La Guerra del Yom Kippur (6-25 de octubre de 1973) supuso una reconfiguración del conflicto árabe-israelí dentro de los límites de la Guerra Fría, así como un cambio que afectaría a todo el mundo.
Israel logró sobreponerse con rapidez a la sorpresa y a la maniobra envolvente formulada por Egipto y Siria, pero quedó en evidencia para la opinión pública que los políticos y los mandos militares habían pecado de soberbia tras imponerse con soltura a sus enemigos árabes durante la Guerra de los Seis Días. La amarga y dura victoria tras el Yom Kippur provocó la caída de la presidente Golda Meir y del ministro de Asuntos exteriores Moshe Dayan. Sin embargo, Israel consiguió que Egipto lo reconociera como Estado.
La ya mencionada Guerra de los Seis Días comenzó el 5 de junio de 1967. La Fuerza aérea israelí aniquiló las bases de sus contrapartes egipcios, sirios y jordanos, mientras que en tierra el ejército avanzaba de manera imparable. El 8 de junio, Israel sobrepasó a los egipcios y se hizo con todo el Sinaí, así como con la ribera oriental del Canal de Suez. Justo un día antes, El Cairo ordenó bloquear la vital vía de navegación, sembrándola de explosivos y hundiendo barcos en ambos extremos.
Cuando estalló el conflicto bélico de 1967, quince mercantes de nacionalidades dispares transitaban el canal, cuyas banderas eran de Alemania Occidental (2), Bulgaria (1), Checoslovaquia (1), Estados Unidos (2), Francia (1), Polonia (2), Reino Unido (4) y Suecia (2). Buques sufrieron el fuego cruzado de cazas, torpederos y artillería israelí y egipcia y que, debido al bloqueo del Canal, quedaron atrapados, junto con sus tripulaciones, en el Gran Lago Amargo hasta mediados de la década de 1970. Por culpa de la arena acumulada en sus cubiertas y al efecto del óxido, estos barcos fueron denominados popularmente como La Flota Amarilla.
El envido egipcio no minó la moral israelí. De hecho, Egipto fue el más perjudicado por el bloqueo del Canal de Suez. Occidente siguió a lo suyo, sin notar esos fragmentos de cristal en la planta del pie hasta la crisis de 1973. El cierre de tan vital vía de transporte parecía condenado a perpetuarse debido al pulso internacional que mantenían los bloques occidental y soviético, en el que nadie estaba dispuesto a ceder.
Sin embargo, estalló la Guerra del Yom Kippur, publicitada como un desquite árabe tras la humillación de 1967. Pero la venganza tuvo un desenlace inesperado para quienes planearon las órdenes de batalla en El Cairo y Damasco, como ya sabemos. Finalmente, las reuniones y encuentros diplomáticos de alto nivel llevaron a que Egipto reabriera el Canal a comienzos de 1975 y, de paso, a que La Flota Amarilla pudiera levar anclas.
En noviembre de 1975 se publicó la noticia del primer carguero con destino a un puerto israelí (Eliat, en el Golfo de Aqaba, donde descargaría 9.000 toneladas de cemento), cruzando el Canal de Suez desde su reapertura: era un mercante griego de nombre Olympos.