miércoles, noviembre 20, 2024

Preferir ver una pantalla a comer patatas fritas (colaboración con PontevedraViva)


El abuso del teléfono móvil se ha convertido en una suerte de pandemia mundial: una droga tecnológica que nos aísla en medio de las redes sociales, que nos incomunica y que nos zombifica.

Yo también soy una víctima de esta adicción, pero no puedo evitar llevarme las manos a la cabeza cuando veo a alguien que prefiere estar mirando una pantalla a comer patatas fritas.

Ahí os va mi artículo de opinión publicado a 19 de noviembre de 2024 en PontevedraViva:

https://www.pontevedraviva.com/es/opinion/preferir-ver-pantalla-comer-patatas-fritas_501133_102.html


Lectura de 20 de noviembre de 2024 a las 1200 horas

    



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  • Higrómetro: 94%

martes, noviembre 19, 2024

Guardia de literatura: reseña a «Tiburón» de Peter Benchley

Título original: Jaws
Editorial Planeta SA. Barcelona
1984
Traducción: Sebastián Martínez y
Luis Vigil
ISBN: 84-320-8208-2
303 páginas

A lo largo de las tres partes en las que la divide, el autor sabe ir hilando un telar humano, con sus virtudes y defectos, incluso con sus extravagancias y contradicciones

Anda que no andaba yo tras este título. Años. Y las ocasiones en las que me topé con él fueron tan escasas como las posibilidades de dar en el océano con un pez como el que vertebra este drama.

Primero lo encontré en una librería de segunda mano que apesta a humedad y a cementerio de cultura, donde van a parar libros con más polvo que letras impresas. Era una edición condensada del Harpers, por lo que lo dejé correr. Yo quería la novela tal cual, no un resumen de revista cosido junto a otras historias de las que no había oído hablar en la vida. Después apareció un ejemplar yaciendo, medio destripado, en una mesa montada con un tablón y dos caballetes, a la entrada de otra librería de segunda mano. Me parecía excesivamente caro desembolsar un euro por un libro del que apenas quedaba algo de la cubierta y del que el librero acabaría deshaciéndose en el contenedor de reciclado de papel más cercano.

Al fin, ocurriéndoseme darme un paseo por los pasillos de la tienda local de una conocida red de empeño y compraventa de objetos, di con mi presa final, a 0,50 €. Una edición de la serie Bestsellers de Planeta de la primera mitad de los años 1980. No lo iba a dejar escapar (pincha aquí para seguir leyendo)


Lectura de 19 de noviembre de 2024 a las 1200 horas

    



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miércoles, noviembre 13, 2024

Ya no veo Cuarto Milenio… los domingos


Prince dejó escrito en la letra de «Manic Monday» que el domingo era su día de diversión. Para mí, hasta hace poco, el domingo era aquel en el que me quedaba a dormir hasta tarde por la mañana y aquel en que por la noche veía Cuarto MilenioSin embargo, ahora tan sólo es aquel en el que emulo a la marmota Phil hasta las diez y media-once de la mañana y en el que me paso las horas lamentándome porque la arribada del lunes es inminente.

El esperar siete días para reencontrarme con esas notas musicales de arranque tan características, era un bálsamo con el que soportar otra semana más. Era asomarme a una ventana distinta, aún a pesar de los anuncios que acribillan el programa como lo hace un redneck con una lata vacía de cerveza en el cercado de su casa.

Hasta hace unas semanas, era capaz de soportarlo, pero ya no (pincha aquí para seguir leyendo)


Lectura de 13 de noviembre de 2024 a las 1200 horas

    



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martes, noviembre 12, 2024

Guardia de televisión: reseña a la miniserie «Uzumaki» (2024)

Título original: Uzumaki. 2024. 4 capítulos de 22 min. Japón. Dirección: Hiroshi Nagahama. Guion: Aki Itami, basándose en el manga de Junji Ito

Un laberinto de terror del que es imposible escapar

Junji Ito y su obra no me resultan del todo desconocidas. No he llegado muy lejos en su lectura por resultarme perturbadora en exceso y dotada de un grafismo incómodo. De esta Uzumaki, en su original en manga, apenas logré traspasar las primeras páginas antes de apartar la mirada. Sin embargo, me interesó la vida personal de Ito, de la cual el autor va extrayendo retazos que le sirven de ideas para sus tramas de terror.

Y, por mucho que me sorprenda, me he visto la serie de Adult Swim, cuya estética y estilo no se aparta un milímetro del original. Si hubiera sido en color, no creo que lo hubiera soportado.

(Pincha aquí para seguir leyendo)


Lectura de 12 de noviembre de 2024 a las 1200 horas

    



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  • Higrómetro: 66%

lunes, noviembre 11, 2024

Compañías de Mar

Podrían pasar desapercibidos, pero hay algo en ellos que llama la atención y que cuesta identificar. Se ven lepantos, anclas, azul en invierno y blanco en verano… Sin embargo, persiste ese algo y para dar con él debemos fijarnos en los detalles. Lo más fácil es cuando nos cruzamos con un suboficial (no hay manera de dar con un oficial, porque no los hay): la gorra de plato es la reglamentaria de la Armada, pero hay un ancla cruzada por una espada. Y, si ya nos cruzamos con alguien con uniforme de trabajo y boina, el emblema ya... ¡Qué diantres! ¿Qué tenemos delante de nuestras narices? Pues a hombres y mujeres de la Compañía de Mar, la unidad en activo más antigua del Ejército de Tierra; incluso más que la Infantería de Marina, que data de 1537.

El origen de estas Compañías se remonta a 1497, cuando la fuerza expedicionaria del duque de Medina Sidonia, al mando de Pedro de Estopiñán, desembarcó el 17 de septiembre en Melilla para tomarla y ocuparla. El 13 de abril de 1498, los Reyes Católicos sancionaron el Asiento de la guarnición militar de la plaza: una fuerza denominada Los Cuarenta hombres de Mar que se nutriría con residentes de Melilla, penados y desterrados con conocimientos en marinería.

Igualmente, Ceuta acabaría teniendo su propia unidad, constituida en 1548 por orden del rey Juan III de Portugal.

Las primeras misiones de estos Cuarenta hombres, además de la de defensa de Melilla, incluían la vigilancia y protección de la línea de costas frente a hostiles y piratas, asegurando el comercio, el abastecimiento de la plaza y la comunicación con la Península, así como el auxilio a náufragos durante ataques piráticos, temporales, etc. No obstante, también se embarcaron en acciones bélicas más activas como la conquista del Peñón de Vélez (1564) y de la Isla de Alhucemas (1673), baluartes de piratas desde donde se lanzaban razzias contra la costa andaluza.

La amenaza de piratas y de corsarios, de berberiscos y turcos, era un constante quebradero de cabeza, por lo que los Cuarenta hombres eran fundamentales para la supervivencia de Melilla.

En 1745, la unidad pasó a denominarse Pelotones de Mar de África y quedaron integrados en el organigrama de la Armada. Esta nueva situación administrativa no mudó su principal misión de lucha contra la piratería, pero sí les asignó la de participar activamente en el abastecimiento de los desembarcos en el Norte de África.

A pesar de la firma de la paz con Marruecos en 1780, la violencia en los lindes de la ciudad y en la mar era plato común, intensificándose durante las guerras decimonónicas de España en el Norte de África y el Rif. 

En 1885, los Pelotones fueron rebautizados como Compañía Marítima de África y se reintegraron en el Ejército de Tierra. Ya en 1896, adoptaron su denominación actual de Compañía de Mar.

Durante el Desastre de Annual, la Compañía defendió la plaza de Sidi Dris y, como recompensa a su participación el Desembarco de Alhucemas, recibió el uso de banderín (1931) y la Medalla Militar Naval de carácter colectivo (1926).

En 1968, la Compañía de Mar es considerada como Fuerza especial y en 1998 se unió a la Unidad Logística Nº 24 (ULOG 24). 

En 1990 se disolvió la escala de mar: los suboficiales se integraron en la escala de suboficiales del Ejército de Tierra y el último oficial, capitán de escala de mar, causó baja en 2012.

Esta historia tan particular de la Compañía de Mar nos regala la existencia de una unidad especial del Ejército de Tierra con uniformes, rangos y misiones propios de la Armada, pero con su propia identidad y tradición.


Lectura de 11 de noviembre de 2024 a las 1200 horas

    



  • Barómetro: 772 (Buen tiempo) 
  • Termómetro: 20º
  • Higrómetro: 74%

martes, noviembre 05, 2024

Guardia de televisión: reseña a la miniserie «Traición» (2022)

Título original: Treason. 2022. 5 episodios de 42 min. EEUU. Dirección: Louise Hooper, Sarah O'Gorman. Guion: Matt Charman, Amanda Duke. Reparto: Charlie Cox, Olga Kurylenko, Ciarán Hinds, Avital Lvova, Kevin Harvey, Oona Chaplin, Joe Macauly, Beau Gadsdon, Samuel Leakey, Adam James, Tracy Ifeachor, Alexandra Guelff, Brian Law

La serie va de engaño en engaño, de manipulación en manipulación, de corrupción en corrupción, sin que dejar tecla sin tocar

Si habéis estado atentos, aunque sea sólo al 5%, os habrá llegado el rumor de la existencia de esta miniserie. Parecía que todo el mundo cacareaba sobre ella, como si en la vida no hubieran visto un thriller más enrevesado, pasando por alto sus carencias, claro está.

Traición resume en su título justo lo que vamos a presenciar en pantalla. No te puedes fiar de ningún personaje, ni siquiera de la mujer o de su mejor amigo. Ni siquiera del protagonista, Adam Lawrence, quien es coronado como nuevo C del MI6 tras el atentado contra la vida de sir Martin Angelis. Lawrence, cuya carrera hasta lo más alto ha sido amadrinada en la sombra por Kara, una agente rusa que querrá aprovecharse de su tutelado. Vamos, el argumento es el típico que quita el sueño a los británicos desde la década de 1960: la infiltración de un topo en lo más alto de la Inteligencia nacional, a lo que se suman las maniobras extranjeras para manipular elecciones (pincha aquí para seguir leyendo)


Lectura de 5 de noviembre de 2024 a las 1200 horas

    



  • Barómetro: 765 (Variable) 
  • Termómetro: 21º
  • Higrómetro: 68%

lunes, noviembre 04, 2024

Respondiendo al cuestionario que ha hecho Stephen King para The Guardian

Me ha llamado la atención el breve cuestionario al que Stephen King se ha sometido para The Guardian, publicado este pasado 11 de octubre y destacado con la frase «Me encantaba “El señor de las moscas” como a los niños Harry Potter», 

No pretendo emular al Rey, ni siquiera en sus entrevistas, pero me ha parecido interesante pasar por la misma experiencia. ¡Qué demonios!

La primera lectura que recuerdo

Es difícil ponerle título, aunque en casa no había muchos libros entre los que elegir. Había unos contados cuentos y dos revistas de Don Miki. Pero sí recuerdo el primer libro que mis padres me compraron: un recopilatorio de relatos escritos por sir Arthur Conan Doyle, con su personaje más mítico como indiscutible protagonista. Sería el año 1986, quizá. Y me lo compraron más bien por insistencia mía (y por lo barato que era, pues era una feria de ocasión), que por mi capacidad real para entender algo más allá del título. En aquella era un gran fan de Meitantei Holmes y la cabra siempre tira al monte.

Mi libro favorito de la infancia

Probablemente El viejo reloj, de Fernando Alonso, un libro que te ayudaba a aprender las horas. Era de Alfaguara.

También hubo otro que me encantaba: Un problema con patas. He tenido que tirar de Google para dar con la autora, que se llama Marinella Terzi.

El libro que me cambió de adolescente

No sé si me cambió de adolescente, pero lo leí una infinidad de veces, cosa que ahora no sería capaz de hacer: Parque Jurásico, de Michael Crichton.

El escritor que cambió mi forma de pensar

No sé si cambió mi forma de pensar, pero sí que fue el que más me impactó: a simpar doña Emilia Pardo Bazán con su novela Los pazos de Ulloa.

El libro que me hizo querer ser escritor

La historia interminable, de Michael Ende. Al menos, recuerdo que fue gracias a ese título que empecé a interesarme por la escritura. A intentar garabatear algo. Quería que Fantasía siguiera creciendo.

El libro que volví a leer

La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne. Es una fantástica novela de aventuras que todo el mundo debería releer, al menos, una vez.

El libro que no podría volver a leer

Cualquiera de aquellos que dejé tirados, aquellos otros que leí por obligación y algunos Premios Planeta.

El libro que descubrí con el tiempo

La perla, de John Steinbeck. Fue un libro que llevaba muchos años en casa y que nunca me pareció interesante por la portada, sea dicho de paso. Craso error.

El libro que estoy leyendo actualmente

Los niños del Brasil, de Ira Levin.