La patada en la entrepierna que se hace a la película original y a «Stargate: SG-1» es tal que solo puedes poner los ojos en blanco
No sé si hago bien en dedicar mi tiempo a la hora de reseñar esta serie compuesta de diez microcapítulos de 8-10 minutos que, reunidos, apenas cubren el metraje de una película de duración normal. Un producto olvidable y que tiene poco de bueno que contar.
«Stargate». Solo esa palabra nos sirve para que hagamos volar la imaginación hasta 1994, tan solo llevados de la mano de la teoría de los alienígenas ancestrales que Roland Emmerich exprimió para crear una de las películas "recientes" de ciencia-ficción más recordadas, aunque lo mejor siempre me pareció que se quedaba a este lado de la puerta estelar. Luego vinieron muchos productos y subproductos de distinto pelaje (yo diría que siempre yendo en picado), hasta este Origins, centrado en la figura de Catherine Langford, la hija del descubridor de la puerta (sigue leyendo)
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