- Barómetro: 765 (Variable)
- Termómetro: 21º
- Higrómetro: 72%
Navegando por el Mar de Papel Moneda, y otros mares... (Sailing at Sea of Banknotes, and others seas...)
Mucho bicho. Mucho tiro. Muchas palomitas. ¿Para qué más?
¡Bueno! Anda que esta película no ha hecho correr ríos de bits ni nada, arrastrando las opiniones más variopintas. Que si es un bodrio, que si no. Que si es un bombazo, que si es una basura… Sobre todo que es un plagio parcial de «Alien» y «La Cosa», aunque yo metería también en el saco a «Starship Troopers» y a «Parque jurásico».
Pero lo cierto e indudable es que ha sido un éxito brutal por las altas cifras de espectadores y de críticas que ha reportado (la cuestión es que hablen de uno, aunque sea mal), lo cual habrá valido para que la pasta fluyera tras el salto de la cinta del cine estandarizado al de plataforma digital por esto del SARS-COV 2 (sigue leyendo)
Un hermoso canto y homenaje a la literatura y cine más clásica de espías
Una buena muestra de lo insustancial que es nuestra época para muchos argumentos de cine es la, en apariencia, obcecación por ubicar muchas producciones entre las décadas de 1960 y 1980, y no precisamente por eso tan manido de la nostalgia. Las historias de espionaje, por ejemplo, no tienen brillo ni encanto fuera de este marco, y «El rehén» es una de ellas.
Esta película es un hermoso canto y homenaje a la literatura y cine más clásica de espías. Es más, podría bien ser un argumento firmado por John le Carré, pues el protagonista es muy de su estilo: alcohólico, traumatizado, incisivo e incontrolable, el cual es arrojado a las brasas sin él haberlo pedido ni, mucho menos, haberse presentado voluntario (sigue leyendo)
Para abrir boca he escrito (y me han publicado hace unas horas), una columna que gira bajo el título de «Miles de años de fracaso», en la que me he dado el lujo de mixturar la situación de la pandemia del SARS-COV 2 con una película que ha dado mucho de qué hablar: «La guerra del mañana»
Como siempre, os invito a leer mis pensamientos y a que me trasladéis vuestras impresiones.
https://pontevedraviva.com/opinion/6661/miles-anos-fracaso-javier-yuste-gonzalez/
El desarrollo de la cinta, con altibajos y una lentitud memorable, nos lleva a lo largo de paisajes y escenarios laboriosos propios de una producción titánica y muy costosa
Ésta es una de esas películas cuyo título siempre ha permanecido en el recuerdo de aquellos que hollamos con mejor o menor conciencia la década de 1980. Un título de fantasía a cargo de Jim Henson (el responsable directo de «Barrio Sésamo»), y Frank Oz (quien dio vida a Yoda, entre otros), que, muy de vez en cuando, se llegó a emitir en abierto en la televisión, ya sea pública y privada, y que, al contrario de otras más reconocibles y visionadas («Dentro del laberinto», por ejemplo), muchos hemos tardado años en poder admirar y adentrarnos en el particular y exótico mundo creado por estos dos genios de los títeres (sigue leyendo)
![]() |
Título original: «The Circle» Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona Primera edición: octubre de 2014 Traducción: Javier Calvo ISBN: 978-84-397-2908-2 445 páginas |
El mes pasado tuvisteis la oportunidad de leer la reseña a la película «El Círculo», la cual tiene un argumento que hizo implosionar mi cerebro. Entonces os dije que estaba basada en una novela que, según todos los indicios, tenía una fuerza crítica mucho mayor y que dejaba lo que llegó a las pantallas en un simple e inocencia juego de jardín de infancia.
Vaya si era verdad…
No me costó mucho dar con la obra literaria ni ponerme a devorar sus páginas, gratamente impresionado por la capacidad narrativa de Dave Eggers, quien va formando una gran bola de nieve dispuesta a ser lanzada pendiente abajo y no dejar indiferente a nadie, a través de su excelente prosa y una composición sin capítulos, solo descansos, y una división en “tres libros”, que marcan los estadios de Mae Holland, la protagonista, desde que entra a trabajar en la empresa de Internet más vanguardista del mundo hasta que cierra el círculo.
Y tras terminar de leer la novela (o, mejor dicho, mientras la leía), no podía creer que el mismo Eggers dulcificara y simplificara tanto la trama para el cine. Me pregunto qué le llevó a ello. Es más, ¿por qué la Mae Holland literaria es tan distinta a la cinematográfica? No hablo únicamente del plano físico, sino también del ético y moral individual, pues el personaje que interpretó Emma Watson es capaz de conservar algo de control y visión más allá de las paredes que rodean a la empresa en la que trabaja. Pero la protagonista original termina convertida en una fanática integrista que se adapta a la dinámica de El Círculo con docilidad y de forma activa. (sigue leyendo)
Mientras visionaba esta serie, mi frente sufría los estragos de un combate en el que se enfrentaban dos bandos, uno a favor de no perder un solo segundo más y, mucho menos, en escribir una reseña, y otro que vencía solo con la excusa de saber en qué terminaría todo. No eran bandos antagonistas, a decir verdad
Si, a fin de cuentas, continué hacia adelante, hasta llegar a los títulos de crédito de décimo y último capítulo de la primera temporada, es porque «Motherland: Fort Salem» es una ucronía y ya sabéis cómo me pirran las ucronías. En esta ocasión se nos permite acceder a un mundo en el que una bruja de Salem, a finales del s. XVII, alcanzó un pacto con el paleto vulgo, ofreciendo sus artes y las de las hijas de toda bruja para servir y combatir en los ejércitos norteamericanos por los siglos de los siglos y, en una década que me da a entender que son los años 1980 (por los aparatos de televisión más bien), el mundo se mueve en una “espiral” de violencia con ejércitos formados por brujas (y brujos), con grupos terroristas que usan su magia y atacan a civiles, etc., etc. (sigue leyendo)
Título original: «The Lord of the Rings: The Two Towers». 2002. 240 min. Nueva Zelanda. Dirección: Peter Jackson. Guión: Peter Jackson, Fran Walsh, Philippa Boyens, Stephen Sinclair, basándose en la novela de J.R.R. Tolkien. Reparto: Elijah Wood, Viggo Mortensen, Ian McKellen, Sean Astin, Andy Serkis, John Rhys-Davies, Orlando Bloom, Bernard Hill, Miranda Otto, David Wenham, Dominic Monaghan, Billy Boyd, Christopher Lee
Una segunda parte en la que los rohirrim son presentados y se llevan toda la atención, mientras las demás líneas se desarrollan e independizan en apariencia
La compañía quedó fracturada por culpa del Anillo único y los anhelos de aquellos que lo ambicionaban y, quizá, el problema narrativo al que se enfrentó Tolkien fuese demasiado para él y para Peter Jackson, quien tampoco fue capaz de dar con un montaje acertado, a pesar de que ésta sea una magnífica pieza fílmica. El primero dividió su libro en dos partes para salvar los muebles, pero el director tuvo que seguir un solo hilo temporal.
La cuestión se centra en mantener tres líneas argumentales paralelas que, en no pocas ocasiones, se cruzan y solapan en cuanto a importancia y atractivo para el público. Luego está la sola figura del restituido rey Theoden, la cual hace sombra a todos los personajes con su aura shakespeariana (sigue leyendo)