organiza un
grupo de soldados judíos para llevar a cabo acciones de represalia contra
determinados objetivos. Conocidos por su enemigo como “Los bastardos”, los
hombres de Raine se unen a la actriz y espía alemana Bridget Von Hammersmark (Diane
Kruger) en una misión para acabar con los líderes del Tercer Reich. El destino
les hace coincidir bajo la marquesina de un cine, donde Shosanna está lista
para llevar a cabo su venganza.”
Deliciosa brutalidad. Así es como
califico a esta obra, quizá la menos violenta (quizá, no, seguro (aunque no
puedo dar un voto fundamentado al no haber visto “Jackie Brown")) de Quentin
Tarantino, el mejor creador de diálogos de la Historia del Cine (nada nuevo).
¿Menos violenta? Pues sí, aunque
no es que esté falta de momentos de exceso, al menos no vemos a nadie sacándole
un ojo o a Boquita de Algodón rebanándole la cabeza a alguien y que el resto de
su cuerpo de convierta en una fuente que mana vino (digo sangre) como en los
cuentos infantiles de antaño cuando había boda real.
Aunque Pitt y sus amigos, como el
“Oso judío”, ocupan el 80% del cartel y las pesadillas de los boches, y la
venganza de Shossana Dreyfuss sea la segunda historia paralela hasta el mismo
final (la más importante), sin duda alguna el protagonista principal es el
coronel Hans Landa, un tipo tan simpático como peligroso. Con maneras de
amabilísimo funcionario, este detective busca-ciertas-personas, se gana a pulso
el sobrenombre de “El Cazajudíos” y está orgulloso de ello. Eso significa que
hace muy bien su trabajo. Es algo que no se lo vamos a negar.
Las acciones bélicas y
merecedoras de un juicio por crímenes de guerra y el pus vengativo contra los
nazis por parte de Shossana en su sala de cine (interesante homenaje al género
por parte de Tarantino), no son más que pétalos interesantísimos y brillantes
para que entre en acción, en ambas, como punto de conexión, Landa, el cual,
tiene el poder de terminar la guerra de un plumazo o no. A pesar de ser un SS,
a él el resultado parece darle igual porque sabe jugar sus cartas, como su
polivalente lengua, a la perfección.
Violencia más que aceptable y que
no te provocará ninguna muesca de asco, aunque a los nazis no es que les
tengamos mucha estima en una película de dos horas cuyas escenas son tan largas
que no pasan de más de 10 me atrevería a decir. Solo con la presentación de
Landa en la granja francesa ya pasan los 15 minutos, si no me equivoco, a lo
que siguen retazos, con flashbacks incluidos, de las acciones de los Bastardos,
de la relación de Shossana con el nuevo héroe nacionalsocialista (un
francotirador al que Goebbels le dedica una película sobre su hazaña
(protagonizada por él mismo)). No hay minutos que sobren. Si el oficial de
Inteligencia británico se tiene que encontrar con Aldo “El Apache” (Pitt) y sus
chicos en Francia, pasa directamente a la siguiente escena. No vamos a ver como
salta, le recogen, blablabla. Todo un acierto en componer en pocas escenas
cargadas de diálogos bien estructurados y con flashes de disparos y sangre
colocados al milímetro.
Cuando se presentó en los cines,
se alzaron muchas voces contra el director y guionista. La polémica que
acompaña a sus hiperviolentas producciones no es nada nuevo, sin embargo, era
la primera vez que tomaba la senda del género bélico. Más bien simplemente la
II Guerra Mundial en Europa es un telón de fondo en el que se desarrollan tres
historias que terminan por unirse. La existencia del conflicto bélico y las más
que censurables acciones de los Bastardos, provocó que no pocos acusaran a
Tarantino de justificar los crímenes de guerra, si estos eran cometidos por los
“buenos”. Me parece una auténtica pamplina, aunque bien es cierto que se
emplean la crueldad y un miedo psicológico atroz, además de realizarse actos
contrarios a los Tratados. Es ficción, pero en la guerra nadie dispara flores
con sus fusiles, algo que muchos no terminan de asimilar. ¿Es más reprochable
lo que sucede en esta película que los hechos reales, brutales hasta el
extremo, que se recrean en otras producciones recientes bélicas?
Me parece genial. Una película de
Tarantino que no me importará volver a revisitar en breve y en varias
ocasiones.
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