martes, diciembre 10, 2024

Guardia de literatura: reseña a «Gambito de dama», de Walter Tevis

Título original: The Queen's 
Gambit

ALFAGUARA, Barcelona
Traducción: Rafael Marín
Primera edición: 2021
ISBN: 978-84-204-6028-4
311 páginas


Extraña novela que no se puede dejar de lado, aun cuando la protagonista eche un poco para atrás

Acudí a la biblioteca pública con el ánimo de llevarme algo de Tevis, aunque lo que tenía en mente era ponerme a leer Sinsonte o El hombre que cayó a la Tierra, pero todos estaban pillados a excepción de este Gambito de dama. Me dije: “No es ciencia ficción, pero, ¿por qué no?”, y lo cargué hasta casa y, luego, a mi lugar de retiro espiritual como lector. 

La sensación que me ha dado terminar de leer esta novela, que resurgió momentáneamente de las cenizas gracias a la serie de Netflix, es un tanto confusa, aún cuando soy aficionado al ajedrez. Es como si estuviera convencido de que Tevis no contara una historia muy para allá pues se sabe que Beth Harmon ganará, incluso rodeada por torneos de ajedrez casi insondables y noches solitarias de alcohol y tranquilizantes, y alguna que otra relación sexual esporádica, pero que no puedes dejarla de lado. Vamos, no pasaba por mi cabecita la idea de abandonar la lectura por la simple razón de que Tevis me tenía atrapado.

Gambito de dama, para aquellos que no lo sepáis, relata la historia de Elizabeth (Beth) Harmon, una chica que quedó huérfana a muy corta edad y que fue ingresada en el orfanato Methuen, donde primero se hizo adicta a los tranquilizantes que administraban con suma alegría (por eso de tener controlados a la chavalería) y, segundo, aprendió los rudimentos del ajedrez gracias al taciturno bedel, el señor Shaibel. Entre montones de pastillas verdes para tomarlas a puñados, noches repasando mentalmente partidas de ajedrez, enfrentamientos con Jolene (la única chica que se describe y que termina siendo su mejor amiga), así como la extraña relación con los adultos del centro y los años que se tirará sin poder jugar al ajedrez con Shaibel como castigo, la vida de Beth va consumiéndose. (pincha aquí para seguir leyendo)


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