
- Barómetro: 768 (Variable)
- Termómetro: 13º
- Higrómetro: 83%
Navegando por el Mar de Papel Moneda, y otros mares... (Sailing at Sea of Banknotes, and others seas...)
Nosa Señora da Guía, alá vai, alá vai indo,
a barquiña que a leva parece que vai durmindo,
ailalá, ailá.
Mariñeiriño da nosa Ribeira, ergue e traballa no mar na noite en terra, BIS
vento mareiro, vai a barquiña voar, vai a barquiña voar,
que estou morrendo de amor mariñeiro. BIS
Nosa Señora da Guía ten a porta para a Illa,
para ver os mariñeiros como pescan a sardiña,
ailalá, ailá.
Mariñeiriño da nosa Ribeira ...
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Versión en castellano
Nuestra Señora de la Guía, allá va, allá va yendo,
la barquita que la lleva parece que va durmiendo,
ailalá, ailá.
Marinerito de nuestra Ribera, levántate y trabaja en el mar,
de noche en tierra, BIS
viento marinero, va a volar la barquita, va a volar la barquita,
que me estoy muriendo de amor marinero. BIS
Nuestra Señora de la Guía tiene la puerta hacia la Isla,
para ver a los marineros cómo pescan la sardina,
ailalá, ailá.
Marinerito de nuestra Ribera …
Título original: The Vast of Night. 2019. 91 min. EEUU. Dirección: Andrew Patterson. Guion: Andrew Patterson, Craig W. Sanger. Reparto: Sierra McCormick, Jake Horowitz, Bruce Davis, Gail Cronauer, Mollie Milligan. Música: Erick Alexander, Jared Bulmer
Con un presupuesto ínfimo, The Vast of Night confirma que la ciencia ficción aún puede sorprender sin efectos espectaculares
Empeñando sus propios ahorros y convenciendo apenas a un puñado de productores, el cineasta Andrew Patterson logró materializar una idea que le rondaba la cabeza desde hacía años y que nadie se atrevía a financiar. El resultado fue una producción de ciencia ficción y suspense rodada con un presupuesto ínfimo para los estándares actuales —apenas 700.000 dólares— que, con muy poco, consigue muchísimo.
La trama nos transporta a la década de 1950, a Cayuga, un pequeño pueblo de Nuevo México. Todo lo que ocurre transcurre en el mismo lapso temporal que dura la película. Es noche de partido de baloncesto en el instituto, y casi todos los habitantes se han congregado en el gimnasio, salvo unas pocas personas. Entre ellas conocemos a Everett Sloan, locutor local de radio, y a Fay Crocker, la jovencísima encargada de la centralita. (pincha aquí para seguir leyendo)
#HumorMarinero #ArmadaEspañola #VidaEnLaMar #AspirantesAOficial #EscuelaNavalMilitar #CadetesEnAcción #ChistesMarinos #ViñetasNáuticas #EspírituDeMar #HumorMilitar
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| Título original: Joe Country Traducción: Antonio Padilla Esteban Penguin Randon House Grupo Editorial, Barcelona Black Salamandra Primera edición: septiembre de 2024 ISBN: 978-84-19456-64-9 369 páginas |
Aunque las solapas rezumen elogios dirigidos a Mick Herron, esta sexta entrega de la saga de Jackson Lamb —o de la Casa de la Ciénaga— es, sin duda, la más aburrida y decepcionante de todas, dotada de una historia absurda que no tiene ni pies ni cabeza.
Todo parece girar en torno al funeral y entierro de David Cartwright, el abuelo de River. El Viejo Cabrón descansa por fin en paz, no sin amenazar con que sus fuegos fatuos sigan inquietando a más de uno. A la cita acude la hija pródiga, Isobel, y también aparece Frank Harness, lo que provoca otro numerito de nuestro “caballo lento” favorito.
Mientras tanto, Louisa Guy descubre que Lucas, el hijo mayor de Min Harper, ha desaparecido. La madre del chico recurre a ella en busca de ayuda, apelando a que Louisa es espía y fue compañera de Min, tanto en el trabajo como fuera de él.
Sabemos que los caballos lentos volverán a resolver una situación límite, salvando traseros ajenos, pero como siempre con más torpeza que profesionalidad.
Por descabellado que parezca, Frank Harness y Lucas Harper están relacionados: el chico, durante uno de sus trabajos temporales de estudiante, presenció algo que no debía ver y pretende sacar tajada con un chantaje a la persona equivocada. Se contrata a cuatro mercenarios para asesinarlo discretamente, todo por un secreto que, en realidad, no justificaría más de quince minutos en un tabloide amarillista (Herron, eso no se sostiene). Pero sirve de excusa al autor para cargarse a varios personajes que apenas habían sobrevivido entre una y dos novelas. (pincha aquí para seguir leyendo)
El USS Noa fue uno más en la larga lista de buques de la clase Gearing (98 unidades construidas entre 1944 y 1949). Su quilla se colocó en plena efervescencia de la Segunda Guerra Mundial, aunque no llegó a disparar ningún cañonazo durante ese conflicto. Sin embargo, sí participó en las guerras de Corea y Vietnam.
Designado como DD-841, el Noa fue botado el 30 de julio de 1945, apenas un mes antes de la firma de la rendición formal del Imperio del Japón (2 de septiembre de 1945). Pero la Guerra Fría le deparó una vida agitada, formando parte de escuadras en el Atlántico, Caribe, Mediterráneo, Oriente Medio, Índico y Pacífico. Lo más destacable de su carrera fue que el 20 de febrero de 1962 recogió en el Atlántico Norte (21°20′N, 68°40′W) a un recién “caído” del espacio: el piloto de combate John Herschel Glenn Jr. (US Marines), tras completar el primer vuelo orbital estadounidense a bordo de la cápsula Friendship 7, en el marco del programa Mercury.
Glenn completó tres órbitas durante 4 horas, 55 minutos y 23 segundos, dando un impulso decisivo al programa espacial de la NASA, pues fue la primera vez que Estados Unidos igualaba un hito de la URSS en la carrera espacial. Una vez amerizó, Glenn solo tuvo que esperar veinte minutos para que el Noa lo izara a bordo.
El Noa, junto a sus otros cuatro hermanos (DD-711 Eugene A. Greene, DD-882 Furse, DD-889 O’Hare y DD-879 Leary, que serían renombrados D-61 Churruca, D-62 Gravina, D-63 Méndez Núñez y D-64 Lángara, respectivamente), y otras unidades de distinto tipo, llegaron a nuestro país como parte del Convenio de Amistad y Cooperación entre España y Estados Unidos de 1970, ya con las reformas Fleet Rehabilitation And Modernization (FRAM) realizadas (parte de esa reforma es aún visible en la propia composición del palo de señales). Por ello, el Noa–Blas de Lezo era un buque puntero para la década de 1960, aunque fue quedando obsoleto con extrema rapidez ya durante los años setenta, sobre todo en materia de sensores, razón por la cual los clase Churruca recibieron el jocoso apelativo de “los Ciegos de la Once” (no veían nada y pertenecían a la 11ª Escuadrilla de Escolta).
Como clase Churruca, estos destructores contaban con las siguientes especificaciones:
El Blas de Lezo en concreto:
En el siguiente vídeo, que recoge el acto de entrega de sables en la EE Antonio de Escaño a los alumnos de primero (promoción LXXXVII), se puede ver el palo de señales: https://youtu.be/8V8Nq0peaiE?si=2VhAErycALNu8RoQ