lunes, diciembre 05, 2011

5 de Diciembre de 2011

EL MUNDO

Tras las huellas de los primeros exploradores españoles del Pacífico en Taiwan

Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) busca desde octubre pasado pruebas del primer asentamiento de españoles en Taiwán, que ayudarán a interpretar con más precisión las consecuencias de los contactos entre poblaciones nativas y europeas en el Océano Pacífico.

Según los investigadores, generalmente se asume que el primer contacto entre europeos e indígenas fue consecuencia de los viajes del británico James Cook en la segunda mitad del siglo XVIII, pero los exploradores españoles cruzaron el Pacífico desde el siglo XVI, entrando en contacto con poblaciones en muchos archipiélagos e incluso estableciendo asentamientos, aunque de corta duración.

La nueva investigación se orienta a encontrar los restos materiales que demuestren la presencia española en el primer cuarto del siglo XVII en la pequeña isla de Heping, al norte de Taiwán, en colaboración en colaboración con científicos taiwaneses.

Los textos históricos que manejan los investigadores cuentan que los españoles establecieron puestos en Taiwán, anteriormente conocida como Formosa (nombre portugués), antes de la presencia de holandeses, chinos y japoneses.

Los españoles construyeron en 1626 el fuerte de San Salvador, a cuyo amparo se situó un convento y un barrio de marinería "mezclada con población aborigen", según la investigadora Susana Consuegra.

Análisis de cartografía

El trabajo científico se basa en estudiar la información que se tenía de la zona, analizar la cartografía y aplicar un sistema de detección electromagnética.

La coordinadora del proyecto, María Cruz Berrocal, apunta que el equipo ha situado ya los restos del convento, para lo que se han efectuado ocho sondeos estratigráficos, que han precedido a la excavación arqueológica.

Precisa, sin embargo, que todavía no se ha recuperado material arqueológico que pueda considerarse relacionado con la presencia española, aunque sí europeo del siglo XVII.

Los científicos has descubierto unos muros de tapial que podrían considerarse de diseño y factura europeos, aparte de una serie de agujeros de poste sellados por materiales del siglo XVII que podrían corresponder a la cerca del convento.

EL FARO DE VIGO

Vigo importa conocimiento oceanográfico de Hawai

Marcos Vázquez participa en el diseño y puesta a punto de una nueva técnica de medición de CO2 que traerá después a Investigaciones Marinas

El doctor en Oceanografía Marcos Vázquez ha viajado hasta la Universidad de Hawai para participar en el diseño de un nuevo instrumento de medición del CO2 antropogénico en el océano y que exportará después al Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC, el centro de Bouzas al que pertenece. La idea es que el aparato funcione en continuo y de forma automática para poder instalarlo, además de en buques oceanográficos, en barcos de pasajeros o transporte de mercancías. El fin último es abarcar la mayor extensión de agua posible y obtener datos periódicos que ayuden a determinar con fiabilidad los efectos del cambio climático.

SANDRA PENELAS Nuestros océanos ayudan a paliar el calentamiento global gracias a la absorción del CO2 de la atmósfera pero, a cambio, sufren la acidificación de sus aguas. Cuantificar esta capacidad de actuar como sumideros y sus consecuencias en el medio marino constituye uno de los actuales desafíos de la comunidad científica que trata de determinar los efectos del cambio climático. El experto vigués Marcos Vázquez trabaja desde abril en un grupo de Oceanografía de la Universidad de Hawai, ubicada en Honolulu, que diseña un nuevo método de medición del carbono y que pretende exportar después al Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC de Bouzas.
Se denomina CO2 antropogénico al que proviene de la actividad humana, pero no es determinable de forma directa y su composición molecular es idéntica al natural que emitiría, por ejemplo, una persona al respirar. De ahí la necesidad de encontrar métodos más fiables como el que desarrolla el equipo del profesor David T. Ho, en el que Vázquez permanecerá, al menos, durante un año.
Su técnica se basa en la búsqueda de dos trazadores artificiales: los gases CFC –utilizados en los aerosoles y refrigerantes que dañaron la capa de ozono– y el hexafluoruro de azufre o SF6. "Los primeros llevan midiéndose un par de décadas pero se dejaron de emitir hace tiempo y ya no resultan tan útiles para poder inferir la cantidad de carbono. Sin embargo, la combinación con el SF6, cuyo estudio es muy reciente, nos da una idea muy buena de cómo el océano capta el CO2 natural y el antropogénico. Si dos métodos independientes coinciden analítica y químicamente entonces tendremos un arma mejor", destaca Vázquez.
El nuevo instrumento extrae gases disueltos de las muestras de agua, los separa a través de técnicas cromatográficas y, en la fase final, determina su concentración con la técnica de detector de captura de electrones.
"La idea es que el aparato sea autónomo y capaz de trabajar en continuo, de forma que no sea necesario detener el barco. Esto permitiría instalarlo no solo en buques oceanográficos, sino en otro tipo de naves como ya se ha hecho con otros equipos en la flota de Suardiaz. El océano es muy grande para poder abarcarlo con un solo aparato", destaca.
Además de realizar pruebas de laboratorio, los investigadores ya han testado el instrumento en varias salidas al mar y hace unas semanas lo utilizaron en una campaña de muestreo en los manglares pantanosos del Parque Nacional de los Everglades, en Florida, lugar de residencia de cocodrilos y escenario de numerosas persecuciones cinematográficas a bordo de hidrodeslizadores. "Es una zona muy interesante, con un entramado de ríos y afluentes que vierten al mar y una biodiversidad muy alta. El equipo tiene un proyecto allí y aprovechamos para probar la técnica", explica Vázquez.
La medición periódica y lo más exacta posible de los océanos resulta clave en los estudios del cambio climático. "El IIM de Vigo colabora con el Ifremer francés en un programa para evaluar el estado del CO2 antropogénico en el Atlántico Norte mediante campañas bianuales desde 2002. La próxima será en 2012 a bordo del Sarmiento de Gamboa y liderada por nuestro departamento de Oceanografía", destaca el investigador, cuya tesis doctoral concluía en 2010 que esta zona del Atlántico está perdiendo capacidad de captar carbono.
"En función de cuánto CO2 absorbe el océano tanto o más se quedará en la atmósfera y aumentará la temperatura. Una de las mayores potencias de la ciencia es su capacidad de predicción y nuestro compromiso debe ser el de proporcionar teorías y modelos lo más ajustados posible. Y que después tendrían que tenerse en cuenta en las políticas medioambientales y energéticas", concluye.

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