miércoles, abril 20, 2016

Breve referencia a la Travesía de la Galera de Pontevedra

Podría admitir (y lo admito) que la calle en sí carece de todo atractivo para el sentido de la vista. Su aspecto, medio abandonado y carcomido por un urbanismo desaprensivo, nos obliga, guardando nuestras espaldas del paso del vehículo de algún residente, a pasar de largo y correr hacia espacios de mayor atractivo en la ciudad de Pontevedra.

Desde la primera vez que oí hablar de esta calle o travesía, ubicada entre la Avenida del Uruguay y Arzobispo Malvar, y me dejé caer por ella, se sentí intrigado por esa referencia nada velada a una galera: Travesía de la Galera

Como en muchas otras tantas ocasiones, nuestro conocimiento acerca de los misterios que encierran las placas que nombran a nuestras calles es insultantemente limitado; paseamos sobre sus adoquines con la despreocupación natural de simios ajetreados que tienen mejores cosas en las que emplear el tiempo. Puede que sea la mejor opción para no llenarnos la cabeza con datos que no poseen la bondad de variar superficialmente o de hacer más placentera nuestra fugaz estancia en esta enorme calabaza azul; pero aferrarnos a tan apática opción es una traición imperdonable hacia todos los que nos precedieron. Será ésta la evidencia más evidente de que “polvo eres y el polvo te convertirás”.

La Travesía de la Galera hace referencia a un navío para la Marina de Castilla (una galera, para más señas) que se construyó en los peiraos (muelles) de Pontevedra hace varios siglos y que fue abandonado intencionadamente por sus constructores, dejándolo que se pudriera. Este hecho, por lo visto, aconteció en tiempos del reinado del rey Sancho IV, El Bravo (1284-1295), hijo de Alfonso X, El Sabio, y Violante de Aragón. 

Ya por el s. XIII, la ciudad de Pontevedra (al contrario de lo que ocurre con la decadencia actual a la que estamos condenados por regidores que solo tienen la mirada puesta en los campos y dan la espalda al mar desde hace decenios), era conocida por las labores de construcción naval, aparte de por la industria principal del salazón de pescado (en la misma calle aún se conservan las ruinas de un alfolí, como podéis comprobar mediante las fotografías que acompañan a este texto).

Si atendemos al tríptico redactado e impreso en tiempos recientes por la Asociación de Vecinos de San Roque de Pontevedra y que ha sido titulado como «Roteiro das Moureiras», el detalle que acabo de resaltar lo mencionan muy de pasada, dando más peso verídico a que el nombre de la travesía se debe a la existencia, en tiempos, de una cárcel para mujeres. La relación perfecta entre el presidio para féminas y la galera, de momento, se nos escapa (más allá de lo de la "condena a galeras").

Yo, por mi parte, tirando de la lengua a fuentes locales más versadas, doy por cierta la existencia en siglos pasados de una galera abandonada en ese punto del río Lérez y de la razón de tal abandono: una protesta contra ciertos edictos reales firmados por Sancho IV, quien primaba la construcción de galeras, algo por lo que los carpinteros pontevedreses no estaban por la labor de pasar por el aro, pues estaban más interesados en potenciar el comercio de la pesca y conservación mediante el salazón.

La protesta terminó con el desquite de los carpinteros, quienes construyeron y remataron la embarcación para, luego, dejarla abandonada e inservible.

Sin embargo, ¿fue así? Quizá, para no marearme y marearos (dando punto a este pequeño artículo), vamos a la página 61 de la obra firmada por D. Celso García de la Riega «La Gallega, nave capitana de Colón en el primer viaje de descubrimientos» (1897, imprenta de la viuda de J. A. Antúnez, Pontevedra) y al siguiente párrafo:

«La construcción naval no era en Pontevedra industria naciente a mediados del siglo XV, sino arraigada de antiguo. Lo prueba la confirmación del privilegio de exención del impuesto de la galea por D. Alfonso XI en Toro, a 22 de Agosto de 1316 […] pues se refiere al hecho de que el rey D. Sancho dispuso que la galera construida en Pontevedra para pagar, por fuerza mayor, dicho impuesto, no saliera de su puerto y se pudriera en él; de modo que en el siglo XIII se construían galeras en la expresada villa. […]».

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