martes, febrero 03, 2015

Guardia de literatura: reseña a “Soldados a caballo”, de Doug Stanton

"Soldados a caballo" es el fruto maduro de una ardua y compleja labor periodística centrada en la primera reacción de los Estados Unidos tras los despreciables atentados dirigidos contra las Torres gemelas de Nueva York. Una primera reacción militar, la más sabia e idónea que se pudo tomar y que demostró ser la única eficaz para derrotar a los talibanes y a Al Qaeda mediante el despliegue de unidades de Fuerzas Especiales de apoyo a los ejércitos locales afganos. Soldados del s. XXI a caballo, a fin de cuentas.

Durante los últimos meses del año 2001, un pequeño grupo de hombres curtidos aterrizó en mitad de la noche en un lugar al norte de Afganistán. Soldados preparados para ayudar a varios generales afganos enfrentados entre sí a crear un frente común y expulsar a un nuevo invasor que ondeaba una bandera negra. Se harían uno con los afganos, respetando sus costumbres, entendiéndolos y llevando a cabo labores de diplomacia como no se podían esperar en tan tensos momentos.

Todas las victorias eran para los afganos. Los americanos luchaban y lanzaban bombas, pero nunca colocaron su bandera en las localidades conquistadas. Eran “invitados” y cumplieron, llegando a crear lazos de hermanos de sangre con los generales y sus comandantes.

Eso sí, esta buena labor militar llevada a cabo por aquellos hombres de los cuerpos “invisibles”, quienes llegaron para desgracia suya a ocupar titulares en periódicos y noticiarios al ser descubierta su presencia sobre el terreno y conocidas hasta algunas de sus identidades, de nada sirvió cuando la secretaría de Defensa decidió prescindir del “lento, pero seguro” plan inicial y hacer las cosas a toda pastilla, obteniendo resultados desastrosos, sobre todo tras la disolución del Ejército regular iraquí en la guerra iniciada para derrocar a Sadam Hussein. 

Terminó siendo un conflicto que se extendió a lo largo catorce sangrientos años (y que aún sigue), en la que una bandera amiga pasó a ser la de un invasor imperialista y en la que se dejó abandonados y a merced del enemigo a las principales piezas de la victoria.

Stanton se sirve de horas y horas de entrevistas para “novelizar” estos hechos con hombres a lomos de pequeñas bestias de carga, con sus familias al otro lado del mundo. Incluso no se olvida de John Walker Lindh, el talibán norteamericano.

La obra da comienzo y finaliza con el motín en el  fuerte de Qala-i-Jangui, en Mazar-i-Sharif, una importantísima ciudad norteña, clave para llegar a Kunduz y, luego, a Kabul. Entre medias, dos meses en las colinas y en los desiertos afganos, siguiendo las peripecias, a veces surrealistas, de unos hombres que habían cogido un tren con parada en el pasado.

La lectura cuenta con fotografías y planos que ubican al lector; también con descansos dentro de los capítulos, pero no es una lectura de “pasar el tiempo”. No es la adecuada para sentarse y trasegar páginas y páginas, ya que, al menos a mí, se me ha antojado agotadora. Es mejor ir poco a poco, con tranquilidad, sin prisa, al trote de los caballos.

Un  libro interesante, plagado de datos fundamental para aprender, tanto cultura militar como afgana y asiática, prestando gran atención al modo de vida en medio de una guerra extraña. Y también triste, porque el rápido epílogo está sembrado de esquelas de muchos hombres con los que te has metido en la boca del lobo y que terminan muriendo, años después, en Irak o en otras misiones en la misma Afganistán.

Nº de páginas: 512 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: CRITICA
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788498923322

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