La serie va de engaño en engaño, de manipulación en manipulación, de corrupción en corrupción, sin que dejar tecla sin tocar
Si habéis estado atentos, aunque sea sólo al 5%, os habrá llegado el rumor de la existencia de esta miniserie. Parecía que todo el mundo cacareaba sobre ella, como si en la vida no hubieran visto un thriller más enrevesado, pasando por alto sus carencias, claro está.
Traición resume en su título justo lo que vamos a presenciar en pantalla. No te puedes fiar de ningún personaje, ni siquiera de la mujer o de su mejor amigo. Ni siquiera del protagonista, Adam Lawrence, quien es coronado como nuevo C del MI6 tras el atentado contra la vida de sir Martin Angelis. Lawrence, cuya carrera hasta lo más alto ha sido amadrinada en la sombra por Kara, una agente rusa que querrá aprovecharse de su tutelado. Vamos, el argumento es el típico que quita el sueño a los británicos desde la década de 1960: la infiltración de un topo en lo más alto de la Inteligencia nacional, a lo que se suman las maniobras extranjeras para manipular elecciones (pincha aquí para seguir leyendo)
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