jueves, abril 25, 2019

Guardia de cine: reseña a «El año más violento»

Título original: «A Most Violent Year». 2014. 2 h. y 5 min. Drama. Dirección: J. C. Chandor. Guión: J. C. Chandor. Elenco: Oscar Isaac, Jessica Chastain, David Oyelowo, Elyes Gabel

Thriller con cierto tufillo a género de mafiosos, pero sin ser de mafiosos. Un retrato de un hombre con un código inquebrantable en su carrera hacia la realización de sus sueños: ser dueño de sí mismo

Paredes de viejos edificios cubiertas por los trazos de cientos de grafiteros anónimos; basura y violencia acumulada en las esquinas de las calles; abandono sistemático en un panorama de  altos rascacielos que arrojan su sombra sobre un río contaminado. Así era la Nueva York de finales de los ’70 y comienzos de los ’80 que servía de fondo tan bien realizado en las primeras películas de Woody Allen; una ciudad enferma que, aún así, no perdía una pizca de brillo e intensidad.

Es en este escenario en el que se mueven los protagonistas de «El año más violento». 1981 es la referencia temporal para que nos ubiquemos y sigamos de cerca a Abel Morales (Oscar Isaac), un esforzado y honrado empresario del sector de los hidrocarburos, atosigado y acosado por los robos violentos, las amenazas nada veladas de mafiosos y fiscales, así como por falsos amigos y declarados enemigos. Abel dirige desde hace años la pequeña pero ambiciosa Standard Heating Oil, desde que pudo dejar atrás tiempos más oscuros y tomar las riendas de su vida, aún teniendo como esposa a Anna (Jessica Chastain), una ingeniosa contable e hija de un conocido mafioso encarcelado, mas los problemas y obstáculos se arremolinan a su alrededor en el año más violento desde que se tenía registro. Nueva York es una jungla donde el débil cae y solo el más fuerte permanece; pero Abel, dentro de su forma de ver y hacer las cosas, no es débil: no se cuestiona el resultado, solo el camino para alcanzarlo que, para él, siempre ha de ser el más correcto, sin desviarse de su ortodoxo decálogo moral y de la legalidad imperante; sin caer en las redes y artes del crimen organizado, aún de baja intensidad.

«El año más violento» no es una película de mafiosos, aunque mantiene la tensión y el tufillo propio de las producciones de época dedicadas al submundo. Es un thriller en su justa medida, con empresarios nada comprensivos y un fiscal demasiado ambicioso que se sirve de una policía incapaz; que se centra en la figura de Abel, un hombre que se exige a sí mismo lo mismo que a los demás, aunque con el paso de la cinta vaya cayendo en una pequeña espiral, que detiene a tiempo, hacia un lado más oscuro al que su esposa no le hace ascos (aunque para nada es la arpía Lady Macbeth que es pintada en las sinopsis), todo ello en sintonía de alcanzar y hacer realidad el Sueño Americano. Me pareció impactante la escena junto al depósito de la nave recién comprada, cuando aquel pobre empleado se descerraja un tiro en la cabeza y Abel se molesta más por sellar con su pañuelo la grieta creada por la bala perdida que por el cuerpo de un chico al que, en el fondo, apreciaba como a un hijo.

Para mí, en esta película vemos la mejor interpretación de Oscar Isaac hasta la fecha, capaz de transmitir la impotencia, pero también el ánimo inquebrantable por conseguir aquello que ambiciona, aún en el año más violento. Su aspecto recuerda bastante al de Al Pacino en sus trabajos como mafioso, con su temple y frialdad, con la réplica perfecta por parte de Jessica Chastain, con un papel muy en su onda, con personalidad y que bien pudo haber sido protagonista.

También me han parecido muy buenos los personajes del abogado y el fiscal de la ciudad, aunque apenas tienen sitio al lado de Morales.

Aunque nunca me ha ido demasiado el cine de este tinte y hasta puede parecer lenta, carente de acción, «El año más violento» es, para mí, una de las películas más honestas y profundas que he visto en los últimos tiempos.


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