Título original: «The Shining» Random House Mondadori. Barcelona Colección Biblioteca de Stephen King. DeBOLS!LLO Cuarta edición: febrero de 2009 ISBN: 978-84-9759-380-9 652 págs. |
El filme «El resplandor» es uno de tantos condenados a la reposición en bucle en el canal de TDT de la Paramount, junto con la trilogía de «El padrino», las otras tantas secuelas de «Desaparecido en combate» y todas las cintas protagonizadas por Bruce Lee; por ello, soy uno de tantos que han visionado el comienzo y el final de la película más veces de las que puede recordar, pero ni un solo segundo de su parte intermedia. Esto supone para mí una excelente excusa para poder adentrarme lo más virgen y puro posible entre las páginas escritas por Stephen King allá a finales de la década de 1970, aun cuando he tenido que luchar como un jabato para apartar de mi imaginación el desquiciante rostro demente que siempre ha lucido Jack Nicholson y la careta de sapo histérico de Shelley Duvall (así como el doblaje al castellano de Verónica Forqué).
«El resplandor» no es la primera ni será la última obra firmada por King a la que traslada ciertos episodios de su azarosa vida. Cuando trabajaba en el cuerpo de esta novela, King se hallaba inmerso en uno de los momentos más difíciles y delicados como marido y padre de familia. Su fama de novelista le permitió dar un mejor futuro a los suyos, pudiendo incluso dejar de sentir el ahogo producido por las estrecheces económicas y el confinamiento dentro de una caravana; pero también había traído el alcoholismo, la drogadicción y hasta una afición descontrolada por el enjuague bucal. King estaba sumido en las tinieblas en su día a día, llegando incluso a no recordar detalle alguno de la fase de preparación y redacción de la novela «Cujo».
Con el acompañamiento de la fiel máquina de escribir, King se alejó de Maine y de sus adicciones recluyéndose en un hotel donde sucedían hechos de difícil explicación y que fueron nutriendo al ficticio, gigantesco y oscuro Overlook, la dosis terrorífica de la novela, la cual tiene, no obstante, su eje principal situado en torno a la familia y su degradación, conservándose la dualidad entre el padre y marido amado y el monstruo hecho a imagen y semejanza del Overlook.
El de Bangor es Jack Torrance, no hay duda; un hombre que ama y es amado, pero cuya adicción al alcohol le ha conducido a la violencia y desesperación dentro del seno familiar. King-Torrance contaba con el apoyo de sus seres queridos, a los que había llegado a causar daño físico, y quiere enmendarse; pero es más fácil decirlo que hacerlo.
King, a lo largo de más de seiscientas páginas, demuestra ser un maestro de las letras, desmontando, capa a capa, el corazón y alma de sus personajes; se recrea en la descripción de la relación entre marido y mujer, esa abrupta montaña rusa de constantes altibajos entre el amor y el odio, el entendimiento y los celos, entre el respeto y la humillación, que no solo afecta a la pareja, sino también a los niños, los grandes olvidados. Estos no necesitan de poderes extraordinarios o de esplendor alguno para entender el significado de los gritos ensordecedores o murmullos recriminatorios que se filtran a través de las finas paredes o por debajo de la puerta del dormitorio. King convierte a Danny Torrance en protagonista, pero también en temeroso testigo, quien sufre lo indecible ante un posible divorcio de sus padres y la desmembración de su familia. Pero, a la hora de adaptar la obra al cine, Stanley Kubrick obvió buena parte de la trama familiar, algo que contrarió a King, quien formuló todas las protestas posibles a un guión cuya faceta oscura y de terror supera a la del libro.
Los tres personajes principales están bien trazados y se enfrentan a la pesadilla del Overlook de distintas formas, como sucedería ante la destrucción familiar por parte de King; sin embargo, el desarrollo terrorífico de «El resplandor», como novela, deja bastante de qué desear pues yo anhelaba toparme con ese par de inquietantes gemelas, con la sangre irrumpiendo en el pasillo… Pero solo he sentido la inquietud en un par de momentos, siendo uno de ellos, necesariamente, cuando Danny se mete en los túneles de cemento del área infantil del hotel; siendo que los setos con formas de animales pasan de ser un excelente recurso en el primer encuentro con Jack a un absurdo a medida que el Overlook gana poder.
Lo que menos me ha convencido es el final de la pesadilla en sí, pues me cuesta creer que lo que anida en el hotel pueda abrir la puerta de la despensa en la que Jack permanece encerrado, pero necesita de este hombre convertido en monigote para bajar la presión de la caldera de gas y, así, evitar que explote; como tampoco me convence el regreso de Dick Hallorann (King repetiría misma línea con la esposa del protagonista de «Cementerio de animales»); elementos ambos que le sirven a King de excusa para salvar a Wendy y a Danny del golpe mortal con el que Jack los haría papilla bajo la maza de roqué (que no hacha).
Es una novela de larga duración que se lee con gusto, sacándose uno tiempo de donde sea para pasar al siguiente capítulo, como sucede con todo lo que escribe el señor King; bien trazada a nivel humano, permite adentrarse en un pasaje oscuro del pasado del autor (y sospechar hasta del nivel de delirio al que pudo llegar), siendo su epílogo correcto dentro de lo que cabe, en clara alusión a Tabita y a sus hijos, aquellos por los que King consiguió burlar a sus demonios, aquellos mismos que lo convertían en un monstruo sin rostro.
1 comentario:
Prometo leerla.tu fantástico comentario me ha abierto el apetito que tengo adormecido.
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