jueves, septiembre 01, 2011

1 de Septiembre de 2011

FARO DE VIGO

Un "piso" con vistas a todos los mares

Una propiedad en el buque "The World", que atracó ayer en Vigo, puede costar hasta seis millones

J. GRANDÍO "No tienes que preocuparte de maletas, vuelos, hoteles o horarios". Esta es la virtud general que todos los residentes, mayoritariamente estadounidenses, del crucero-residencia The World destacan, y solo una de las razones que llevó a John Gray, de San Francisco, a adquirir en 2002 uno de sus 165 apartamentos. John está muy orgulloso de haber sido un pionero al invertir en la iniciativa de la residencia flotante que ayer atracó en Vigo. Su caso es paradigmático: "Conocí el sistema de propiedades antes de que se construyese el barco, y me compré mi pequeño apartamento antes de que existiese físicamente", comenta Gray a pocos metros del buque.
No se trata solo de dar la vuelta al mundo o recalar en la Antártida, formar parte del selecto grupo de residentes de The World es también un estilo de vida. Susie Reed, propietaria desde 2002, confirma que realmente se trata de una comunidad: "Conocemos más gente en el barco que en nuestra ciudad, Fenix en Arizona". Esta comunidad funciona de tal manera que las decisiones se toman en asamblea, y eso incluye también la ruta que seguirá la nave en los próximos dos años. Para lograr el consenso, explica Richard, el marido de Susie, "se proponen tres opciones que los expertos de la tripulación calculan y analizan. El capitán nos las explica y se vota. Decide la mayoría". Los viajes se planean con dos años de antelación y cualquier propietario puede "subirse y bajarse" en cualquier punto, porque, apunta Richard, "es tu apartamento, y puedes hacer lo que quieras con él".
Si bien The World posee todos los servicios que incluyen otros cruceros de lujo, también tiene características propias y únicas que le permiten "llegar a donde otros nunca podrían" reconoce la familia Smith. "Se trata de un rompehielos, por lo que podemos llegar hasta la Antártida. Además, sus depósitos le permiten cruzar el Atlántico sin repostar", agrega. Esta familia de Michigan, que viaja acompañada de su hija y su yerno, no posee un camarote –"es de unos parientes que nos lo prestan"–, pero es la sexta vez que disfrutan de él. Los más jóvenes, Melisa y Pete Carpenter, destacan sobre todo la vocación ecológica del buque, "tiene un sistema específico para potabilizar el agua del mar, es el agua que se bebe. Además separan su basura".
Pese a la modestia con que hablan los viajeros de sus posesiones, un apartamento "medio" como el de Richard y Susie Reed podría alcanzar un precio de más de seis millones de euros, dependiendo de las características de las dependencias. La exclusividad de esta nave no viene dada por el árbol genealógico de los propietarios, sino del tamaño de sus carteras. Aunque hay trayectorias vitales para todos los gustos, los Reed, ahora jubilados, mantuvieron durante años más de 500 escuelas de taekwondo. Richard recuerda que aprendió artes marciales en la guerra de Corea, "donde coincidí con Chuck Norris". Susie apostilla: "Después él se fue a Hollywood; nosotros no". La comunidad de vecinos flotante está formada por jubilados, jóvenes, y familias con niños o sin ellos, pero hay algo que los une a todos, "lo fabuloso que resulta viajar de esta manera, es totalmente único".
El atraque del The World ayer a Vigo coincidió con el de otro crucero, el Azura, con 3.200 pasajeros y 1.250 tripulantes.

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