Título original: «Coco». 2017. 109 min. EEUU. Animación,
fantástico, comedia, drama. Dirección: Lee Unkrich, Adrián Molina. Guión:
Adrián Molin, Matthew Aldrich
Visionar «Coco» es una delicia de principio a fin, con ese mundo de los muertos rebosante de colores y “vida”, en el que nada está colocado al azar. Una película en la que el aporte musical no es un elemento de guía, pero tampoco de relleno
Sea bienvenido cualquier intento por barrer la ignorancia, sobre todo si es para espantar la pesada sombra de décadas, cuando no siglos, que cubre una cultura tan rica y vibrante como es la mejicana, siempre vista con aire despectivo desde el norte de la frontera.
«Coco» cuenta la historia de Miguel Rivera y de buena parte de su familia (Coco es su bisabuela), dedicada a la fabricación de zapatos desde los tiempos de la tatarabuela, la cual fue abandonada por su marido, músico, provocando que todo lo relacionado con el tema sea tabú durante generaciones. Pero el niño Miguel siente una especial conexión con ese pasado prohibido, sobre todo con una institución nacional como es la de Ernesto de la Cruz, artista reverenciado y llorado por su pronta y trágica muerte. Miguel, oculto a toda mirada, aprenderá a tocar la guitarra por imitación, siendo que su secreto se desvelará ante toda la familia el día de los Muertos. El dolor y la rabia de Miguel hacia los suyos le arrastrarán hasta el mausoleo de Ernesto de la Cruz y, de ahí, sin saber cómo, al mundo de los muertos, donde conocerá a sus antepasados y a Héctor, un alma que solo anhela regresar ese día al plano de los vivos para ver a su hija, necesitado de que alguien le recuerde para no ser incluso desterrado de toda existencia. (SEGUIR LEYENDO)
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