Durante el abrupto periodo medieval y moderno vivido en los lindes de la Confederación Helvética, las marinas de guerra de los trece cantones protagonizaron batallas navales en algunos de sus cerca de mil quinientos lagos, enfrentándose entre sí o contra enemigos de allende sus fronteras, como sucedía regularmente con los saboyanos. Algo increíble pero cierto, resultando una laceria dar con tales referencias en las crónicas accesibles por Internet acerca de los avatares bélico-navales del país alpino, salvo el destacar las galeras Gran Oso y Pequeño Oso de la república de Berna tras la conquista del país del Vaud, por ejemplo.
Hoy día, la fuerza naval suiza se reduce a diez patrulleras desplegadas en sus masas de agua más importantes y que no merecen mayor atención.
Tan alejados nos parecen los helvéticos del arte de la navegación que sorprende, por tanto, que exista en la actualidad una asociación que lleva dedicadas décadas y enormes esfuerzos personales y económicos a la construcción y mantenimiento de la réplica de una galera franco-mediterránea del s. XVII, haciéndola navegar por el ancho lago de Ginebra: La Liberté, sobre las que podemos encontrar información en la web lagalere.ch, la cual paso a sintetizaros con la ayuda del traductor de Google.
La galera La Liberté nació de los desvelos de Jean-Pierre Hirt (principal artífice de esta genial locura), el arquitecto Michel Ormières, el ingeniero Franck de Rivoyre y el constructor naval Jean-Jacques Madadan. El proyecto nació en octubre de 1992 y lo que se tuvo claro desde el principio fue que el proyecto debía ser económicamente sostenible, con financiación por medio de mecenas (cuotas de membresía, donaciones en efectivo y en especie, visitantes, tienda y cocina) y con un marcado carácter social de lucha contra el paro (se contrataron a alrededor de 650 trabajadores en situación de desempleo).
Todo comenzó a cuajar con la constitución de la asociación el 12 de abril de 1994, poniéndose la quilla a la galera en marzo de 1996, siguiendo los planos y modelos conservados en el Musée de la Marine, de París. Esta primera fase de construcción se realizó en un astillero de ribera ubicado en Morges (previa autorización y concesión gratuita del terreno por parte del ayuntamiento), especialmente diseñado por Julius Natterer, profesor de la Escuela Politécnica federal de Lausana, y con unas dimensiones de 60 m. de largo, 18 m. de ancho y 10 m. de altura, con estructura autoportante para la que se emplearon 120 m3 de tablones de abeto, ensamblados por 45.000 tornillos.
Tras un periodo de espera que no puede entenderse como largo en una empresa de esta magnitud, La Liberté fue botada en la bahía de Morges, en el lago Ginebra, el 23 de junio de 2001. Su construcción siguió adelante durante 2002 con la instalación de los mástiles y las pruebas.
La eslora de La Liberté alcanza los 52 m., a los que hay que añadir otros 5 de espolón. Su arqueo es de 190 toneladas que son propulsadas gracias al empleo de dos motores diésel de 150 hp y otras tantas hélices, pero también a la fuerza del viento sobre su velas de 240 metros cuadrados para la mayor, 160 para la de trinquete y 70 para el foque, así como a los remos (treinta y seis para los que se necesitan ciento ocho esforzados galeotes).
El destino de la galera es el turismo, pudiendo realizar seiscientos cruceros de dos horas al año con ciento veinte pasajeros a bordo, previo abono del precio del pasaje, que es de 15 francos suizos (unos 14,00 €) para adultos y totalmente gratis para niños.
(Gracias a Juan Manuel Grijalvo por el chivatazo acerca de este proyecto).
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