miércoles, julio 24, 2024

Poemario del Navegante (1): Vacío (prosa poética)

Vacío.

Así es como llamaré al espacio que dejas cuando te vas.

Un vacío que crece a medida que se pierde el rumor de tu mirada

Y la sal de tu piel.

Vacío nada más.

Hasta que regresas y me vuelves a llenar.

Vacío.


JYG/ENMP

Lectura de 24 de julio de 2024 a las 1200 horas

    



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martes, julio 23, 2024

Guardia de cine: reseña a «Verano de corrupción» (1998)

Título original: «Apt Pupil». 1998. 111 min. EEUU. Dirección: Bryan Singer. Guion: Brandon Boyce basádnose en la historia de Stephen King. Reparto: Brad Renfro, Ian McKellen, Bruce Davison, Elias Koteas, David Schwimmer, Joe Morton, Jan Triska, Michael Byrne, Heather McComb, Ann Dowd, Joshua Jackson

Aburrida durante su primera media hora, luego despega  medida que la relación entre Todd y Denker se infecta y ambos quedan sometidos a un pacto tácito de amenaza

La prosa de Stephen King da para mucho más allá del puro terror. Sus variopintos relatos dan buena cuenta de ello, en los cuales el de Bangor es capaz de corroer la capa superficial de sus personajes hasta alcanzar lo más profundo de su psique. «Alumno aventajado» (1982), novela corta publicada en el recopilatorio “Cuatro estaciones” (a ésta le corresponde el verano), es un paradigmático ejemplo de lo que digo.

La adaptación de dicha historia bajo la batuta de Bryan Singer, arroja luz sobre uno de esos desvelos en los que King crea monstruos que son muy humanos.

Todd Bowden es un adolescente en el último año de instituto. Apasionado por la Historia, desarrollar cierta obsesión por el Holocausto perpetrado por los nazis contra la población judía y otros grupos considerados subhumanos. Sus investigaciones llegan a tal punto que, una noche, en un autobús de vuelta a casa, se fija en Denker, un anodino anciano del vecindario que nunca llama la atención. Todd descubre en sus arrugadas facciones a Kurt Dussander, un oficial de las SS y criminal de guerra buscado por el Estado de Israel (sigue leyendo)


Lectura de 23 de julio de 2024 a las 1200 horas

    



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lunes, julio 22, 2024

Destruyendo palabras por joder: poetisa

Alejandra Pizarnik, acuarela

Si existe algo que “respira” y me recalienta el trasero y la lengua, como granizo que soy además de diletante de la escritura y usuario del maltratado castellano, es la supina y grotesca y ofendida imbecilidad del llamado lenguaje “inclusivo”. No solo porque sea una muestra tangible de la estupidez generalizada y vociferada desde las sectas mesiánicas especializadas en cuestiones de género, sino por el ánimo de coartar la libertad hablada y escrita. Como en la novela «1984», vivimos unos tiempos latosos en los que se persigue la formación de una neolengua, distinta a la imaginada por Orwell pero que pretende desterrar buena parte de la nomenclatura contenida en nuestros diccionarios y cultura.

Echando la red, recogemos a gusarapientos organismos gubernamentales y supranacionales que han publicado libros o manuales de estilo para que todos seamos menos “ofensives”. Un ejemplo lo tenemos con los sustantivos colectivos: ya no se debe decir hombres y mujeres, sino humanos; tampoco niños, sino niñez; no hay estudiantes, hay estudiantado, como tampoco alumnos, que han sido sustituidos por alumnado… Tampoco hay directores, sino personas de nivel directivo; no hay trabajadores, sino personas que trabajan o personal.

No hay suficientes tonos de rojo para mostrar la indignación, la vergüenza ajena y la diarrea que me causan los histéricos miembros y "miembras" de este desquiciado movimiento de imbéciles. Pero se me enmierdan los calzoncillos sobre todo con la cuestión de la inclusividad de género, no por ese tan traído “todes”, dignísimo de chanza gaditana, sino porque, en su demencial iconoclastia, se están erradicando términos que son propios al sexo femenino. Y llevo tiempo encontrándomelo, pero el otro día leí una minibiografía de la argentina Flora Alejandra Pizarnik (1936-1972), y ya no me puedo callar. 

Pizarnik es uno de los máximos exponentes de la poesía iberoamericana del s. XX. Amiga de Julio Cortázar, desarrolló una corta pero intensa carrera, con versos tormentosos en los que arrambla el surrealismo. Y uno se pone a leer su biografía y la llaman poeta

Poeta… Que es “persona que escribe poesía”, sin más. La inclusividad, ya sabemos, anula así uno de los términos en español más bonitos que hay: poetisa, que deviene del latín poetis-idis

Por lo que podemos encontrar en el Diccionario panhispánico de dudas, es algo que venimos sufriendo por lo menos desde 2002, a pesar de que poetisa es un sustantivo que se recoge en textos como el Diccionario de Autoridades de 1737 (que, al contrario de lo que asienten muchas feministas en las redes, en su definición no hay connotación negativa alguna). Un sustantivo que, por supuesto, es muy anterior al s. XVIII.

Si buscamos a Pizarnik en Google podemos darnos con un canto en los dientes: prácticamente más del 90% de las entradas usan el término poeta en vez del de poetisa para referirse a esta autora. Medios de comunicación, la Biblioteca Nacional de España, el Instituto Cervantes… Todos normalizando la bastardización del lenguaje bajo el paraguas de que las mujeres que escriben poesía, por “unanimidad”, quieren ser llamadas poetas en genérico.

Se me antoja aún más repulsivo el que se caiga en una trampa para ignorantes y nos dejemos remolcar por una visión decimonónica y cargada de misoginia por la que poetisa era (y debe ser hoy, por lo visto), una mujer cursi, repipi y con un estilo deplorable en sus versos. Aquellos más vocingleros echan interesada mano de cierto pasaje de «Cavilaciones», de Leopoldo Alas “Clarín”. Extracto que se queda muy corto en los “sesudos” estudios literarios, pues en su conjunto “Clarín” critica a novelistas sin estilo y también a poetas, tanto hombres como mujeres, que juzga faltos de experiencia y más de letras, pero sobrados de vanidad. Así pues y en el éxtasis de su disertación, emplea el término despectivo de poetrasto para referirse a mal poeta, con independencia de su sexo.

Obviamente, “Clarín” se encontraría con muchas poetisas de esas que llama feas, que se hacen a sí mismas el amor por medio de sus palabras, o hermosas, que son un ejemplo de hermafrodismo repugnante entre la diosa Venus y el autor Eduardo López Bago (escritor naturalista radical que puso los cimientos de la novela erótica española, muy a su pesar, y que Alas calificaba de autor nefasto). “Clarín” se burla del grotesco color de rosa, del romanticismo zafio y barato del s. XIX que campaba como la gripe por salones de té y libretitas adornadas. 

Y es que tomando las palabras de “Clarín” al pie de la letra, incluso la palabra poeta podría entenderse con contenido denigrante.

Para “Clarín”, cierto, lo femenino era también una lacra en la correcta ejecución de la autoría literaria, pero una virtud en el código de conducta de sus personajes. Pero su opinión es su opinión, pues Emily Dickinson, Rosalía de Castro, nuestra Pizarnik, Alfonsina Storni, santa Teresa de Jesús y otras tantas, no eran poetrastas.  

A una sociedad a la que unos sectarios han conseguido hacer comunes exabruptos en femenino como jueza o presidenta (pero no agenta o ponenta, pues suenan mal), no le parece incorrecto que las mujeres en el oficio de la poesía pierdan su propio y precioso sustantivo. Se defiende dicha línea de pensamiento por el supuesto quiste del menosprecio machista, cuando lo cierto es que la poesía es la “hermana pobre” de la literatura desde hace mucho tiempo y allá donde se encuentre, con independencia que el autor sea hombre o mujer.

Dado que la palabra poetisa “está cargada de connotaciones peyorativas”, en vez de rescatarla y restituirla, pues la eliminamos; así, sin complicaciones…

En esta cruzada de “niñes” repelentes, ¿cuántas páginas del diccionario terminarán siendo arrancadas?


Lectura de 22 de julio de 2024 a las 1200 horas

    



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miércoles, julio 10, 2024

Fuerzas navales y triunfos


«La historia de los antiguos Imperios acredita con muchedumbre de testimonios, que las fuerzas navales de los Estados fueron siempre el principal instrumento de sus triunfos.»

JOVELLANOS.

Lectura de 10 de julio de 2024 a las 1200 horas

    



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martes, julio 09, 2024

Guardia de televisión: reseña a la segunda temporada de «Slow Horses» (2022)

Título original: «Slow horses: Dead Lions». 2022. RU. Reparto: Gary Oldman, Jack Lowden, Kristin Scott Ghomas, Aimee-Ffion Edwards, Christopher Chung, Saskia Reeves, Rosalind Eleazar,  Mareck Vasut, Dustin Demri-Burns

Más divertida y trepidante que la primera temporada, esta adaptación de «Leones muertos» se ve de un tirón y sabe a poco

«Leones muertos» es la segunda novela de la serie de los caballos lentos y que es adaptada a la televisión, según me han chivado, de una forma muy libre, sobre todo en lo que respecta desde el ecuador hacia el final, pero nos da igual: ha sido otra gozada disfrutar de Gary Oldman interpretando a Jackson Lamb, más desatado de lengua y de sarcasmo (si es que eso era posible), así como de su equipo de “lentos”, que comienza a romper las paredes de la Casa de la Ciénaga (y a sufrir las consecuencias en sus carnes), en un relato de espías con un argumento poco original por haber sido tratado en exceso por otros autores, pero otra vez nos da igual: agentes durmientes enemigos infiltrados en territorio nacional, llamados “cigarras”, según la jerga del KGB, “leones muertos” según la jerga del MI5 (todo ello según Mick Herron) (sigue leyendo)


Lectura de 9 de julio de 2024 a las 1200 horas

    



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miércoles, julio 03, 2024

Mi billete más curioso: Cupón de 1,60 marks de la Kraftverkehrsgesellschaft de Brunswick (1921)

Brunswick, República de Weimar (Alemania)
1,60 marks con resello a 50 peniques
1 de julio de 1921






Anverso 


Reverso

Los billetes expuestos en esta web pertenecen a mi colección privada

Mi afición por la notafilia (parte de la numismática que se dedica al estudio, investigación, coleccionismo y difusión de los billetes, estampillas, y papel moneda en general), fue lo que insufló vida al blog El Navegante del Mar de Papel, de ahí su nombre, hace casi dieciocho años. Me guiaba el espíritu volátil de dar a conocer y compartir con todo aquel que quisiera parte de la colección que fui atesorando con el paso de los años y especializando hacia aquellos ejemplares relacionados con el medio acuático, ya fuera porque contuvieran barcos, animales marinos, referencias históricas y mitológicas vinculadas… Una colección que se fue agostando por culpa de las sucesivas crisis económicas que nos fueron vapuleando el cuerpo, y de cuyo tronco seco, de vez en cuando, surge una florecilla cuando caigo en los amantes brazos de EBay, lo cual es una perdición para el bolsillo del rey de los más incautos, quien no es otro que yo mismo.

Aquel que me conozca bien, en relación a este pasatiempo, sabrá que siento predilección por los notgeld, que son los billetes y cupones de emergencia emitidos por los departamentos de las distintas administraciones públicas locales (no solo ayuntamientos, sino bibliotecas, transporte público, etc.), cajas de ahorro y entidades privadas (restaurantes, hoteles, etc.) de Alemania y Austria, tras la Gran Guerra. Notas de pequeñas dimensiones (los hay del tamaño de sellos de Correos), y valores ridículos en vísperas de la galopante inflación que desembocó en la emisión de billetes por valor nominal de billones de marcos que la gente prefería quemar para darse calor, hasta que la economía se relajó y se comenzaron a ver los retenmarks de la bisoña e inocentona República de Weimar. Los notgeld no tuvieron recorrido alguno: apenas circularon al quedar desmonetizados casi de inmediato y porque tenían fecha de caducidad para su canje muy pocos fueron presentados, siendo que su destino principal y casi exclusivo fue el coleccionismo desde el mismo año 1921. Como leí en algún lugar: su falta de valor era compensada por la desbordante imaginación de los artistas que trabajaron en ellos, que no deja de ser su (casi único) atractivo. Así, daban cabida a acontecimientos histórico-locales recientes o de un pasado remoto, personajes del lugar, leyendas, heráldica, cuentos, chistes, arquitectura, maquinaria, aperos agrícolas, armas, etc. Hasta los hay con dinosaurios.

El fenómeno del dinero de emergencia nació por la falta de metal disponible durante la posguerra, no siendo el papel el único medio empleado, pues es fácil dar con monedas de arcilla, cuero y otros materiales menos nobles de los acostumbrados, así como billetes de tela. Fenómeno no obstante del que los españoles no fuimos ajenos, pues se vivió durante la Guerra Civil 1936-39 en una dimensión artística mucho menos lujuriosa.

Y éste que os traigo hoy es el notgeld más curioso o extravagante (a mi juicio) que, a fecha presente, queda confinado entre los lindes de mis álbumes, emitido por la Kraftverkehrsgesellschaft de Brunswick, que era una empresa municipal del Estado dedicada al transporte de pasajeros en vehículos a motor y que, a bote pronto, nada tiene que ver con el mar.

Lo destacable de este rectángulo de papel de 97x64 mm e impreso por la imprenta Appelhans, es que en el anverso aparece Satanás caricaturizado, elevándose sobre un monte, y en el reverso una cohorte de brujas voladoras a lomos de escobas, cerdas y machos cabríos bastante divertida, pasando por encima de un autobús. 

Os he puesto los dos ejemplares que tengo de 1,60 marcos (en color gris y amarillo, pues hay otra versión en gris y rojo), siendo uno de ellos fue resellado, reduciendo su valor a 50 peniques de marco, lo cual da fiel reflejo de las turbulencias económicas del momento.

Son dos cupones canjeables en las taquillas de la empresa emisora de las localidades de Brunswick, Bad Harzburg, Braunlage, Hahnenklee y Wernigeroe hasta el 1 de enero de 1922 (fecha de desmonetización). Podemos leer que fue emitido el 1 de julio de 1921.

Pero lo que nos trae aquí, más allá del impacto visual, es la historia que se encierra en el mismo billete.

Vemos al Diablo (digamos que respondiendo al nombre de Mefistófeles), en el anverso, como un gigante que domina una montaña que no es otra que la misteriosa Brocken, la más alta de la sierra de Harz (1.142 m.), en cuya cima, desde tiempos inmemoriales, se llevaron a cabo ritos paganos de forma continuada y fue (y es) el epicentro de extraños fenómenos y de observaciones astronómicas. Ya durante la Edad Media, los ritos aún persistentes fueron identificados con prácticas de satanismo y brujería, ordenándose su persecución bajo los dictados del Sacro Imperio germánico.

El punto álgido de los ritos en el Brocken era el 1 de mayo (May Queen), momento en el que se prendían hogueras en una festividad de tránsito del invierno al verano. Debido a la creciente creencia de que estaba relacionada con el Maligno, la Iglesia trató de erradicar la costumbre, pero el sistema inquisitorial fracasó por cuanto los lugareños gustaban demasiado de las denuncias falsas y de cruzarlas, por los que los que hoy eran denunciantes, mañana podían acabar en el cadalso, en una rueda infernal que no daba tregua. Ante semejante caos y exceso incontrolado e incontrolable de trabajo para los tribunales, se decidió cristianizar la festividad de la noche del 30 de abril al 1 de mayo bajo la advocación de Santa Walpurga de Heidenheim, patrona de las campesinas y de los marineros y protectora contra la magia y las tormentas. Se daba así la vuelta a la tortilla: de prenderse hogueras para reclamar la presencia del Diablo por parte de las brujas allí congregadas, a hacerlo por parte de los campesinos para ahuyentar todo mal. Así surgió la conocida Noche de Walpurgis.

Se considera que la Noche de Walpurgis es la cara o la cruz (según se mire), de la Noche de Halloween (del 31 de octubre al 1 de noviembre). Igualmente, se entiende que Walpurga viene a sustituir, en el credo cristiano, a la diosa teutona Walpurgis y a la romana Flora o Maia, representante de la virginidad, la salud y la fertilidad.

La connotación diabólica del Brocken quedó, gracias a Walpurga, anulada y en vías de desaparecer. Sin embargo, Johann Wolfgang von Goethe, en su inmortal obra «Fausto», la recuperó para la literatura:

«La paja está seca y aún verde está el grano; al Brocken volando las brujas irán: allí el aquelarre congrégase ufano, y en medio de todos asiéntase Urián. Al pie se revuelven, en grupo lascivo, el chivo y la bruja, la bruja y el chivo; y chivos y brujas, Dios sabe qué harán.»

Y es la misma tragedia de Goethe la que inspiró éste y otros notgelds, como los emitidos por los municipios aledaños a las faldas del Brocken y ciertas entidades privadas, como Schierke, Blankenburg am Harz, Ilsenburg, Wernigerode, Brockenwirt, Brockenbahn…

Y no sabemos si por culpa de Goethe, pero a fecha presente aún encontramos monumentos megalíticos y formaciones graníticas que mantienen sus reminiscencias diabólicas, como ese trono de Urián que menciona el dramaturgo, que es conocido popularmente como Trono del Diablo.

En los tiempos de emisión del cupón, sin desmerecer la fama del Brocken acrecentada por el famoso efecto óptico llamado Espectro de Brocken, la montaña se convirtió en un lugar menos truculento y más turístico y amable. En el anverso del cupón, si agudizamos la vista, podemos ver el Brockenhaus, un hotel de la época, que era una casa enorme con una torre cercana que era idéntica a un faro.

Junto al hotel, durante los años del nazismo, se construyó y se puso en funcionamiento la primera torre de transmisión por televisión de Alemania (1935-39). Sin embargo, el mazo de la guerra cayó sobre el Brocken: el 17 de abril de 1945, fuerzas estadounidenses bombardearon la cima, arrasando con el hotel y la estación meteorológica, ocupándola hasta 1947. 

Desde 1957 fue considerada como una zona de seguridad militar y se levantó una estación de captación de señales de la que se sirvió la STASI hasta 1985. Tras la caída del Muro de Berlín y el colapso soviético, el área quedó desafecta a fines militares, sirviendo hoy su cima para un mástil de radiocomunicaciones civiles y de observatorio.

Y aquí es donde ponemos punto final a nuestro artículo, que espero os haya llamado la atención por cuanto esto es lo que me encanta de la notafilia y, en concreto, de los notgelds: algo tan nimio como un recuadro de papel, apenas un cromo, puede esconder tantos datos como para escribir un post que supera el millar de palabras y con el que me lo he pasado en grande.