No pretendo emular al Rey, ni siquiera en sus entrevistas, pero me ha parecido interesante pasar por la misma experiencia. ¡Qué demonios!
La primera lectura que recuerdo
Es difícil ponerle título, aunque en casa no había muchos libros entre los que elegir. Había unos contados cuentos y dos revistas de Don Miki. Pero sí recuerdo el primer libro que mis padres me compraron: un recopilatorio de relatos escritos por sir Arthur Conan Doyle, con su personaje más mítico como indiscutible protagonista. Sería el año 1986, quizá. Y me lo compraron más bien por insistencia mía (y por lo barato que era, pues era una feria de ocasión), que por mi capacidad real para entender algo más allá del título. En aquella era un gran fan de Meitantei Holmes y la cabra siempre tira al monte.
Mi libro favorito de la infancia
Probablemente El viejo reloj, de Fernando Alonso, un libro que te ayudaba a aprender las horas. Era de Alfaguara.
También hubo otro que me encantaba: Un problema con patas. He tenido que tirar de Google para dar con la autora, que se llama Marinella Terzi.
El libro que me cambió de adolescente
No sé si me cambió de adolescente, pero lo leí una infinidad de veces, cosa que ahora no sería capaz de hacer: Parque Jurásico, de Michael Crichton.
El escritor que cambió mi forma de pensar
No sé si cambió mi forma de pensar, pero sí que fue el que más me impactó: a simpar doña Emilia Pardo Bazán con su novela Los pazos de Ulloa.
El libro que me hizo querer ser escritor
La historia interminable, de Michael Ende. Al menos, recuerdo que fue gracias a ese título que empecé a interesarme por la escritura. A intentar garabatear algo. Quería que Fantasía siguiera creciendo.
El libro que volví a leer
La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne. Es una fantástica novela de aventuras que todo el mundo debería releer, al menos, una vez.
El libro que no podría volver a leer
Cualquiera de aquellos que dejé tirados, aquellos otros que leí por obligación y algunos Premios Planeta.
El libro que descubrí con el tiempo
La perla, de John Steinbeck. Fue un libro que llevaba muchos años en casa y que nunca me pareció interesante por la portada, sea dicho de paso. Craso error.
El libro que estoy leyendo actualmente
Los niños del Brasil, de Ira Levin.
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