Las Osas mayor y menor, ésta última con la estrella polar o Polaris, son dos de las constelaciones que siempre han acompañado a la Humanidad (junto a Orión) y de las pocas que se molestan en enseñarnos en la Básica. Quizá se nos quedan grabadas en la mente más que nada porque son como carros tirados por tres caballos y nos hace gracia la comparación, no llegando a ver las osas como tales ni por asomo.
Por cuestiones de la mitología helena, sendas constelaciones recibieron estos nombres gracias a una génesis muy similar, interviniendo siempre el pillín de Zeus (Júpiter), en una de sus correrías y tocándole las narices, ésta vez, a su hija Artemisa (Diana). En “origen”, la Osa mayor era una hija del rey Licaón de Arcadia y compañera de Artemisa, sobre la que el gobernante del Olimpo desplegó su encanto sobrenatural y preñó. Siendo que su estado era difícil de ocultar, la diosa de la caza terminó dándose cuenta y, enrabietada, convirtió a la infeliz seducida en una osa. Aún como fiera, dio a luz a Arcadio y ambos fueron capturados por cazadores y entregados como obsequio al Licaón.
La osa, durante su cautiverio, se atrevió a penetrar en los suelos sagrados de un templo dedicado a Zeus, lo cual se entendió como una grave falta, por lo que los habitantes de Arcadia, con Arcadio entre ellos, persiguieron a la plantígrado para darle muerte. Zeus, por cosas del remordimiento, intervino a tiempo y elevó a la presa al firmamento.
Esta constelación cuenta con siete estrellas principales: Benetnasch, Mizar, Alioth (la más brillante), Megrez, Pechda, Dubhe y Merak.
De la Osa menor, la Mitología ha “guardado” el nombre de la posible afortunada, aunque hay muchas versiones al respecto: para unos es Fenicia, una joven protegida por Artemisa y que cayó en la misma trampa que la anterior: Zeus la posee y Artemis, vengativa, la convierte en una osa, pero, luego la misma diosa recapacita y la perdona, le devuelve su forma humana y la eleva a los cielos. Para otros es Cinosura, ninfa del monte Ida, o Hélice, ambas nodrizas de Zeus.
La Osa menor es mucho más visible que la mayor, más que nada gracias a Polaris, fija en el Norte y vital para la navegación, y la primera de sus principales, junto a Pherkad y Kochab.
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